Ikea invitó a las estudiantes danesas Johanne Holm-Jensen y Mia Behrens a realizar un proyecto en Space10, un laboratorio de desarrollo y diseño de vida más sostenible, con sede en Dinamarca. La misión era clara: crear una estructura habitable para una vida más económica y versátil, al estilo del catálogo de la empresa.
El proyecto desarrollado por estas dos estudiantes danesas ha sido bautizado como Building Blocks. Ambas han conseguido crear un microhogar funcional por US$ 9,400, a US$ 193 el m2. Se trata de una casa de código abierto: los planos se pueden descargar libremente y fabricarse localmente. Este diseño de dominio público fue elaborado para que la casa pudiera levantarse de forma flexible en distintas regiones del mundo.
Esto las ha llevado a trabajar mucho una estructura que pudiera funcionar en distintos terrenos, con un aislamiento y una ventilación encajables en las distintas variables del clima. También se debía cuidar la parte visual. Por ello, Holm-Jensen y Behrens decidieron una estructura con una forma muy simple. “En Building Blocks, priorizamos una arquitectura honesta”, explica Mia Behrens.
Con esto quiere recalcar que en su estructura no se oculta nada: la casa es lo que ves. Al tratarse de un hogar que los propios usuarios se construyen, las diseñadoras han optado por exponer los elementos de construcción, para que todo sea más fácil de ubicar y ver, desde las columnas de soporte hasta las vigas que se encuentran en el suelo y las que sujetan el techo. La casa no tiene ningún secreto, lo que ayuda a que sea bastante intuitiva a la hora de montar la estructura.
Sin embargo, las arquitectas admiten que todavía cuentan con desafíos que resolver. Por ejemplo, el agua, ya que la madera contrachapada no es resistente a ella y los constructores han tenido que optar por un recubrimiento de alquitrán en toda la superficie exterior. También deben mejorar el drenaje, ya que todos los ensamblajes son horizontales y carecen de inclinación. Las diseñadoras aguardan a que los productores de materiales en láminas, como el contrachapado de madera, desarrollen soluciones más sostenibles, accesibles y duraderas que el alquitrán.
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