La previa a la segunda vuelta electoral está llena de propuestas. Ojalá se lleguen a concluir todas, especialmente, la dedicada a la vivienda social masiva, y la construcción de nueva infraestructura que reduciría la brecha que cada vez se va agrandando.
A pesar de que las últimas medidas del Ejecutivo apuntan a incrementar el valor de los bonos habitacionales para incentivar la demanda, creemos que el punto para reducir el déficit es incentivar también la creación de nueva oferta dirigida a los sectores C, D y E. Conseguirla a un precio final accesible es la tarea.
Las fórmulas propuestas van desde crecer horizontalmente, hacia las periferias, y con el incremento de nuevas infraestructuras viales, de energía eléctrica, agua y saneamiento, entre otros; y crecer verticalmente, aprovechando lo que ya se tiene en el centro, rehabilitándolo y transformándolo para vivienda. Si consideramos lo costosa que son ambas alternativas, suponemos que la futura autoridad debe planificar coordinadamente y con los que saben, el cómo para poder llevar a cabo la ansiada masificación de viviendas sociales.
Por otro lado, deben considerar también que el mundo está cambiando. Evoluciona por diversos factores, entre ellos, el cambio climático. Las construcciones sostenibles se hacen cada vez más presentes en los planes urbanos de varios países que además sanciona a las empresas constructoras que no cumplen con los requerimientos al respecto, que tiene que ver con el uso eficiente de los recursos y con el cuidado del medio ambiente.
Las energías renovables son alternativas cada vez más cercanas. Y acá en Perú, con climas diversos, si existiera la voluntad de fomentarlas masivamente estaríamos en otro nivel. Tenemos ríos, sol, vientos, mar, todos con características determinadas que pueden generar energía sin excusas; salvo, claro está, la bendita reglamentación que casi nunca se encuentra a la altura de las exigencias. Tendríamos asegurado consumo interno y venta de energía, generada de recursos no contaminantes.
En esa línea, el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento implementaría un Bono de Vivienda Sostenible en el segundo semestre del año. Esto tiene como fin impulsar la construcción y venta de unidades habitacionales bioclimáticas que reducen las necesidades energéticas e hídricas.
Es aquí donde la intervención de manos especializadas deben estar presentes; uno para desarrollar proyectos económicos a la altura de las tendencias mundiales; y segundo para buscar alternativas arquitectónicas y de ingeniería al alcance de todos. En el país ya existen edificios ecoamigables e incluso con certificaciones LEED por su menor consumo; sin embargo, dirigidas a los sectores A y B. Sería un gran avance que ese tendencia en construcción se traslade a los sectores económicos C, D y E.
El uso eficiente del agua, que involucra, por ejemplo, su reuso, en quehaceres tan básicos de la vivienda, como en los tanques de los sanitarios; la utilización de griferías y duchas ahorradoras; la ventilación cruzada para evitar el uso de ventiladores y aire acondicionado; el aislamiento termoacústico para protegernos del ruido y frío; los techos verdes para aminorar la contaminación ambiental, creando además nuevos espacios.
En fin. Si se piensa en crear más vivienda y más infraestructura ya se debe pensar en lo que se viene. Que no nos gane el tiempo.
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