En la década pasada, la ciudad de Nueva York logró reducir las muertes por accidentes de tránsito en 30%, el nivel más bajo desde los primeros registros tomados en 1910. Esto convierte las calles de esta ciudad cosmopolita en las más seguras de cualquier ciudad de Estados Unidos. Para continuar con esta tendencia, en noviembre de 2013 el Departamento de Tránsito de la ciudad de Nueva York elaboró una guía para lograr calles más seguras y eficientes, cuyo objetivo es reducir las fatalidades provocadas en accidentes en la mitad para el 2030.
Según detalle del manual, hacer calles seguras requiere más que ingeniería, educación y aplicación. Esto también requiere de trabajar cercanamente con comunidades locales para que, de forma colaborativa, se planifiquen cambios en cómo las calles sean diseñadas y operadas. Igualmente, se necesita de un aprendizaje de los logros en la identificación e implementación de las más efectivas aproximaciones al diseño de una calle. Por ello, en su documento muestra cinco ejemplos.
1. Hacer las calles fáciles de usar: La idea es reducir la complejidad de una intersección a los ojos de todos los usuarios. Una calle de la ciudad más segura intercambiará cruces peatonales largos e indirectos por pequeños cruces e islas peatonales. Eliminando los tramos de bajo volumen del ciclo del tráfico, se reducirán los tiempos de espera para todos y eliminará los complicados y peligrosos giros. Denominaciones de carril más claros -para giros a la izquierda y tránsito parecido- hace más predecible la intersección completa
2. Crear seguridad en los números: De manera contraria a lo que se intuye, crear el efecto de seguridad en los números sugiere que más peatones y ciclistas hacen calles menos peligrosas. Las ciclovías son la manera más obvia para llevar a los ciclistas a una intersección, mientras las islas, cruces peatonales a media pista y rutas peatonales directas pueden hacer lo mismo para los caminantes. Dando una señal de prioridad a los peatones se consigue pelotones de gente en las calles antes que los autos tengan la oportunidad de voltear.
3. Hacer visible lo invisible. Líneas de visión claras pueden mejorar la seguridad de una calle de manera significativa. Banquetas alineadas con los coches estacionados pueden hacer difícil a un vehículo notar que está en otra parte de la calle. Este problema puede ser abordado removiendo algunos de los espacios de parqueos cercanos a las esquinas. Un proceso llamado “daylighting”, iluminación de día, se incrementa considerablemente (siempre que la aplicación de parqueo sea estricta). Las extensiones de las banquetas que pueden llevar más peatones dentro de la calle tiene un efecto similar.
4. Calidad sobre cantidad: Los ingenieros de vías gustan de darle a los autos tanto espacio como sea posible, pero remover carriles para reducir la complejidad de una intersección puede actualmente mejor el flujo de tráfico. Una mezcla de carriles no diseñados con señales conflictivas tiene el potencial para llegar a ser mucho más congestionado que una intersección revoltijo de carriles de la ONU, indicado con las señales de la competencia tiene el potencial de ser mucho más congestionado que una intersección que prohíbe giros complejos y crea esquinas en ángulo recto. Plazas peatonales que toman el lugar de los antiguos carriles pueden mejorar la visibilidad y el efecto de seguridad en los números.
5. Mirar más allá del problema. Ampliar el área de análisis de tráfico puede desbloquear soluciones a través de una brecha más amplia del sistema de calles. Redirigir el tráfico a otra parte de la red local, por ejemplo, puede ayudar a descongestionar las intersecciones concurridas sin eliminar rutas importantes. A veces el mejor diseño de la calle es realmente el diseño de un corredor.
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