En el año 2011, en Chilca, al sur de Lima, se empieza a construir la central térmica Fenix, la primera generadora de energía que trabaja en ciclo combinado. El uso de agua sería vital para su correcto funcionamiento. Sin embargo, en la zona había pocas alternativas para obtenerla sin perjudicar el entorno. Es así que luego de analizar varias alternativas, Fenix opta por desalinizar agua de mar, lo que serviría no solo para sus labores sino también para entregar agua potable a sus vecinos. La central térmica empezó sus operaciones a finales de 2014 y un 14 de febrero de 2015, su planta de tratamiento y potabilizadora de agua de mar, comenzó a entregar el recurso hídrico a la Municipalidad de Chilca para su distribución.
“Cuando empezamos con los estudios de impacto ambiental para la construcción de la planta, nos encontramos con un problema serio en la zona: la escasez de agua. Había pocas alternativas para obtenerla. Una de ellas, la construcción de pozos, que está vedada desde hace varias décadas. Entonces se optó por tratar agua de mar, desalinizarla, luego potabilizarla. Usar una parte para nuestras funciones y otra poder entregarla sin cobrar, a la comunidad de Las Salinas, que está a un kilómetro aproximadamente”, recuerda la gerente de Asuntos Corporativos de Fenix Perú, Mariella Paredes.
“La disposición de agua era muy reducida. Chilca en general tiene poca. Pero con la planta desalinizadora logramos producir 2,000 metros cúbicos diarios de agua. Las Salinas, en este momento, es el mayor beneficiario porque desde nuestra planta sale una tubería conectada por la Municipalidad de Chilca hacia la red de distribución. La población de Las Salinas tiene agua desde las 5 a.m hasta las 5 p.m. y, el pueblo de Chilca, de 5 p.m. a 10 p.m.”, comenta la ejecutiva, quien agrega que en estos dos años se ha notado un cambio en la calidad de vida de la gente.
¿Por qué hacer una planta desalinizadora y entregar agua potable a la gente? “Tienes una obligación moral, llegas a una zona donde vas a invertir y donde hay la posibilidad de mejorar la calidad de vida de la población. Creo que es una obligación moral, es una contribución diaria de entrega. Si íbamos hacer la planta y podíamos incluir este proyecto que ayudaría, por qué no hacerlo”, responde Mariella Paredes.
LA PLANTA
La construcción e instalación de la planta desalinizadora y potabilizadora ubicada en el terreno de la central térmica Fénix, significó una inversión de US$ 4 millones. Acá el agua de mar es captada por gravedad a través de dos tuberías submarinas para dos procesos: Enfriamiento del condensador y de los equipos auxiliares de la central térmica; y segundo para la desalinización, a través de osmosis inversa, para la producción de agua desmineralizada y potable.
Se optó por esta tecnología por ser más eficiente ya que tiene un menor consumo energético: 2 a 2.8kwh/m3; cuenta con mayor tasa de producción; permite remover con sencillez contaminantes orgánicos e inorgánicos; elimina virus y bacterias; y tiene mejor capacidad de retención de contaminantes.
Mariella Paredes detalla que las tuberías que captan el agua están enterradas debajo de la playa. “Estas reciben el agua de mar por gravedad, no hay succión. Cuando el agua ingresa se procede a desmineralizarla para luego usarla en lo que llamamos el proceso de enfriamiento de las turbinas (a gas donde se produce el 60 por ciento de energía). En un segundo proceso, el agua va a la caldera, es decir, esta agua desmineralizada se calienta y se convierte en vapor. Y este vapor en un ciclo constante, que es lo más parecido a un tetera, mueve los álabes de otra turbina. Esto nos permite generar 40 por ciento más de energía sin quemar gas natural. En un tercer proceso, potabilizamos el agua y la entregamos a la comunidad”.
La construcción e instalación de la planta desalinizadora y potabilizadora ubicada en el terreno de la central térmica Fenix, significó una inversión de US$ 4 millones.
IMPACTO AMBIENTAL
Una vez procesada el agua de mar, los residuos son devueltos al océano. Aquí, el agua residual sale al mar un poco más caliente de lo que ingresa; además de un poco más densa. ¿Eso atenta contra el medioambiente? “La regulación dice que tienes que alcanzar los tres grados de temperatura a los 100 metros. Nosotros cumplimos ampliamente con la regulación porque usamos equipos diversos como difusores. Y en cuanto a la sal, la proporción es más o menos un gramo de sal en una piscina olímpica. Además, con el uso de difusores se diluye toda, entonces no hay impacto ambiental. Cumplimos con el estudio, tenemos el monitoreo participativo y estamos constantemente supervisados”, informa Paredes.
Actualmente, la desalinización del agua del mar es una de las grandes alternativas para obtener agua potable y satisfacer un tanto la demanda de poblaciones cercanas a la costa y que carecen de este recurso. En ese contexto, la ejecutiva de Fénix recuerda que la iniciativa tuvo respuestas de todo tipo. “Hubo gente que nos decía que no íbamos a poder hacer esto, que era imposible desalinizar y potabilizar agua de mar. También hubo gente que estaba convencida de lo que estábamos haciendo porque conocía de proyectos similares y nos decían que sí se podía. Sin duda, lo que si vimos es que cuando empezamos a distribuir, todo el mundo estaba encantado con el agua y eso sucede hasta el día de hoy. Además, el agua tiene un impacto transversal. Tiene que ver con salud, con educación, con el comercio como restaurantes. La gente ve el beneficio, es tangible”, dice.
La central térmica Fénix y su programa “Agua para Chilca” ha recibido varios galardones entre ellos, el Premio Nacional Cultura del Agua 2016, en la categoría Gran Empresa Privada, otorgado por la Autoridad Nacional del Agua (ANA); y el premio Perú 2021 a la Responsabilidad Social y Desarrollo Sostenible en la categoría Agua. Dicho premio fue evaluado por 2030 Water Resources Group y la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) en reconocimiento a la excelencia en la gestión del Agua en las empresas.
Publicado en revista Agua y Saneamiento Edición 2.
Discusión sobre la noticia