Gracias a su estructura alveolar, baja conductividad del calor e impermeabilidad, el corcho ha surgido como una opción de aislante termoacústico e hidrófugo en la industria de la construcción española, aplicable en techos y paredes para proteger estructuras contra la humedad de forma duradera.
El corcho, corteza del alcornoque, reúne diferentes propiedades en un solo material y es de gran difusión en países como España. Está compuesto por una corteza triturada, la cual se mezcla con celulosa, resina acrílica en base a agua y pigmentos orgánicos, de acuerdo a la ficha técnica del portal chileno Isolcork.
Para trabajar con el corcho, la resina actúa como aglomerante que le ofrece cohesión a la pasta. Ello facilita su durabilidad y le brinda propiedades estéticas. Gracias a su aglomerante, el corcho quedará distribuido de manera uniforme, y sus poros naturales permitirán el paso del vapor de agua sin perder su condición de aislante.
“Este revestimiento protege a una construcción contra humedades externas e internas de forma duradera. La alta transpirabilidad del corcho proyectado permite que una casa o nave industrial respire y deje salir la humedad en forma de vapor de agua”, explica la empresa española Kliucork.
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