Teniendo a la naturaleza como referente, el diseñador español Martín Azúa creó un jarrón de barro deformado por el peso de una piedra.
El objeto muestra la belleza de sus materiales sin recurrir a artificios ni refinamientos. “Las piedras son objetos singulares que de alguna manera nos remiten a un paisaje”, reflexiona el diseñador.
Los jarrones están hechos en base a cerámica muy porosa que permite filtrar el agua. No fueron pensados para contener flores, sino como una pieza particular. El diseñador, quien contó con la colaboración del ceramista Marc Vidal, busca con su propuesta reivindicar la capacidad de un elemento natural para entablar diálogo con un oficio tradicional.
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