Desde hace algunos meses, la Prefectura de Pichincha (norte de Ecuador) estudia la posibilidad de construir edificaciones con bambú y caña guadúa, por ser materiales ecológicos, resistentes a sismos y fáciles de trabajar para lograr una estructura atractiva al turismo.
Al respecto, la viceprefecta de Pichincha, Marcela Costales, propone que ante la coyuntura de reconstrucción de la costa ecuatoriana afectada por el terremoto del pasado 16 de abril, el bambú es una de las opciones más rentables para ejecutar esta labor. “Ante la situación actual, luego de constatar que el único hotel que no colapsó por el terremoto fue el de Canoa, construido con bambú, vemos que nuestro anhelo de que esta planta sea tomada como material constructivo y también como sistema constructivo, ya que vale la pena”, dijo.
Se sabe que el bambú es un material con una fuerza de tensión increíble en relación a su peso. La fuerza tensión del bambú es de un 20% superior el del hierro y con un peso muchísimo menor. “El bambú es un vegetal flexible. Con fuertes vientos el material fleja y si está anclado a una viga de sustentación fuerte, el bambú se convierte en un material para sostener la estructura de vivienda, no solo para paredes, techos o pisos”, señala Costales.
En cuanto a costos, desde su tratamiento hasta la construcción, las edificaciones levantadas con bambú son mucho más baratas que cualquier otro sistema constructivo. “Una vivienda barata no tiene que ser fea y el bambú es muy bello, por lo que es utilizado en la costa norte de Perú, en Colombia, en Centroamérica y en Asia”, señala la funcionaria.
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