Por: Dr. Manuel Balcázar Vásquez, especialista en Derecho Inmobiliario.
Conforme las ciudades crecen y se desarrollan, las zonas industriales presentan una serie de problemas cuyas soluciones implicarán en algunos casos la posibilidad de atender otras carencias como: la escasez de suelo urbanizado.
En Lima las tradicionales zonas industriales en las avenidas Argentina y Colonial en el Callao han dejado de ser atractivas para la actividad productiva, porque con los años las ha absorbido el casco urbano residencial, ocasionando problemas como el tránsito pesado y deficiencias para el almacenamiento de materias primas y/o productos. Así, han tenido mucho éxito las nuevas zonas industriales de Lima ubicadas al Sur en Lurín y Chilca y al Este de la ciudad, Huachipa. Incluso hay quienes le ven proyección a Pachacamac, como un nuevo mercado de locales industriales.
Mientras observamos que la actividad industrial y retail abandona la trama urbana tradicional surge la oportunidad de presentar una nueva alternativa para satisfacer la demanda de vivienda en nuestro país. Si nos damos cuenta los predios de la antigua zona industrial son perfectos para futuros desarrollos inmobiliarios, y se necesitan los cambios de zonificación pertinentes por parte de la autoridad municipal competente, acompañados del acondicionamiento de servicios básicos y de zonas recreativas.
Sin embargo, esta opción que parece muy factible y que hoy se ha convertido en el objetivo inmediato para algunas autoridades municipales y del sector vivienda, no debe ser considerada como una oportunidad de emprender una carrera para construir los edificios más altos de la ciudad, tratando de cubrir una demanda cuantitativa sin calidad de vida. Sino que debe propiciar iniciativas culturales o creación de movimientos de pensamiento arquitectónico que redefinan estas nuevas zonas residenciales creándoles identidad, trascendencia e historia que garanticen su consolidación, ordenada densificación y atractivo, que los lleve a elevar rápidamente su cotización en el mercado.
Así no solo estaríamos buscando satisfacer una necesidad básica de vivienda sino también creando una zona atractiva que podría ser la artística, intelectual o gastronómica, por ejemplo.
Uno de los distritos más característicos de Manhattan (Nueva York) es Soho, convertido en una de las zonas comerciales más atractivas, zona industrial que en la década del 70 fue abandonada por inmigrantes europeos, luego se convirtió en una zona preferida para las iniciativas artísticas que le otorgaron sus primeras características de identidad y popularidad hasta convertirse en un icono del arte contemporáneo. Soho comenzó atrayendo residentes por sus alquileres de bajo costo, por sus almacenes que se convirtieron en lofts (departamentos con muy pocas divisiones que dan sensación de amplitud y comodidad) y los talleres de artistas que poco a poco le fue impregnado de ese toque bohemio que busca hoy el turista cosmopolita.
La transformación de la zonificación de industrial a residencial en Soho – Nueva York no estuvo dirigida simplemente a construir edificios sin identidad cultural, por el contrario el azar o la oportunidad y las condiciones otorgadas por el gobierno local permitieron que los artistas decidan mudarse a ese lado de la ciudad.
En nuestras antiguas zonas industriales podemos brindar perfectamente la posibilidad de generar actividades culturales como la gastronómica, que permitan la apertura de restaurantes y boutiques culinarias en los primeros niveles de los edificios complementado con pisos construidos exclusivamente para el alquiler de departamentos y alternando con residencias multifamiliares de propiedad exclusiva. Sería muy fácil identificar la zona de las avenidas Argentina y Colonial como un clúster gastronómico y turístico en el Perú.
Así, hay muchas actividades que podrían convertirse en el atractivo principal del nuevo desarrollo urbano sobre los predios abandonados por la actividad industrial, lo importante es que no sean puestos al mercado sin la decisión previa de promover alguna actividad que luego identifique y distinga positivamente la nueva zona.
Los planificadores urbanos en este caso, deben preocuparse no solo en satisfacer la necesidad de vivienda sino también en generar una pronta plusvalía para quienes deciden invertir en la compra de estas nuevas viviendas.
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