A poco más de cuatro meses para que se acabe el actual gobierno, las imperfecciones han aparecido con más fuerza que nunca. En plena campaña electoral, los candidatos a la presidencia de la República se han encargado de listar una serie de proyectos que no se han logrado hacer en estos cinco años, a pesar que estaban encaminados; y también se han encargado de destacar lo que hace falta.
Es cierto que el tema social, que tanto resalta el presidente Ollanta Humala es necesario, pero también es importante lo otro. Ya que, sino se entiende que acortando la brecha de infraestructura se mejora la calidad de vida de millones de personas, entonces, estamos mal. Y no es que hayamos tenido una mala situación económica, como para no hacer más, sino que no hay una administración que termine de destrabar lo necesario para seguir avanzando.
Los aspirantes al sillón presidencial siguen con sus propuestas, entre ellas, la desburocratización del Estado, en todas sus instancias. Lo que falta recalcar ahí, es que esa desburocratización tiene que ir acompañada de un plan donde se incluyan los técnicos y profesionales de alta calidad para que ocupen los puestos claves de los gobiernos y empiecen los cambios hacia la automatización de las gestiones.
También insisten en la generación de planes urbanos para poder avanzar hacia un desarrollo urbanístico que incluya vivienda, comercio, industria y otros. Algo que, por cierto, en este gobierno ha quedado relegado porque, por ejemplo, mayores noticias sobre los logros del programa de Generación de Suelo Urbano, no conocemos. Nadie ha sabido, en estos últimos cinco años, cuál es el resultado de este proyecto.
Recordemos que la licitación de grandes bolsones de terrenos dónde se pueda hacer vivienda en forma masiva se frenaron. Lo último que recordamos fue la entrega de la buena pro del cuartel San Martín, que por cierto, no tiene tampoco mayores avances. Sin la construcción de vivienda masiva, no existirá vivienda social-económica. El sector privado no invertirá más de lo que ya hace, menos en viviendas tipo Techo Propio porque solo la compra del terreno es una partida cara que no justificaría para ellos un precio barato. Es ahí donde no hemos visto nueva fórmula por parte del actual gobierno y es eso lo que los aspirantes a la presidencia deben resolver y comunicar para conocer hacia dónde irá su política habitacional en los próximos años.
Lo mismo queremos escuchar en infraestructura. Se dice que ya pasamos los US$ 100 mil millones el déficit de obras en todos los campos. Por ejemplo, ¿cómo se pretende interrelacionar o comercializar la producción de miles de pequeños empresarios a lo largo de todo el país? ¿dónde se pretende alojar a los miles de turistas que llegan al Perú? ¿Cuál es la nueva política energética que incluye energías ecosostenibles? ¿Alternativas de más agua potable y saneamiento?
Además cómo se enlazará todo y hacia dónde crecerán las ciudades. ¿Se impulsará el crecimiento vertical? ¿Acaso es necesario seguir creciendo en horizontal? ¿Y el sistema de transporte? ¿Los servicios públicos? ¿Los espacios públicos?
En el tema de vivienda, el gobierno ha lanzado herramientas como el leasing inmobiliario que apuntan a incentivar la demanda efectiva. Pero no debemos olvidar que la demanda no solo se activa por un instrumento financiero atractivo, sino por la oferta que pueda calzar con esa demanda. La oferta ha caído y es ahí dónde también hay mucho por hacer.
En cuanto al trabajo en infraestructura ya se habla de mecanismos como asociaciones público-privadas, Obras por Impuestos y otros, donde la participación conjunta del Estado y el privado pueden funcionar bien, si se tiene claro lo que hay que hacer. Por ello, es imperante que los estudios de ingeniería previos a las licitaciones, que es lo que dan una visión de la inversión real, sean los correctos. Ya no se puede permitir adicionales, tras adicionales (más dinero que lo pactado) por estudios mal hechos.
Planificación urbana, prioridades y necesidades, estudios de ingeniería correctos, mecanismos de intervención, la voluntad de hacer y una política óptima nos deberían mostrar hacia dónde debemos caminar.
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