Con el objetivo de reducir su huella hídrica, la central termoeléctrica Fenix Power decidió recuperar el agua del medio ambiente que se condensa en sus turbinas de gas para la generación de energía, a través de la producción de agua desmineralizada. Conversamos con Elías Galdós, jefe de Seguridad, Salud Ocupacional y Medio Ambiente (HSE) de la empresa, quien brindó mayores detalles de esta iniciativa, que le valió a Fenix el Certificado Azul de la Autoridad Nacional del Agua (ANA).
La central termoeléctrica de Fenix Power, ubicada en la zona de Chilca (Cañete), es una planta de ciclo combinado que genera energía a través de dos turbinas de combustión a gas natural y una turbina a vapor. A efectos de optimizar sus operaciones, utilizan un equipo chiller que enfría el aire para obtener una mayor densidad de oxígeno. Gracias a ello, ganan hasta 10 MW de energía en la producción.
“Como consecuencia del enfriamiento de las tuberías en la parte de ingreso del aire, el agua que está contenida en el ambiente se condensa”, explica Galdós.
RECUPERACIÓN DEL AGUA CONDENSADA
El representante de Fenix comenta que, inicialmente, el agua que se condensaba producto del enfriamiento era dispuesta a la entrada del agua de mar a través de una planta de tratamiento, es decir, pasaba el proceso de ósmosis inversa en primera y segunda etapa, para finalmente ser diluida, con lo cual no era aprovechada.
“En primera instancia pensamos utilizar esta agua en el sistema contra incendios, ya que este se alimenta de agua desalada. Pensamos que sería fácil hacer una derivación de la tubería, y en lugar producir agua desalinizada para el sistema, utilizaríamos el agua destilada del ambiente”, comenta.
Según indica, la empresa finalmente decidió utilizar el agua condensada para la producción de energía, al considerar esta alternativa como más productiva. “Tenemos dos turbinas a gas pero también una turbina a vapor. Para generar energía con ese vapor, tenemos que producir agua desmineralizada”, explica.
Señala que producir el tipo de agua requerida es un proceso costoso, ya que debe atravesar dos etapas de ósmosis inversa y una desionización. No obstante, al contar con una buena calidad en el agua del condensado, se optó por ingresarla a la segunda etapa de ósmosis inversa, evitando la primera. “Con ello ahorramos energía, dinero y productos químicos, y además producimos agua para el caldero”, comenta.
En resumen, el agua condensada es inyectada en una segunda etapa de la planta de tratamiento, con lo que se obtiene agua de reposición para el caldero y con ese recurso es posible generar energía, explica Galdós.
La recuperación de agua condensada para la generación de energía, mediante la producción de agua desmineralizada ha permitido que Fenix Power recupere más de 25,500 m3 de agua.
CICLO COMBINADO
El responsable de HSE de Fenix Power señala que son los gases de combustión que mueven las turbinas en la planta, estos gases podrían pasar a través de una chimenea y emitirse al medio ambiente en un ciclo simple. Sin embargo, al tratarse de un ciclo combinado, es necesario contar con un caldero intermedio, ya que los gases de combustión tienen 900 grados centígrados y se puede aprovechar esa energía.
“Pones un caldero, este aprovecha la energía, los gases de combustión salen al ambiente con 90 grados centígrados y ese caldero lo que hace es producir vapor a alta presión, que es direccionado a una turbina a vapor. En nuestro caso, de ese modo generamos un tercio de energía de la planta”, señala.
A través de este procedimiento, la empresa recupera en principio unos 25,500 m3 de agua. No obstante, luego de los primeros meses de implementación y en vista de la capacidad instalada de la planta, Fénix prevé duplicar lo pronosticado inicialmente en los próximos meses.
INVERSIÓN
El proyecto de recuperación de agua condensada en turbinas de gas de Fenix Power requirió una inversión de US$ 80,000, orientada a excavaciones, conexiones, instrumentación electrónica y modificaciones en la planta de tratamiento de agua. No obstante, Galdós prevé que esta inversión pueda recuperarse en año y medio gracias al ahorro que puede generar la iniciativa.
“En el procedimiento regular se usa agua de mar y pasa por dos etapas, desalinizarla y luego desmineralizarla, con lo que el proceso es más largo y además reduce vida de la primera etapa. Esto se evita aprovechando el condensado del aire, lo cual generará un ahorro de casi 60 mil dólares al año”, explica.
Respecto a la reducción de la huella hídrica, Galdós explica que en el caso de Fenix es mínima, ya que su huella hídrica directa es de cero, debido a que utiliza agua de mar en todos sus procesos, dado que se ubica en una zona desértica. “Nuestra huella hídrica indirecta es de 80 litros por megawatt y la reducción de esos 80 litros es marginal, dada nuestra naturaleza”, sostiene.
CERTIFICADO AZUL
El proyecto de Fenix fue acreedor al Certificado Azul por parte de la Autoridad Nacional del Agua (ANA), que otorga dicho reconocimiento desde el año 2016 a empresas hídricamente responsables. Esta iniciativa busca promover la implementación de proyectos de reducción de huella hídrica de forma voluntaria en el sector privado, a fin de contar con una masa crítica de compañías comprometidas con el medio ambiente.
Esta iniciativa le permitió a Fenix obtener el Certificado Azul por parte de la Autoridad Nacional del Agua (ANA), una distinción dirigida a empresas del sector privado comprometidas con la gestión eficiente del recurso y la reducción de su huella hídrica.
Para postular a este certificado, es necesario plantear dos iniciativas, una que genere valor interno en procedimientos de planta en la reducción de la huella hídrica directa, y una adicional que genere valor compartido en la comunidad. En el caso de Fenix, el proyecto de aprovechamiento de agua condensada fue complementado por la iniciativa Hogar Azul.
En vista de que la comunidad circundante de Las Salinas contaba solo con dos horas de agua potable al día, se optó por ampliar el alcance de la planta para aumentar la dotación a 17 horas diarias. Ello se sumó a una campaña para promover el uso eficiente del agua, sensibilizando a la población e instalando en un grupo de viviendas y establecimientos públicos una serie de dispositivos de regulación de caudal. Con ello, se ha logrado ahorrar, hasta el momento, unos 8,400 m3 de agua.
“Buscamos mecanismos de optimización, ser más sostenibles y tener un valor compartido con la comunidad. La existencia de este tipo de certificados es un soporte para que esto se siga dando, y también para mostrar que aun partiendo con una huella hídrica de cero, es posible hacer este tipo de esfuerzos”, puntualizó Galdós.
Gracias a la gestión hídrica que viene realizando Fenix, ha recibido reconocimientos como el Premio Agua para Vivir de CIT en 2013, Premio a la Responsabilidad Social y Desarrollo Sostenible de Perú 2021 en 2015 y el Premio Nacional Cultura del Agua de la ANA en 2016.
Discusión sobre la noticia