Se calcula que cada día se utilizan más de 141,000 millones de litros de agua para descargar los inodoros. Ante ello, investigadores de la Universidad de Pensilvania proponen una nueva tecnología, diseñada para hacer que los inodoros sean resbaladizos, de modo tal que puedan limpiarse a sí mismos, reduciendo a la mitad el uso de agua en el procedimiento.
El diseño está inspirado en la naturaleza, específicamente en la planta carnívora cuya superficie se lubrica cuando llueve y desliza a los insectos a su interior. “Es esta combinación del agua y la rugosidad a microescala lo que hace que la superficie se vuelva tan resbaladiza”, dice el profesor Tak-Sing Wong, uno de los autores de la iniciativa.
El diseño consiste en dos recubrimientos separados que crean una combinación de rugosidad y lubricación. Cuando el revestimiento se rocía sobre una superficie, que puede ser una taza de inodoro de cerámica, la cubre con “pelos” de polímero a nanoescala (100,000 veces más delgados que el cabello humano) que se adhieren de forma permanente. Estos pelos microscópicos son cubiertos por una segunda pulverización.
En pruebas de laboratorio con desechos sintéticos, los investigadores observaron cómo estos se deslizaban sin mayor dificultad y sin adherirse al inodoro. El resultado ha motivado a la startup Spotless Materials a animarse para lanzar esta alternativa al mercado en un futuro cercano.
Discusión sobre la noticia