Sobre un muelle de 340 m de largo, en el municipio portugués de Marosinhos (Porto), fue inaugurado hace algunos meses el nuevo Terminal de Cruceros de Leixões, un proyecto a cargo del arquitecto local Luís Pedro Silva cuya planificación demoró cerca de 10 años. El edificio se caracteriza por sus láminas curvas ambivalentes y con su implementación busca aumentar la eficiencia portuaria del lugar, integrar esa zona con el resto de la ciudad y dinamizar el flujo comercial de la región.
El terminal está situado en el embarcadero sur de Marosinhos y su gestión está a cargo de la Administración de Puertos de Douro y Leixões. El edificio principal contiene una serie de elementos programáticos que incluye instalaciones para la Marina, el Parque de Ciencia y Tecnología del Mar de la Universidad de Porto, un restaurante, salas de eventos y conferencias, además del área para el amarre de barcos.
Su construcción persigue dos objetivos primordiales: Mejorar la eficiencia comercial y lograr una integración urbana entre los elementos circundantes, como los nuevos edificios de la zona y los espacios exteriores con vocación pública, con los trabajos propios del terminal como el atraque de barcos.
La obra se divide en varias etapas. En primer término está el nuevo muelle, seguido por el edificio principal. La tercera etapa es una piscina reflectante en el muro del edificio principal, la cuarta es una calle que conecta con la ciudad y la quinta incluye un asentamiento marino, el tratamiento de los frentes y la configuración de un pequeño edificio de apoyo.
La idea del proyecto nació en el año 2004, cuando se propuso dotar al puerto de Leixões con las mejores condiciones posibles para recibir grandes cruceros de hasta 300 m, además de generar condiciones de sociabilidad con la comunidad, considerando el vínculo de dependencia de la población con la actividad pesquera.
El terminal está localizado al extremo del muelle sur, en un sector en forma curva que da al Océano Atlántico, ubicado a 750 m de la ciudad de Matosinhos y 10 km a través del mar o carretera de Porto Ribeira, el punto turístico más solicitado de la comunidad.
En el Terminal de Cruceros de Leixões, se evidencian sus láminas curvas ambivalentes, las cuales orientan al visitante hacia distintos espacios. Su volumetría ondulante resulta llamativa a lo lejos, pues se mezcla con la arena costera y pareciera formar parte del ambiente natural.
LA PROPUESTA
La propuesta dependió en gran medida del edificio principal, que constituye un nodo entre las tres direcciones principales: el nuevo muelle de cruceros, el asentamiento marítimo y la nueva calle que conecta con la ciudad. Envía y recibe despachadores y direcciones a estos tres “motivadores”, ya que incluye salas de salidas y llegadas.
La arquitectura del lugar se constituye por una serie de láminas curvadas, que se prolongan y forman tres tentáculos exteriores y un cuarto que da hacia el interior, en una rampa helicoidal que conecta las funciones del puerto dentro de un espacio de cuatro alturas. Mientras tanto, los “brazos” externos orientan a los visitantes hacia diferentes destinos como la orilla del mar, la salida de cruceros y una pasarela elevada que conduce a la playa o a la ciudad.
El diseño del edificio hace que este sea ambivalente, ya que orienta sus espacios internos principales hacia el asentamiento marino y el muelle de cruceros, al noroeste, y direcciona su espacio de cubierta y soporte hacia el lado contrario, al sureste, que enmarca en simultáneo el mar, el Porto City Park y la playa Matosinhos.
El edificio no es muy grande, ello se puede apreciar si se comparan sus dimensiones con el tamaño de los barcos de crucero que puede albergar. Desde el lado de la playa, el visitante puede darse cuenta de que está ubicado claramente en el interior del puerto Leixões. En esa posición frente al embarcadero, no se revela ninguna abertura y se aprecia una fachada ciega y misteriosa.
La cubierta es inclinada y le otorga personalidad al proyecto. Desde lejos, el edificio llama la atención por su volumetría ondulante, que parece mezclarse con la arena costera y formar parte del ambiente natural. Su personalidad se acentúa gracias a los matices de fantasía que se producen por la relación de la luz con la atmósfera.
En el interior se establecen las relaciones entre las diversas funciones del puerto. El sótano se instaló bajo el nivel del mar, con variables aleatorias de alrededor de 4 m entre la marea alta y la marea baja. En este nivel se ubica el auto-parque, un área de apoyo a los marineros, un vivero para la investigación de organismos marítimos, así como las principales áreas técnicas.
El “nivel 0” incluye la recepción y servicios personalizados, y conecta con la estación de pasajeros. El tercer nivel cuenta con una superficie de cristal orientada al puerto de la bahía y se utiliza para eventos universitarios.
NIVELES
El nivel 0 es, en gran parte, una zona exterior conectada al muelle de los vehículos de ruedas, como los de servicio y los autobuses; a la logística del equipaje, y a la salida y llegada de pasajeros y visitantes en general. En el interior se encuentra la recepción, servicios personalizados y un atrio de cuatro alturas.
El nivel 1 está enteramente dedicado a la estación de pasajeros y sus instalaciones. Los niveles 2 y 2a, con entrepisos y espacios de doble altura, son parcialmente accesibles para el público en general, y están destinados esencialmente a los laboratorios de ciencias y de ingeniería de mar y las oficinas de investigadores. Estos niveles conectan directamente con el interior del edificio y su núcleo.
En el tercer nivel se encuentra la habitación más grande, con una superficie de cristal orientada hacia el puerto de la bahía, y está destinado a eventos de la universidad, por lo que es un área pública dentro del edificio. En el lugar también hay un pequeño restaurante desarrollado en dos niveles y algunas áreas administrativas.
MATERIALES TRADICIONALES
La gran distancia entre la estructura y la claraboya central libera espacio para la espontaneidad geométrica en el interior. El revestimiento con baldosas de cerámica, pensado para el entorno marítimo y procedente de la tradición secular de la ciudad de Porto, es otra garantía de personalidad del edificio, confiriéndole capacidad para implicarse en variaciones cromáticas ligeras. La baldosa cerámica de las superficies curvadas establece diálogos con el sol y el agua. El tono perla busca contrastar con el granito amarillo del malecón del puerto.
El granito es otro material abundante en la región norte de Portugal. En este caso, se utilizó en pavimentos interiores y exteriores, en los pasos y en el revestimiento de las paredes de los volúmenes de servicio en el nivel 0. El hormigón blanco, por su parte, se aplicó en la mayoría de las áreas exteriores accesibles del edificio, con elementos prefabricados.
Un techo de cobre suspendido hace hincapié en la progresión desde el exterior hacia el interior, despegando los niveles superiores de esta zona de relación. Al lado de la textura de las baldosas azulejas, se aprecia una danza rítmica de los rieles de metal, que se destaca por su progresión ondulada.
El equipo del arquitecto Luís Pedro Silva sostiene que su trabajo es el resultado de varios años de trabajo, en los que se buscó generar una arquitectura de integración multidisciplinaria, que combine al detalle las concepciones estratégicas y constructivas.
FICHA TÉCNICA
Localización: Muelle sur del Puerto Leixões, Matosinhos, Oporto, Portugal Año: 2012-2015 Cliente: APDL Port de Douro, Leixões and Viana do Castelo Área de construcción: 17,500 m2 Arquitectura y coordinación: Luís Pedro Silva, Arquitecto. Ldta. Fotografías: Fernando Guerra / FG + SG. Artículo elaborado en colaboración con Luís Pedro Silva.
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