International Finance Corporation (IFC), del Grupo Banco Mundial; lanzó en Perú el nuevo sistema de certificación EDGE, que cuenta con el apoyo de Japón y la Cooperación Suiza (SECO). Se trata de un programa informático diseñado para reforzar la construcción verde y promover el uso eficiente de recursos en las nuevas edificaciones. Este permite reducir al menos un 20% en agua y energía incorporada en los materiales. Quien logra aplicar el software, logra la certificación. Sobre el tema hablamos con el líder del Programa de Ciudades y Negocios Sostenibles de IFC para América Latina, Kristtian Rada.
¿En qué contexto nace la certificación EDGE (Excellence in Design for Greater Efficiencies, por sus siglas en inglés)? Uno de los sectores donde creemos que es importante promover mitigación es justamente el sector de la construcción. Por eso se creó EDGE, que es una nueva certificación en el mercado de construcción sostenible. Busca ahorros mínimos de 20 por ciento de energía, 20 por ciento en los consumos de agua y un adecuado manejo de los materiales de construcción. Con esos tres temas, la idea es tener una certificación que sea sencilla, pragmática, fácil de implementar y sin perder la rigurosidad técnica.
¿Cuál es su diferencia con otras que ya existen? Busca cubrir el segmento de la construcción que hasta ahora no había sido tomado por las actuales certificaciones que existen en el mercado, quitar el paradigma que las certificaciones de construcción sostenible son solo para un grupo privilegiado, que es difícil, además de caro. EDGE es una herramienta libre de uso en línea, sencilla para arquitectos, diseñadores, ingenieros y cualquier profesional.
¿Qué otra ventaja tiene EDGE? Puede ser utilizado como una herramienta de cálculo porque posibilita no solamente decir qué se necesita implementar para hacer una construcción sostenible -por ejemplo focos LED o un sistema de reutilización de agua-, sino que permite jugar con diferentes medidas para lograr los porcentajes de agua necesarios y calcular el costo que va a implicar la implementación de esas medidas adicionales. EDGE lo que busca es dar casi un análisis costo-beneficio a los constructores, arquitectos e ingenieros. Lo que hemos visto en la práctica es que esto es un valor agregado fuerte que no había antes porque muchas veces los arquitectos e ingenieros quieren implementarlo, pero los inversionistas no le dan el tiempo de demostrarle si realmente es caro. Si los profesionales empiezan a usar estas herramientas pueden hacer las simulaciones para demostrar a los inversionistas que vale la pena hacerlo. Lo tercero, yo creo que EDGE tiene como valor agregado el ser utilizado para nuevos negocios y para aumentar las posibilidades de impulsar un mercado verde.
¿En qué sentido? La banca comercial quiere dar líneas de financiamiento verde, pero lo típico es que la banca comercial no sabe cómo medirlo. No son técnicos ni necesitan serlo, pero no lo hacen porque no tienen este tipo de herramientas. EDGE puede ser utilizada por los bancos para saber cuándo una construcción es sostenible o no, porque les permite evaluar rápidamente si una construcción realmente está generando al menos un mínimo de 20 por ciento de ahorro en energía y agua, por ejemplo, para otorgarle el crédito.
¿Y en el caso del usuario final? Muchas veces los constructores están convencidos del tema de construcción sostenible, pero no saben cómo venderlo a sus compradores de departamentos, por ejemplo. Y no saben cómo porque no basta con decirle esto es sostenible sino que hay que mostrarle números. EDGE permite evidenciar el negocio para que los compradores puedan saber cuántos serán sus ahorros en energía y agua y cuánto va a significar en su reducción de costos de facturas. Esas cosas no existían en el mercado. Obviamente había software de simulación, pero no combinado con la certificación.
VIVIENDA DE INTERÉS SOCIAL
¿A qué sectores se apunta con esta certificación? EDGE quiere llegar a los lugares donde la construcción sostenible no llegaba. Un ejemplo de eso es la vivienda de interés social, donde siempre había la discusión que como construcción sostenible es tan difícil, no podría aplicarse en este campo. EDGE lo que busca es cambiar ese paradigma. Todos pueden tener acceso a construcciones sostenibles. Ejemplos de eso ya lo tenemos en la práctica, en el mercado.
¿En qué países? Por ejemplo, en México hay una constructora que se llama Vinte que está enfocada en vivienda de interés social, proveyendo soluciones a los sectores de más bajos ingresos. Acabamos de apoyarlo para que todas sus viviendas de interés social sean sostenibles y han logrado la certificación EDGE. Tenemos ejemplos como ese en Costa Rica, en Colombia, en varios lugares donde este tipo de solución habitacional era una cosa imaginaria y ya se volvió una realidad. Creo que ese es el mayor valor agregado, llegar a segmentos donde parecía posible implementar la construcción sostenible.
EDGE consiste en un estándar que ayuda a los desarrolladores de proyectos inmobiliarios a diseñar y construir nuevas edificaciones que permite una reducción de al menos un 20% en energía, agua y energía incorporada en los materiales. Ya se ha aplicado en la India y Costa Rica.
¿Con qué compañías han trabajado esta certificación? En México con constructoras como Vinte, en Brasil con Canopus, en Colombia con constructoras grandes como Amarilo. Son las constructoras más grandes las que están comenzando a ver lo positivo de esto y hacerlo parte de su plan de negocios. También hemos estado en otros países fuera de la región como la India, Indonesia, Filipinas, China, entre otros.
MECANISMO
¿Cuál es el mecanismo para lograr la certificación? El software EDGE está libre de uso en línea. Hoy cualquiera que esté interesado en probar la herramienta lo puede hacer. Es muy fácil de usar, incluso hay demos que permiten que uno pueda ver videos y entienda rápidamente cómo utilizarlo. Cada cierto tiempo se hacen webinars y capacitaciones parecidas. Si hay un proyecto que quiere lograr la certificación, sí hay pasos que se deben seguir y ciertos costos.
¿Cómo es en el caso peruano? En Perú si hay un proyecto inmobiliario, comercial, entre otros, y desea certificarse, lo primero que debe hacer es entrar la página web, registrarse y hacer una autoevaluación en el software. La autoevaluación no requiere ningún conocimiento profundo del tema y con el equipo de diseño de la empresa debería completar la información que requiere el programa. La idea que sea tan accesible y de fácil uso a diferencia de otras certificaciones, es que el desarrollador no tiene que contratar a un especialista de EDGE para que les haga todo el trámite.
¿Qué información es la que se le pide? Son cuatro campos para completar: información básica del edificio (cuántos pisos, cuántas personas habitarán por departamento en caso de una vivienda, ciudad ubicada, áreas, tipos de departamento), y luego se hace un checklist en los campos de medidas energéticas que se está eligiendo, medidas con el agua, al mismo tiempo que con los materiales. En tiempo real la herramienta va a lanzar un estimado de cuánto se ahorra. Si uno llega al 20 por ciento de ahorro, ese es el mínimo que se requiere para alcanzar el estándar de EDGE. Habiendo completado la autoevaluación, uno puede solicitar un presupuesto a cualquiera de nuestras dos entidades certificadoras: GBCI -que también certifica LEED- y la otra es un joint venture entre SGS y Thinkstep, para iniciar un proceso.
¿Cuál es el siguiente paso? Lo segundo que se debe hacer es contratar un auditor, que es un profesional del sector construcción, generalmente arquitecto o ingeniero. Debe tener conocimiento de estos temas, que haya tomado un curso de auditores de alguna de las empresas de certificación y que haya aprobado el examen EDGE. Es un costo aparte que debe pagar la empresa desarrolladora con el auditor y generalmente es un precio de mercado de 2 a 3 días de servicio como consultor.
¿Cuál es la función del auditor? En la etapa inicial de diseño cumple el rol de verificar que toda la información, que la empresa esté presentando como sustento, sea válida. Se hace una verificación de calidad de las evidencias y es el auditor quien hace la recomendación a la certificadora de que este proyecto está listo. Ese es el primer certificado, el de diseño. Entonces, la empresa, luego de obtenerlo, se compromete a construir un edificio verde.
¿Luego que acaban las obras de construcción que se realiza? Se hace un nuevo proceso de certificación muy similar al de diseño. La única diferencia es que se realiza una visita in situ. Nuevamente se contrata al auditor, se visita al edificio, las medidas energéticas y de agua, la ficha técnica de los materiales, entre otros. Una vez que se hace esta verificación, el auditor va a recomendar a la certificación final para que la empresa inmobiliaria desarrolladora pueda decir que su proyecto es verde con tal cantidad de ahorro en agua y energía. Si toda la documentación que verifica el auditor está correcta, la entidad certificadora responderá en un plazo de dos semanas a un mes máximo si es de gran envergadura. Además los costos son más bajos que una certificación más sofisticada. No se ha quitado calidad, se ha simplificado lo que evaluamos.
¿Qué acciones desarrollarán en Perú con EDGE? A la fecha hemos desarrollado actividades con el Gobierno central y talleres sobre EDGE, pero ahora vamos a comenzar una etapa de labor con municipios, sector privado, universidades. Creo que el interés ya está de parte de los privados, el tema es que necesitamos que arranque y para eso vamos a tener especialistas. Trabajaremos con nuestros global partners para hacer más actividades de entrenamiento. La idea es intensificar el conocimiento para que la gente tenga acceso a esta herramienta. Creo que muchos todavía no han entrado porque no lo conocen a perfección y no han experimentado todavía. La idea es cambiar eso a partir de ahora.
CIUDADES INTELIGENTES
Usted está a cargo del programa de Smart Cities, ¿en qué consiste? La idea es que se pueda trabajar con ciudades en identificar cuáles son los gastos de infraestructura que se tienen y ver cómo se puede promover una mayor actuación del sector privado en esto. Dentro de lo que son ciudades inteligentes lo que hemos visto es que los municipios a veces se restringen mucho por el presupuesto que tienen y no activan las asociaciones público privadas para desarrollar proyectos. Este es parte de lo que se quiere hacer. Donde estamos trabajando más en este momento es en Colombia con dos ciudades como Bogotá y Medellín y de dentro de lo que se puede entender como Smart cities, estamos enfocados en modelos específicos.
¿Qué proyectos? Por ejemplo, en Bogotá un programa de semaforización inteligente que permita mejorar la movilidad y que pueda ser también pagado por el mismo proyecto. Es decir, si esos semáforos tienen cámaras, si se puede cobrar más rápido las multas, eso puede ayudar a la movilidad de la ciudad. Otro tema con Smart cities tiene que ver con las luminarias inteligentes, o eficientes, como luces LED para el ahorro de energía en la iluminación pública.
¿Se ha aplicado en otros continentes? Se ha aplicado en Turquía. Hay una ciudad que se llama Izmir, que viene trabajando con IFC por casi 8 a 10 años, donde se han implementado soluciones de transporte, soluciones de residuos y de agua. En el caso latinoamericano los dos son pilotos con mucho enfoque en soluciones de transporte.
¿Se aplicará el programa en Lima? En Lima estamos en conversaciones, viendo en qué se podría apoyar. Nosotros podemos ayudar en temas relacionados con transporte, energía, agua, manejo de residuos. Nuestro objetivo es trabajar con un grupo selecto en la región, que se puedan desarrollar como una intervención integral. Buscamos que sean ciudades grandes porque ahí está la gran brecha de infraestructura. Las ciudades pequeñas necesitan proyectos, pero el impacto no va a ser tan grande por el tamaño de la población. Las ciudades que necesitan mayor infraestructura son las ciudades que tienen mayor población, mayor demanda y la necesidad de tener mejores servicios.
Publicado en revista Proyecta Ed. 41.
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