Para el director de Proyectos del CCA, Bram Willems, lograr el fortalecimiento de instituciones, destrabar proyectos, tener un sistema que promueva las líneas de carrera, son algunos puntos que hay que considerar si se quiere ser eficiente en la gestión del agua. Comenta que este tema no da réditos políticos y que no está en la lista de prioridades de las autoridades. Insta, además, a las instituciones y organismos gubernamentales a alinearse en una misma dirección para lograr cambios sustanciosos.
¿Luego del fenómeno El Niño Costero qué hay que hacer? En el corto plazo hay que reconstruir los puentes que se han caído, reforzar las riberas desbordadas, reubicar a la gente, son trabajos que saltan a la vista. El gobierno ya tiene los planes definidos y se nota que hay un compromiso y esfuerzo al respecto. Lo que sigue es pensar en mediano y largo plazo. En cómo prepararnos como sociedad ante estos eventos que van a ocurrir nuevamente. Esto no es nada nuevo. Ocurre cada 20 años, pero la gente, los políticos, los tomadores de decisiones se olvidan y no se ejecutan los planes y cambios que se requieren para estar bien fortalecidos.
¿Qué hay que tener en cuenta? Hay que tener varios aspectos en cuenta. La población en las ciudades se va a incrementar. Para el año 2030, según proyecciones de Sedapal, se espera que Lima se incremente en cuatro millones de habitantes. Actualmente, más de un millón no tiene acceso. Además, de acuerdo a las evidencias científicas, el cambio climático es una realidad y eso va a acrecentar los eventos extremos, lluvias intensificadas en periodos cortos, más periodos largos de ausencia de agua y si a ello le sumamos que Lima está en zona sísmica, tenemos una situación preocupante. Y no hay que olvidar que hay más de 1,100 puntos de contaminación a lo largo del río Rímac. Esto en el caso de Lima, en provincia la situación es similar.
¿Cuál es el mayor problema? No hay una gestión de las cuencas. No hay gestión del cauce. Tenemos buenas leyes, pero falta reforzar instituciones. El país requiere que se destraben proyectos.
PROYECTOS
Como ¿cuáles? Por ejemplo, desviar el cauce del río Rímac por encima de Tamboraque, que es antes de San Mateo, en Lima. Esto se pensó en el año 1968. Es desviar agua y usar los sistemas de túneles de las centrales hidroeléctricas. Es una idea que se llevó a ingeniería finalizando los 90 y hasta ahora no se ejecuta. Es una solución que hubiera evitado los cortes de agua recientes. Lo que hace es captar agua donde no ocurre los huaicos llevarlo a través de un sistema de tuberías que ya existen, complementarlo con más tuberías y conducirlo a La Atarjea para que se pueda procesar sin alta carga de sedimento. Lo que ocurrió a inicios de año es una paradoja, teníamos mucha agua en el río y los caños secos. Había muchas limitaciones en la Planta de Tratamiento de Huachipa para tratar tanto sedimento.
¿Hay otro proyecto plantado? Marca II es un caso bastante grave y hay muchas responsabilidades. Es un proyecto que debe ejecutarse sí o sí y que ya estuvo en proceso de ejecución a finales de los 90 y que se paró por una cuestión política. En esa época, el proyecto costaba unos 100 millones de dólares e iba a traer algo de seis metros cúbicos por segundo a Lima. Ahora cuesta más de 600 millones de dólares.
¿Es similar al Marca que ya existe? Es complementario. Es trasvasar y almacenar mayor volumen de agua. Y era necesario para que otras intervenciones como la Planta de Tratamiento de Agua en Huachipa u otras puedan funcionar. Marca II de haberse ejecutado en esa época, ahora ya estaría operativa. Se tiene que hacer a pesar que actualmente cueste seis veces más. Vas a captar agua, pero menos de lo que se pudo hace 20 años, sin olvidar que la población ha crecido, la demanda por agua igual, por lo que hay que distribuirla. Entonces, por factores políticos e intereses de coyuntura no se ejecutan, eso es un gran problema.
LÍNEA DE CARRERA
¿Qué más se observa como trabas para el desarrollo de este campo? Otro problema es que se mete gente que no sabe a abordar temas que son altamente técnicos. Acá debe haber una línea de carrera establecida. Por ejemplo, un expresidente de la empresa de agua de Sao Paulo, me comentó que para llegar a ser presidente de esa institución, que maneja una ciudad de 20 millones de habitantes, él empezó 35 años antes como ingeniero de calle. Es decir, transitó todos los niveles de la compañía antes de ocupar el cargo. Hay que entender que la empresa de agua y saneamiento es quizás la más compleja de gestionar en el mundo porque es clave, porque estas usando un recurso que es la columna vertebral de tu desarrollo estratégico. Tienes que combinar un bien público común con un bien económico y tienes que satisfacer al cliente, al usuario bajo estándares de calidad muy estrictos.
¿Tenemos gente para ello? Sí, pero lo que pasa es que el sistema no promueve la meritocracia. El personal que trabaja en una empresa y que empieza en la línea base sabe que va a llegar a un límite. En cierto momento van a poner a alguien políticamente designado encima y eso es grave, por más que la persona designada sea la idónea.
Destrabar proyectos, línea de carrera, ¿qué más se necesita? Reforzar a la Autoridad Nacional del Agua. Se puede tener una muy buena empresa de agua y saneamiento, pero si no controlas el cauce, siguen los vertederos de basura, la ocupación por asentamientos humanos, qué se hace.
¿Es un tema de planificación? Es un tema de planificación, de hacer cumplir las normas, hay demasiados capitanes en el barco, hay demasiadas instituciones que tienen que ver.
¿Por qué no le dan la importancia que se requiere al tema de agua? Digamos que no es un tema popular, que te da réditos políticos, como sucede con un puente, una pista. Tenemos un sistema político donde un alcalde solo tiene cuatro años para hacer algo. Hasta que se acomode en el sillón e impulse su agenda en un entorno donde además la corrupción está presente, se pasó el tiempo. Y hay que ser sincero, el Perú está plagado de corrupción. Con el problema de Odebrecht, miles perdieron su trabajo directo y otras miles indirectamente. Entonces debemos encontrar un balance. Por un lado, agilizar las inversiones y eso implica soltar un poco los controles, pero encontrar un nivel óptimo para detectar o combatir la corrupción. Hay experiencias en el país con licitaciones públicas que se manejan con un procurador presente y hay mecanismos para hacerlo más eficiente. Hay empresas que son idóneas, hay personas dentro del gobierno que son idóneas, tenemos las instituciones para hacerlo, pero ahora tenemos una combinación pésima de cómo manejamos esto en conjunto.
En otras realidades hay políticas de continuidad, que trascienden autoridades… Sí, porque tienen instituciones fuertes, porque hay línea de carrera. Hay experiencias que debemos analizar. Por ejemplo, hay mucho debate en privatizar o no. En Chile, tienen a Aguas Andinas que es una empresa privada que funciona relativamente bien. En Medellín hay una empresa pública que funciona muy bien. Qué hace que uno u otro contexto sea caso de éxito. Hay que encontrar un modelo, un contexto peruano porque la realidad es distinta. Acá no se trata que el tema del agua sea meramente económico, servicios, cifras, rentabilidad; también hay una dimensión social, cultural, que son factores que van a redundar en las decisiones para crecer o para el desencadenamiento de conflictos sociales.
La población en las ciudades se va a incrementar. Para el año 2030, según proyecciones de Sedapal, se espera que en Lima se incremente en cuatro millones de habitantes. Y no hay que olvidar que hay más de 1,100 puntos de contaminación a lo largo del río Rímac.
La mayoría de peruanos ve solo agua potable y desagüe, pero hay otros temas. ¿Qué más involucra? Abarca primero la gestión de la cuenca, que es el espacio geográfico donde convergen todas las aguas en un mismo río. Hay el tema del caudal ecológico, es decir, que cantidad de agua necesitas para que los ecosistemas funcionen. No solo se necesita agua para los seres humanos, sino para bosques, praderas, para la agricultura, electricidad, los procesos industriales, hay múltiples usos. No hay una sola actividad que no requiera agua. Es un recurso que además lo que usas cuenca arriba y si lo ensucias va a afectar a los de abajo. Hay un tema de responsabilidad compartida.
RESPONSABILIDADES
¿Cómo hacer que funcione el tema de responsabilidad compartida? Esto va a funcionar bien en la medida que se tenga instituciones fuertes. Por ejemplo, una Autoridad Nacional del Agua que cuando ve que invaden el cauce pueda detenerlo, sacarlos y multarlos para que no vuelva a ocurrir. Que la OEFA (Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental) trabaje en conjunto ya que los actores tienen que estar alineados. No puede ser que la municipalidad haga una cosa y el gobierno regional haga otra. Hay una sobre posición de obras en infraestructura hidráulica o alcantarillado de diferentes competencias que se están metiendo. Las instituciones no están alineadas.
¿De quién depende eso? Cuando entras y ocupas el cargo solo por cuatro años, no empiezas a ejecutar lo tuyo, sino lo que se ha planificado el año pasado. Recién en el segundo introduces y presupuestas lo que quieres hacer. Un proyecto de inversión pública toma, entre la idea y la realización, seis u ocho años, entonces qué van a priorizar ellos para que la gente vea que han hecho algo: carretas, puentes, construcciones. Eso ya está, hay plantillas, el sistema sabe cómo hacerlo. Pero a ver haz algo en agua y saneamiento, algo más complejo como infraestructura ecológica para reducir los impactos. Eso no está en la lista de prioridades de los gobernantes de turno, porque en cuatro años tienen que salir porque ya no hay reelección.
¿El agua es cara en Perú? Es barata. Es cara producirla, pero lo que se paga es barato cuando se tiene una conexión. Lo paradójico es que las personas con menos recursos pagan más. Hablamos de 5 u 8 por ciento de sus ingresos destinados a la compra de agua porque no tiene conexión. Pero considero que es un recurso que tiene que subir para que puedan acceder a un costo que ellos puedan solventar. Pagará más el que consuma más. Acá se están dando pasos importantes que están conduciendo por buen camino. Lo positivo de la crisis que sufrimos recientemente, es que los avisos de la naturaleza te advierten que tienes que cambiar. Si no quieres vivir días sin agua se tiene que invertir bien, colocar a la gente adecuada donde tiene que estar, pensar en el mediano y largo plazo y eso tiene que ver con fortalecimiento institucional.
EXPO AGUA
El Centro de Competencias del Agua llevará a cabo en noviembre próximo Expo Agua… Sí, ya estamos organizando la tercera edición. La primera fue en el 2015 y nació como una iniciativa del Centro de Competencias del Agua. Este año tenemos un comité organizador integrado por Sedapal, la Cámara Peruano Francesa de Comercio e Industria, la Otass, Sunass, Aneppsa y conjuntamente estamos trabajando los aspectos temáticos. Nuestro lema es “Hacia la reforma del agua”, ya que desde el 2009 se están dando una serie de cambio en políticas y leyes que están encaminando hacia la vía correcta que debemos seguir.
¿Qué ofrecerá al público interesado? Los profesionales e interesados además de las nuevas tecnologías, ofertas y servicios del sector, encontrará ponencias magistrales de expertos peruanos y extranjeros de Francia y España. Es la plataforma donde la oferta y la demanda se encuentran durante tres días. Es el lugar donde un alcalde, un gobernador, un gerente de planificación o de agua y saneamiento puede conocer la multiplicidad de oferta tecnológica y establecer contacto con potenciales proveedores para luego regresar a su lugar de origen y discutir la mejor solución. El 9 y 10 noviembre será más técnico comercial donde habrá visitas y ruedas de negocio y el 11 se promoverá la cultura de agua. Ahí lanzaremos el Museo del Agua, una iniciativa que está congregando y creando mucho entusiasmo. Está alineado con una de las cinco estrategias nacionales de los recursos hídricos que es cultura y educación del agua.
Publicado en revista Agua y Saneamiento Ed. 1. Lima-Perú.
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