Los Valores Máximos Admisibles (VMA) es una exigencia que apunta a un mejor manejo de las aguas residuales antes de emitirlas al alcantarillado. Así, las industrias han empezado a habilitar sistemas de tratamiento previo al desfogue de sus emisiones a las redes sanitarias.
En ese contexto, Merinsac, una empresa con más de 20 años de experiencia en lo que es comercialización de equipos de agua potable; así como residual doméstica o industrial, resalta la importancia del tratamiento de aguas para disminuir en gran porcentaje su carga contaminante y de esta forma proteger el medio ambiente y evitar el deterioro de la infraestructura sanitaria.
Al respecto, la ingeniera Carmen Tenorio, de la División de Ingeniería y Proyectos de Merinsac, comenta que es obligación de las empresas industriales, de todo tipo, tratar sus residuos líquidos antes de expulsarlo a la alcantarilla. “Desde el año 2009, un decreto supremo del Ministerio de Vivienda, obliga el tratamiento de aguas residuales industriales con el objetivo de que cumplan con los VMA que exigen las empresas prestadoras del servicio. Es una norma a nivel nacional. Esto lo hacen con el fin de no malograr la infraestructura y que el tratamiento macro sea más eficiente. En Lima, Sedapal viene realizando inspecciones constantes para salvaguardar las medidas de cuidado”, informa.
La especialista detalla que además del tratamiento de aguas residuales, hay que controlar la temperatura o la carga orgánica de los desechos. “En la industria textil, por ejemplo, el problema es la temperatura elevada. La norma dicta que el líquido desechado debe tener menos de 35 grados para expulsarlo al alcantarillado. En cuanto a lácteos su carga orgánica puede estar entre 8,000 o 10,000 DBO (Demanda Biológica de Oxígeno) cuando los VMA dicta 500. Estas condiciones hacen que el tratamiento sea más específico”, explica.
Con relación al campo de la minería indica que a éstas no se les exige las VMA, pero sí los ECA (Estandares de Calidad Ambiental). Advierte que no todos tienen ese cuidado especial, “solo las grandes mineras lo hacen; en las pequeñas, este tema es casi nulo”, cuenta.
Tratamiento. Entre las alternativas para el tratamiento de aguas residuales figuran el físico-químico o biológico o ambos. “Lo primero que se hace es tomar una muestra y analizar. Luego se establece si aplica con un tratamiento físico-químico o biológico o juntos; con electrocoagulación o un sistema de sedimentación o neutralización de PH. Dependiendo del proceso puede incluir: bombas dosificadores, sedimentadores, decantadores, mezcladores, sistemas de aireación, entre otros. Merinsac plantea todo el sistema. Se realiza el diseño para determinar qué equipos proveer”, puntualiza.
La inversión en el tratamiento de efluentes puede variar. La ingeniera informa que todo depende del caudal que expulse la empresa. “Un sistema para caudal menor puede costar unos 3,000 dólares y uno de gran caudal puede estar entre los 80,000 y 200,000 dólares. Todo depende del tamaño del caudal y la calidad del agua”, indica.
Una vez instalado el sistema, Merinsac recomienda el mantenimiento preventivo. “Nosotros cuando cotizamos consideramos un programa de mantenimiento con una frecuencia de cada tres meses para chequear cada punto. Para la operación de la planta capacitamos al mismo personal de la industria, sin embargo, hay empresas que optan por tercerizar el servicio. Pero si hay algo que no puede solucionar, Merinsac asiste personalmente y también a través de ayuda remota”, comenta y detalla que su empresa desarrolla todo el proyecto y para la obra civil recomienda personal o empresas de la zona donde se instalará la planta. “Es mejor optar por personal o alguna empresa de la zona; así descentralizamos la labor”.
La ingeniera también indica que Merinsac posee un área de Producción donde desarrolla toda la operación. “Nosotros hacemos un preemsamblaje en nuestra fábrica y ya luego lo llevamos a campo, de esta forma reducimos el tiempo de instalación en sitio y realizamos alguna modificación de ser necesario”, recalca.
Potabilización. En el caso de la potabilización, Merinsac elabora proyectos relacionados a aguas de pozo, subterránea, de río y de mar. “Por ejemplo, en Lima, en la zona de Lurín, hemos colocado equipos de osmosis inversa porque el agua subterránea tiene una elevada concentración de sulfatos. Según el DS 031-2010-SA Digesa-MINSA, para agua potable establece que el índice sea 250 ppm, en la zona de Lurín éste se ubica entre 500 y 700 ppm. La membrana de osmosis retiene los sólidos totales disueltos, para que cumpla con la normativa”, acota.
Merinsac tiene en su portafolio de productos plantas de potabilización de emergencia. No requieren energía pues son mecánicas.
Explica que existen diferentes equipos para lograr la potabilización. “La instalación de equipos dependerá de la calidad del agua, por ejemplo, cantidad de sólidos totales disueltos (TDS) y turbidez, así como la existencia de algunos coloides. Con agua de río se puede usar sistemas de coagulación-floculación y filtración. Una vez precipitados los sólidos, se trata el agua por desinfección con cloro o lámpara ultravioleta y queda lista para el consumo. Hay otro tipo de aguas, que contienen metales pesados, sulfatos, sílice u otro componente; para ello optamos por equipos de osmosis y una dosificación de cloro. Una empresa minera en Cajamarca tenía un pozo profundo que se supone estaba filtrado por la napa freática, pero tenía altos niveles de fierro, unos 100 ppm (partes por millón), cuando la norma, para consumo humano pide 0.3 ppm. Entonces necesitaba un tratamiento de oxidación previo”, comenta la ingeniera Tenorio y agrega que antes de cualquier diseño, se solicita un análisis del agua.
Agua de mar. El agua de mar también puede ser potabilizada. “En el caso de agua de mar hay que tener sumo cuidado. Aquí también todo depende del caudal que se requiera. Si fuera para una población grande se opta por equipos evaporadores por compresión. Generalmente el agua entra en ebullición a 100°C, pero para este caso, no. Lo que se hace es generar un vacío para que el agua hierva a 70°C. El agua producto de este sistema, es agua pura. En el osmosis inversa para agua de mar, en cambio, la calidad del agua producto depende de la calidad del agua de ingreso, además se debe evitar que las membranas se ensucien”, detalla.
Ante emergencias. Ante los acontecimientos generados por el fenómeno El Niño Costero, la urgencia de agua potable se hizo presente. Para estos casos, Merinsac ofrece productos o sistemas que no requieren energía eléctrica y pueden instalarse en cualquier zona que lo requiera.
Bolsas portátiles que procesan hasta 10 litros es otro de sus productos.
“Ante cualquier eventualidad como la sufrida recientemente, tenemos plantas de emergencia para agua potable que no requieren energía eléctrica. Es una planta compacta, en donde la succión se hace de forma mecánica a través de una palanca, para que el agua pase por el sistema de ultra filtración y de carbón activado. Se utilizan donde la escasez de agua es extrema. También tenemos unas bolsas que procesan hasta 10 litros. A este equipo ingresa el agua turbia y, por gravedad, el agua atraviesa una membrana de ultrafiltración y pasa a la siguiente que es carbón activado, eso ayuda a retener virus y bacterias, logrando un producto sin olor, ni sabor. Esto es más práctico que los bidones en momentos de emergencia. Tiene una vida útil de hasta 500 litros”, puntualiza.
Merinsac es distribuidor oficinal de General Electric y también ofrece equipos de China, Estados Unidos, Italia y México, todos con la garantía de la empresa.
Artículo publicado en revista Agua y Saneamiento Ed. 1. Lima-Perú.
Discusión sobre la noticia