Mediante la combinación de la arquitectura y la medicina, un grupo de especialistas realizó una serie de intervenciones en viviendas rurales del centro poblado Nuevo Kaqui, localizado en el distrito de Yautan, provincia de Casma, departamento de Áncash; destinadas a disminuir el riesgo de contraer peligrosas enfermedades transmitidas por vectores. Los trabajos se realizan con materiales locales y cuentan con la participación activa de la comunidad.
Kuska Rumi-Wasi es un proyecto que forma parte del programa de investigación multidisciplinaria en salud global “Kuskaya”, promovido por la Facultad de Salud Pública de la Universidad Peruana Cayetano Heredia y la Universidad de Washington (Estados Unidos), y busca contribuir a prevenir enfermedades a través de la combinación de la arquitectura y la medicina.
La investigación está a cargo de la arquitecta Camila Gálvez Petzoldt, graduada de la Universidad de Lima y jefa de prácticas en esa casa de estudios; y Renzo Calderón Anyosa, médico e investigador de la Cayetano Heredia, quienes cuentan con la asesoría de César P. Cárcamo, doctor en Epidemiología de esa misma universidad.
ZONA ENDÉMICA
Camila Gálvez comenta que uno de los problemas más graves en Nuevo Kaqui es la propagación de enfermedades consideradas “clásicas” en el país como la bartonellosis, conocida como la “verruga peruana” o “enfermedad de Carrión”; y la leishmaniasis o “uta”. Ambas son infecciosas y son transmitidas por vectores, como zancudos y mosquitos.
Según indica, el Perú es uno de los lugares con más registros de estos casos a nivel mundial, principalmente en zonas rurales. Este tipo de enfermedades afecta en gran medida a los niños, les produce manchas en la piel y genera deserción escolar. En el caso de la comunidad ancashina, advierte que no hay acceso a servicios de salud públicos, por lo que existe un peligro latente de que se presenten complicaciones cardiacas, con el consiguiente riesgo de muerte.
“Hemos hecho encuestas y casi todas las personas consultadas afirman haber padecido en algún momento de su vida estas enfermedades”, detalla y explica que muchos de los pobladores no relacionan la afección con la picadura de mosquitos.
Por otro lado, estudios recientes han concluido en que los habitantes de viviendas rurales son más propensos a padecer este tipo de enfermedades, ya que estas estructuras facilitan la entrada y permanencia de los vectores en su interior, debido a que cuentan, en muchos casos, con ventanas sin cerramientos, puertas descuadradas, espacio entre techo y paredes, humedad, grietas, ausencia de tarrajeo y material del piso.
La promotora de Kuska Rumi-Wasi explica que hasta la fecha estas infecciones se combaten a base de insecticida. Representantes del Ministerio de Salud cada cierto tiempo acuden a fumigar las casas. Sin embargo, considera que es imposible hacer lo mismo en todas las casas rurales del país porque no existe abasto económico ni de personal, no es una alternativa sostenible y hace que la comunidad dependa del Estado permanentemente.
La comunidad de Nuevo Kaqui se encuentra a dos horas de Casma (Áncash), y es una de las más afectadas por enfermedades como la bartonellosis y la leishmaniasis. Ello motivó una intervención que busca aislar las viviendas de los vectores causantes de esas afecciones, mejorando su estructura mediante el uso de materiales locales.
LA INTERVENCIÓN
Como primer paso, se realizó un planteamiento arquitectónico de todas las viviendas de la comunidad y se ensayaron algunos esquemas de intervención, que destaca por un diseño que involucra la participación de los mismos pobladores y personal de apoyo, cuidando de no alterar sus costumbres ni sus modos de vida, para lo cual se vienen realizando talleres participativos.
Se consideró, además, el uso exclusivo de materiales locales, a fin de que los habitantes de la comunidad puedan replicar las intervenciones con los elementos que encuentren a su alrededor, ya que su poder adquisitivo es bajo.
“La idea es modificar las viviendas para que los zancudos no ingresen, a través del tarrajeo especial de las paredes, que son de adobe y tienen muchas grietas, y es ahí precisamente donde se incuban la mayoría de vectores. Lo mismo ocurre en las uniones de techos con los muros, las cuales hay que cambiar”, explica la arquitecta.
Las labores incluyen uniformizar los marcos de las puertas para que éstas puedan encajar sin dejar aberturas, modificar el tarrajeo por dentro y por fuera e instalar nuevos marcos y mosquiteros en las ventanas prescindiendo del uso del plástico, un material no recomendable por ser cálido para los zancudos. “La idea es hacer un nuevo sistema de ventanas, puertas, cerramiento de techos, a fin de aislar la casa”, explica.
La intervención se realizará en principio en 10 casas, de las casi 50 que hay en Nuevo Kaqui. Estas fueron seleccionadas durante las primeras visitas a la comunidad, luego de que las familias hayan aceptado las modificaciones. En la sierra el modo de construcción es ancestral y siempre es compartido, por lo que se espera que al ver los resultados, se replique la idea en las siguientes viviendas.
EVALUACIÓN
La arquitecta Gálvez Petzoldt indica que los resultados del proyecto van a ser evaluados con 10 trampas de luz, que se utilizarán para capturar vectores antes y después de la intervención con fines cuantitativos.
“Vamos a hacer un experimento de cuña escalonada. Tenemos primero las diez viviendas sin modificar. Cada vez que intervengamos una, contaremos la cantidad de zancudos antes y después, teniendo una casa sin modificar como referencia. Así vamos a ver cómo varía la cantidad de vectores y veremos los resultados de la investigación”, explica.
Se trata de un proyecto que requiere tiempo y planificación. Nuevo Kaqui está a dos horas de Casma y la única manera de subir es en una camioneta 4×4. Por estas fechas, se vienen produciendo intensas lluvias ocasionadas por el Fenómeno El Niño, lo que dificulta aún más el acceso. Por ese motivo, las intervenciones han sido pactadas para el mes de abril.
Otra de las limitaciones que señala Gálvez radica en la comunicación. En Nuevo Kaqui solo se habla en quechua, y al tratarse de una comunidad aislada, existe cierto clima de desconfianza. Pero gracias a los talleres participativos y otras actividades de corte social, muchas familias han entendido las ventajas del proyecto y han autorizado la modificación de sus viviendas.
Plan de intervención en las viviendas rurales, que incluye mejoras en los marcos de las puertas, tarrajeo en las paredes, cerramiento de techos, colocación de mosquiteros en las ventanas, entre otros.
RECONOCIMIENTOS
Camila Gálvez fue designada como una de las becarias de Kuskaya en periodo 2015-2016 gracias al proyecto Kuska Rumi-Wasi, lo que le valió a ella y su equipo un monto de US$ 5,000 que se destinará a la investigación.
Posteriormente, obtuvo junto con sus compañeros Renzo Calderón Acosta y César P. Cárcamo el segundo lugar en el Premio a la Investigación Interuniversitaria y Multidisciplinaria (PIIM) por parte del Consorcio de Universidades, conformado por un grupo de instituciones entre las que figuran la Universidad de Lima y la Universidad Peruana Cayetano Heredia, recibiendo US$ 25,000 adicionales para la implementación del proyecto.
Los responsables de Kuska Rumi-Wasi afirman que los resultados de su investigación serán muy útiles para las autoridades locales, ya que podrán utilizarlo como sustento para solicitar recursos que permitan mejorar viviendas en zonas endémicas en todo el país.
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