Recientemente, la consultora Total Market Solutions (TMS) presentó el Índice de Autoconstrucción Nacional (ITMSAC), una herramienta que busca determinar el impacto del gasto de las familias peruanas en materiales de construcción. Como resultado, se observa un crecimiento notable del mercado de autoconstrucción en el 2012 y 2014, y una ralentización a fines del 2014. El gerente de División de la empresa, Gastón Laurie, nos brindó mayores detalles sobre este rubro, que concentra el 60% de gastos en el sector Construcción.
¿Cuál es la importancia de contar con un indicador sobre la autoconstrucción a nivel nacional y qué tanto influye en el sector construcción en general? Cuando desarrollamos el Índice de Autoconstrucción Nacional (ITMSAC) la idea era medir si los recursos de las familias para construir sus viviendas estaban aumentando, disminuyendo o manteniéndose, y en función de eso verificar si los ingresos familiares han registrado variaciones en los últimos años. El índice es muy importante porque nos da una idea de la influencia que ha tenido el enfriamiento de la economía nacional. Es diferente al índice del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) sobre construcción, ya que este incluye las grandes obras de infraestructura que están siendo promovidas por el Gobierno. Pero la dinámica en las familias es otra, y el mayor gasto en materiales de construcción en el país lo hacen, precisamente, las familias. El INEI considera los datos de los fabricantes de construcción, así como el avance de obras públicas o privadas, y en algunos casos las importaciones. Indirectamente está incluido el gasto familiar. Entre estos indicadores se obtiene un promedio con dos universos que funcionan diferente. El universo Gobierno-empresas privadas concentra el 40 por ciento de los gastos del sector, mientras que las familias el 60 por ciento. Dicho promedio arroja un decrecimiento económico de 8 por ciento en lo que va del año.
¿Qué tanto influye el contexto mundial en estos resultados? Como es de conocimiento público, más aún luego de realizarse la junta de gobernadores del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), queda claro que la economía mundial se ha enfriado, y eso ha repercutido en los productos de exportación en el Perú, afectando así las expectativas de crecimiento y empleo.
De alguna manera ese enfriamiento nos tenía que tocar. Pero eso no significa que estemos en recesión. Existe un proceso de crecimiento vegetativo, que se da cuando la economía crece a la par con la población. No obstante, esto no ha afectado los gastos de las familias en construcción. Si bien no está creciendo por encima de la economía en general como en años anteriores, se mantiene en dos por ciento.
Siendo ese el caso, ¿Qué factores influyen en la adquisición de materiales por parte de las familias? El primer factor es el ingreso familiar. Si yo pierdo mi empleo no tendré fuente de ingresos y voy a tener que dedicarme exclusivamente a consumir productos de necesidad inmediata como alimentación, vestimenta y movilidad. Puedo postergar la construcción de una habitación o baño adicional o un segundo piso porque dejan de ser una prioridad.
No obstante, ese crecimiento de dos por ciento en la autoconstrucción demuestra que las familias todavía tienen capacidad de gasto y no han visto disminuidos sus ingresos. Básicamente están ganando lo mismo y por eso mantienen sus inversiones. Además, en el Perú las viviendas suelen ser multifamiliares. Cuando pasan los años y los hijos se casan construyen un segundo piso, luego el tercero, en lapsos de hasta 30 años.
¿Se ha determinado en qué zonas existe un mayor índice de autoconstrucción? Es interesante porque se da a nivel general. Nuestro índice es de alcance nacional y tenemos información por ciudades. Y en todas el comportamiento es similar, tanto en Lima como en el interior del país se mantiene una tasa de crecimiento aproximada de dos por ciento.
El estudio revela que años atrás la autoconstrucción crecía por encima de la economía nacional pero recientemente las cifras se han equilibrado. El ITMSAC comprende un periodo de tres años, entre el 2012 y 2015. En total, hemos visto una tasa de crecimiento acumulada de 24 por ciento, lo cual implica poco más de siete por ciento en promedio anual. Pero en el último año el incremento fue de dos por ciento, un porcentaje que está a la par con el crecimiento del PBI y los ingresos de las familias peruanas. Ese es el reflejo.
¿A qué se debe este cambio, de crecer por encima de la economía nacional y luego a la par? Yo creo que hay dos factores. El primero es que los ingresos familiares han dejado de crecer a tasas de años anteriores como 5 o 6 por ciento anual. Lo común era que ese excedente se invierta en autoconstrucción, pero esto se ha visto frenado porque el salario promedio no está creciendo. El otro factor es la coyuntura política y creo que tiene que ver con la campaña electoral. El ruido político, así como afecta al empresariado en el sentido que aletargan sus inversiones hasta que pasen las elecciones, también se da en el entorno familiar. La lógica es, para qué hacer una inversión ahora si puedo esperar unos cuantos meses y tener una visión más clara de lo que se viene. Las familias son como las empresas. No olvidemos que la vivienda es una inversión que puede ser a largo plazo, y uno no va a invertir si el panorama no es favorable. Es necesario que existan expectativas de estabilidad para poder invertir a tasas mayores.
¿Influyen los precios de los materiales en el índice de autoconstrucción? Hemos verificado también el tema de los precios y, en el último año, han estado por debajo del índice de precios del consumidor y también por debajo del crecimiento de los ingresos familiares. Por lo tanto, se deduce que no hay efecto precio. Ha pasado que en otras categorías de consumo los precios han subido significativamente por encima del promedio salarial, y en estos casos sí se han visto reducidos los volúmenes de ventas.
La autoconstrucción ha registrado, según el ITMSAC, un crecimiento de 2% este año, un porcentaje inferior al de años anteriores a raíz del “enfriamiento” de la economía nacional y la coyuntura política. No obstante, se prevé un repunte para el próximo año, indica Gastón Laurie.
OTROS PAÍSES
¿Cómo es esta realidad en comparación con la de otros países? En el caso de los países en un nivel de desarrollo como el Perú la realidad es similar, ya que tienen tasas importantes de autoconstrucción. Hace 20 años este segmento abarcaba el 80 por ciento de la construcción y ahora es el 60 por ciento. En países como Chile se encuentra en 20 por ciento. Eso demuestra que a medida que los países van pasando del desarrollo medio a medio alto o alto, hay más participación de las constructoras y por consiguiente más formalidad. Es muy probable que en los siguientes diez años el índice de autoconstrucción baje hasta 40 por ciento. Irá perdiendo importancia a medida que las personas contraten empresas desarrolladoras o adquieran viviendas multifamiliares, edificios, entre otros. Esa es la tendencia a futuro.
El estudio de TMS ha considerado materiales como acero y cemento. ¿Existe algún índice sobre las casas construidas con otros insumos, como madera o adobe? Hoy en día más del 90 por ciento de viviendas autoconstruidas en el país son de material noble como ladrillo, cemento y fierro. Desastres como el terremoto en Ica o los que han ocurrido en Chile hacen que la gente cambie su actitud completamente y se adapte a nuevas tendencias. El adobe se utiliza muy poco y principalmente en zonas rurales. Y la madera es más requerida en oriente, donde son menos propensos a terremotos. Vale la pena mencionar que más del 60 por ciento de la inversión de las familias en materiales de construcción comprende fierro y cemento, por ello, nosotros lo tomamos como una muestra representativa del gasto familiar en este rubro.
¿Cree que la autoconstrucción se ha ido encaminando hacia la formalidad en los últimos años? Definitivamente. La autoconstrucción en la actualidad es muy diferente a la que era hace 20 o 30 años. Hoy el autoconstructor se apoya en técnicos de construcción, maestros de obra e ingenieros. Tienen mucho más conocimiento e inclusive edifican con resistencias superiores a las técnicas. Esto sucede porque las personas son conscientes de los posibles daños a los que se exponen con una mala construcción y no están dispuestos a arriesgarse. Hay una mayor especialización. Entiendo que muchas municipalidades están apoyando para obtener mejores mezclas de concreto, más acordes a las normas técnicas peruanas de construcción y, por consiguiente, más formalizadas. Además, el crecimiento económico ha hecho que muchas personas trabajen en el sector construcción, y al obtener conocimientos pueden incluso ayudar a sus vecinos. Ellos traen conocimiento técnico y lo van pasando a las familias. Actualmente, no contamos con un dato real acerca del stock de viviendas bien o mal construidas, pero sin duda es un índice más positivo que en años anteriores.
¿Cuáles son las previsiones a futuro de este sector? Creemos que se registrará un crecimiento mayor al de este año. Como mencioné, una vez que se normalice el ámbito político se van a retomar las inversiones y las familias van a construir en mayor volumen. Y por otro lado, en la medida que la economía mundial se recupere también van a incrementar los ingresos familiares. La expectativa es que desde mediados del 2016 se logre continuar con la tasa de crecimiento experimentada en años anteriores.
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