La Aula Multifuncional en Mazaronkiari, Junín, es un ejemplo de resolución de dificultades a través de la arquitectura. La comunidad requería un comedor pero también sus aulas les quedaban pequeñas. Por lo tanto, se desarrolló un espacio versátil que resuelve estas dificultades y a la vez lo transforma en una suerte de espacio público.
La comunidad nativa nomatchiguenga de Mazaronkiari está localizada en el distrito de Pangoa, provincia de Satipo, departamento de Junín. En esta zona, en el año 2012, la empresa cafetalera Procesadora del Sur (Prodelsur) financió la construcción de un salón de clases que atendió en un comienzo a 20 alumnos del nivel inicial.
En el año 2013, un equipo de trabajo visitó nuevamente el lugar y, en coordinación con el jefe de la comunidad y los docentes, se identificó un proyecto potencial de crear un comedor escolar para la educación inicial que, en ese entonces, ya contaba con 30 alumnos. Tras el estudio de diagnóstico, se desarrolló la propuesta y se presentó a la cooperación internacional.
Mientras se gestionaba el financiamiento externo, el Ministerio de Educación había construido dos aulas más en el área dado que la población había crecido hasta alcanzar los 100 niños. Por ello, cuando en el 2014 el equipo regresó a la zona, se topó con esta realidad.
“La comunidad necesitaba un comedor y a la vez también le quedaban estrechas las aulas. Sin embargo, el financiamiento otorgado era pequeño porque fue considerado para 30 alumnos. Entonces pensamos en cómo cumplir con los donantes y la comunidad para este proyecto”, detalla la arquitecta Marta Maccaglia, directora de la Asociación Semillas para el Desarrollo Sostenible (Semillas), organización sin fines de lucro que colaboró en la gestión y ejecución de esta iniciativa.
Dada esta situación, la arquitecta comenta que conversaron con la comunidad para gestionar la posibilidad que donen madera para la infraestructura así como mano de obra para este trabajo. “La comunidad fue muy colaborativa y empezamos a trabajar el proyecto con madera donada, logrando así amortiguar los costos”, informa.
La estructura del edificio es de madera y posee paredes laterales formadas por una alternancia de paneles apersianados y paneles móviles de múltiples colores. Los paneles móviles, con un movimiento de 90º, se convierten en mesas.
PROPUESTA
El espacio dispone de una sala multifuncional con una cocina construida con ladrillos artesanales en el lado norte, sobre un piso de cemento.
La estructura del edificio es de madera. Uno de los objetivos de su uso en la construcción del aula multifuncional radica en darle otro valor porque en la actualidad muchos habitantes de las comunidades nativas prefieren emplear el concreto o ladrillo en desmedro de este elemento natural.
Las paredes laterales están formadas por una alternancia de paneles apersianados y paneles móviles de múltiples colores. Estos últimos, con un movimiento de 90º, se convierten en mesas, permitiendo crear diversos entornos de trabajo en un mismo espacio en tiempos diferentes. De esta forma, se consigue el comedor y también una sala multifuncional que puede convertirse en un aula extra, auditorio o lugar de encuentro comunitario.
Los extremos norte y sur están formados por paneles apersianados corredizos que sirven de acceso. Este sistema permite una iluminación natural e indirecta de la estancia, así como la circulación y renovación continua del aire.
La cubierta es de calamina y se apoya en vigas de madera. Gracias a los amplios aleros con los que cuenta, protege la estructura en madera de la lluvia.
Una característica importante es la visibilidad al interior del proyecto gracias a que los paneles móviles se convierten en mesas y crean así una apertura desde la cual se asoman niños y adultos, siendo partícipes del interior. “Este espacio se transforma en un lugar de eventos como si la plaza estuviera dentro. Entonces, se genera un efecto invertido. Usualmente dentro de una casa uno mira al exterior por una ventana pero aquí asomas al interior desde afuera”, precisa.
FICHA TÉCNICA
Ubicación: Comunidad nativa de Mazaronkiari, distrito de Pangoa, provincia Satipo, región Junín. Año: 2014. Arquitectura: Marta Maccaglia, Paulo Afonso. Colaboradores: Carlos Ramos. Obra patrocinada por: Costa Foundation. Gestión y Cooperación: Procesadora del Sur S.A., Asociación VSP Generaciones, Asociación Semillas para el desarrollo sostenible. Colaboración: Asociación de padres de familia de Mazaronakiari, Pobladores en general. Área construida: 124 m2. Constructor: Ángel Javier García Paucar. Carpintería: Elías Martínez Ramos. Fotografía: Marta Maccaglia, Paulo Afonso, Piers Blake.
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