El observatorio Lima Cómo Vamos lleva cinco años realizando seguimiento y evaluación a los cambios producidos en la calidad de vida de los habitantes de Lima Metropolitana. La información que generan a través de su conocida encuesta, basada en ámbitos como la movilidad, la vivienda, espacios públicos, servicios, entre otros, ha sido utilizada en seis de los planes de gobierno presentados durante los últimos comicios a la alcaldía metropolitana. En esta ocasión, conversamos con su coordinadora general, Mariana Alegre.
¿Cuál es el objetivo de la encuesta Lima Cómo Vamos? Lima Cómo Vamos no es una ONG, es un espacio privado promovido por sus cuatro socios fundadores que son RPP, Asociación Unacem, Transparencia y la Pontificia Universidad Católica Perú (PUCP). La encuesta que publicamos en enero de este año con motivo del aniversario de Lima fue la número cinco. Su periodicidad es anual y cuenta con una representatividad a nivel de Lima Metropolitana y también a nivel de zonas geográficas: Lima Sur y Lima Norte. Esta encuesta se acompaña de un informe de indicadores que en los dos últimos años se ha formado por capítulos, buscando recopilar y organizar la información pública de data urbana: estadística, indicadores y otros que nos permite hacer un seguimiento a lo que pasa en la ciudad desde cada tema. Tenemos como enfoque orientarnos fuertemente en la calidad de la vida urbana y en la concepción de ciudad. Por ello nos parece interesante que desde una revista de arquitectura y construcción dejemos de ver la obra, la casa de playa o la remodelación, y empecemos a concebir una visión más amplia de qué somos parte y somos parte de ciudad.
¿Cuál es esa concepción de ciudad? Una ciudad como Lima -que no solo es la capital que concentra la mayor cantidad de gente y economía del país- nos debe permitir comprender que hablar de ciudad es hablar de todo, no solo de la casa o el concreto o la política pública. Un ejemplo de que nos falta una concepción más amplia de la ciudad es cuando se anuncia un gran proyecto inmobiliario y la portada del diario siempre es “40,000 nuevas viviendas en Ancón” y no es solo viviendas, es un pedazo de ciudad que se va haciendo.
La coordinadora general de Lima Cómo Vamos señala que hace falta una política de vivienda social en el país. Asimismo, menciona que es creciente el rechazo de la población al uso de combis debido a su buena experiencia en el uso de medios como el Metro de Lima o Metropolitano. Por otro lado, resaltó la falta de planificación urbana en la ciudad. En imágenes uno de los proyectos de la estrategia “Ocupa tu Calle”, el parklet en Miraflores.
MOVILIDAD
Dentro de los resultados de la encuesta, se muestra que un gran porcentaje de usuarios viaja en combis, sin embargo, este es el medio más rechazado… La inclusión en la ciudad del Metro de Lima y el mismo Metropolitano; así como las expectativas de la reforma del transporte hacen que el viaje al que estábamos resignados se vea de una manera más crítica. A pesar de que lamentablemente tenemos mucha tolerancia a los accidentes de tránsito y a lo poco digna que es nuestra forma de movernos en la ciudad, un resultado cada vez más importante de las encuestas que vamos haciendo a lo largo de los años es una ciudadanía más crítica y más exigente, y esperamos ojalá también más constructiva y efectiva en lo urbano. Hace unos años la preocupación eran los derechos humanos, la estabilidad económica o la dictadura. Entonces las conversaciones, la agenda pública, la cobertura de medios y la especialización de la gente que trabaja se iba para ese rumbo. Ahora cada vez más y mejor, empezamos a pensar en la ciudad en lo que es, en que somos parte de ella, por lo tanto tenemos que exigir.
En el informe también se menciona el poco uso de bicicletas… El porcentaje es bajo pero similar al de Santiago o México D.F. Tenemos la expectativa que con sus características, Lima poco a poco vaya triplicando el porcentaje actual de gente que usa la bicicleta como medio de transporte. La encuesta nacional de hogares de 2013 nos dice que hay 30 por ciento de hogares con una bicicleta en casa. ¿Qué haríamos si ese 30 por ciento lo saca a la calle? Pero hay que proveer ciclovías. La ciclovía de Larco pasó de 20 usuarios por hora a 50 en la actualidad.
¿Hace falta un sistema de préstamo de bicicletas como en San Borja? En San Borja son pioneros en el tema de préstamos de bicicletas distrital, con un proyecto fantástico que es “San Borja en Bici” que ahora se han integrado con San Isidro y Surquillo. Pero la meta debe ser que nosotros como ciudadanos tengamos la posibilidad de acceder a un sistema de préstamo de bicicletas interdistrital y que empiece a crecer. Aunque también se da el hecho que ni las veredas ni las pistas están en buen estado. Esto guarda relación con malos diseños viales que deberían incluir a todos, peatones y bicicletas.
VIVIENDA
Existe un déficit cualitativo de vivienda en Lima… Este déficit también sucede en otras áreas como educación y salud, donde el problema tiene relación con lo cualitativo más que con la existencia de la infraestructura y servicio. En el caso de los colegios la gente no cree que falten colegios, sino mejores profesores. En el caso de la vivienda hay un poco de eso. Sienten que la ciudad se moderniza, se ve mejor y la mayoría la ve más bonita y más moderna con los nuevos edificios, pero también están de acuerdo en que su construcción no está correctamente fiscalizada y los alcaldes no están ejerciendo su autoridad como deben. Sienten una especie de descontrol y desgobierno que ya es un problema.
¿Cuál es la propuesta del observatorio para la ciudad? Desde Lima Cómo Vamos promovemos la ciudad compacta, densa y vertical que debería ser una solución en términos de la ocupación urbana. Sin embargo, la mala experiencia que tenemos de edificios casi descartables cual caja de zapatos, sin retiros ni provisiones en términos de espacios públicos de servicios, lo único que generan es un rechazo al crecimiento vertical. Cómo pedir crecimiento vertical a zonas que lo necesitan cuando la experiencia es básicamente casi destructiva de la malla urbana y que no generan ningún valor agregado que deberían y podrían, tanto desde lo estético, su integración con las calles y avenidas, así como su impacto en las tuberías y cañerías. Eso no es responsabilidad absoluta de los constructores sino de las autoridades, que no están dando los marcos legales ni las directrices apropiadas para que los negocios y el sector se acomode a esas reglas. De esta forma, seguirá generando rentabilidad pero de manera más articulada con lo que se espera de una ciudad.
En el mismo acápite de la pregunta anterior un gran porcentaje cree que los subsidios para vivienda que da el gobierno no están dirigidos a ellos… Eso lo ves cuando revisas cuántos bonos Techo Propio han entregado. Cuando las políticas buscan ampliar el bono Mivivienda para que no sea un segmento B ni C sino básicamente un A, y tu público objetivo es el profesional que estudió administración y derecho y se va a comprar una casa vía este sistema, nos estamos equivocando del público al cual atender. Hay que darle los bonos y beneficios a la gente que realmente lo necesita y eso se basa en la ausencia lamentable de una política de vivienda social en el país tanto a nivel de propiedad como a nivel de alquiler. Dónde va la gente que no tiene casa, construye donde puede; y la gente que sí quiere vivir en lo formal pues va nuevamente a crecimiento horizontal y no apuestan por torres. El esquema de condominios como residencial San Felipe, Santa Cruz u otro que existe en la avenida Universitaria no se repiten en estos nuevos proyectos cerrados y fríos.
¿Por qué existe en Lima mayor cantidad de gente que vive en casa propia que en alquiler? Esto quizás guarda relación con esta idea de sueño americano que tenemos donde uno debe ser propietario de una casa, un carro, un perro y una familia de niña y niño. Esto basado en el estereotipo. Pero también no puedes promover alquiler si el costo del pago termina siendo igual al de una hipoteca al margen de dónde estés ubicado en la ciudad. Si tuvieras una política de vivienda social como lo tiene Londres, que tiene contratos de alquiler o leasing extendido pero donde la propiedad sigue siendo de la ciudad, se lograría barrios realmente mixtos, no solamente en términos de servicios y actividades, sino en términos de gente. Conseguir que en un mismo espacio convivan gerente y operario, y escuelas públicas ubicadas en el mismo lugar donde sea democrático el acceso.
¿Qué ejemplos de política de vivienda social destaca? Existen políticas de vivienda social en Colombia, Chile, México, Uruguay y en Europa en general, con distintas modalidades. Se dan casos de vivienda social vinculada a casos de emergencia, violencia extrema y refugiados. Luego propiedad que se asigna a la necesidad de la familia o la persona, que son temporales y pueden ser vinculadas a si la persona posee o no un empleo. Luego un esquema mucho más abierto donde uno solo simplemente aplica a los programas de vivienda social y simplemente vive allí el tiempo que dure y va rotando tu contrato. En Finlandia, que es una cosa maravillosa en términos de políticas urbanas, uno se inscribe, se organiza, te asignan una vivienda o puedes escoger entre dos o tres opciones, y uno vive ahí sin pagar alquiler porque es justamente social. Pero los impuestos que se pagan son altos, entonces está devolviendo al Estado de esa manera. Entonces ahí también hay que pensar en una reforma no solo del sector vivienda sino social.
ESPACIO PÚBLICO
El observatorio está promoviendo una estrategia llamada “Ocupa tu calle”, ¿en qué consiste? Hemos apostado mucho por la calle, no solo en términos de su carácter absolutamente abierto y democrático de la ciudad. A partir de ahí hemos trabajado un enfoque importante de acción directa, real y puntual. Es una estrategia que es multiplicadora, genera conocimientos y se usa con materiales básicos donde los vecinos y la familia pueden hacer una intervención en la calle -validada y permitida por el municipio-, que los beneficie como comunidad. Son espacios temporales que permiten poner a prueba distintos elementos.
¿Cuál es la primera intervención? El ejemplo que tuvimos es el de Vivanda. Es un espacio privado pero que estaba básicamente vacío. La intervención fue un parklet y ha sido muy exitosa. Básicamente, de acuerdo a datos proyectados, se ha usado 20 mil veces, considerando que es el único espacio público entre Parque Kennedy y Larcomar más allá de las veredas. Es un sitio para sentarse y conversar. Entonces hay que mirar la ciudad en pequeña escala, en esos espacios residuales, remanentes, que están y pueden ser utilizados.
PLANIFICACIÓN URBANA
¿Qué nos puede mencionar sobre el tema de gestión de riesgos? Creo que tenemos que migrar un poco el tema para empezar a pensar que la gestión de riesgos está muy enfocada en todo lo que es desastres y fenómenos naturales, producidos por el cambio climático, pero también debería ampliarse para pensar en las vulnerabilidades urbanas, las vulnerabilidades que tiene la ciudad por sí misma y producto de lo que está sucediendo, e incluirlo al crecimiento real de la ciudad. La inclusión de un tren, redes de gas, un centro comercial o un complejo de viviendas, implica condiciones que deberíamos tener claras. Por ende, debemos empezar a pensar, abrir un enfoque de gestión de riesgo no solo al terremoto sino al resto de características urbanas que también traen consigo sus propios riesgos.
En la gestión de riesgos es clave el tema de ordenamiento territorial… Eso lo está trabajando fuertemente la Dirección General de Ordenamiento Territorial del Ministerio del Ambiente, pero es algo que tendría que estar a lo largo y ancho de la estructura del planeamiento urbano. Justamente este es un elemento importante que va de la mano con planificación urbana que no tenemos. Es fundamental porque se da en nuestras ciudades y debe ser respetado, no podemos seguir simplemente reaccionando a lo que viene y no planificando a futuro. Esto pasa también por notar cuántos planificadores urbanos existen en el país. Son muy pocos y la mayoría ha estudiado fuera. El último plan de la ciudad no se aprobó y quedó en el aire, entonces qué ciudad queremos.
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