Incentivar la participación de los vecinos, aumentar la accesibilidad, consolidar espacios de convivencia y dar prioridad al peatón. Estos son algunos elementos de “La Ciudad de lo Común”, propuesta de los arquitectos Daniel Canchán Zúñiga y Eliú Ruiz Vela, que obtuvo el primer lugar en el Concurso Nacional de Anteproyectos de Arquitectura de la Plaza de Armas, Centro Cívico y Parque de Integración de la ciudad de La Merced – Chanchamayo.
La Municipalidad Provincial de Chanchamayo y el Colegio de Arquitectos del Perú – Regional Junín organizaron a fines del año pasado un concurso de anteproyectos para repotenciar los espacios públicos más importantes de la ciudad de La Merced.
La iniciativa busca incorporar estrategias de regeneración urbana en los futuros planes de ejecución municipal, por lo que todas las propuestas debían ser acordes con el estudio de diagnóstico contemplado en el Plan de Desarrollo Urbano de la ciudad de La Merced 2012-2021.
EN BUSCA DE UNA RENOVACIÓN URBANA
Articular la zona monumental de La Merced con la renovación urbana del eje central de sus espacios públicos es uno de los objetivos principales del municipio de Chanchamayo, y que sustentan su convocatoria a un concurso de anteproyectos. A ello se suma la necesidad de aumentar la conectividad de todas estas áreas, a fin de consolidar un eje social – cultural – comercial – turístico.
Se busca también maximizar la accesibilidad a estos espacios, así como la posibilidad de darles un uso creativo y cultural, garantizando a su vez el libre acceso para los peatones y ciclistas, considerando una mayor inclusión para personas con limitación física.
Estos lineamientos se complementan con el uso de materiales coherentes con el clima y medio geográfico que permita un adecuado mantenimiento, con proporciones ergonómicas y alto valor estético.
A ello se suma la puesta en valor del uso de los atributos paisajísticos naturales, como es el caso de la vegetación de la zona y el entorno urbano, en armonía con valores patrimoniales como la textura, color, trazos y perfiles urbanos existentes en el perímetro del área de intervención.
RESULTADOS
El Concurso de Anteproyectos de Chanchamayo contó con la participación de 474 arquitectos, divididos en 129 equipos, provenientes de 27 ciudades en 16 departamentos. El jurado calificador otorgó el primer lugar a la propuesta “La Ciudad de lo Común” (Código #01220), de los arquitectos Daniel Canchán Zúñiga y Eliú Ruíz Vela.
Como primera mención honrosa, el jurado la propuesta “La Selva: De regreso a la ciudad” (Código #01151) de los arquitectos Hidelberto Quispe, Jean López, Luis Villaverde, Jampier Canto, Susan Rojas y Daniela Jáuregui.
La segunda mención honrosa fue para los arquitectos Jorge Cheng y Lorena Franco (Código #01203), mientras que la tercera mención honrosa fue para los arquitectos Jorge Guerrero, José Perleche, Raúl Gálvez, Juan Santa Cruz y Wilmer Coronado (Código #01254).
LA CIUDAD DE LO COMÚN
Daniel Canchán y Eliú Ruiz son egresados de la Facultad de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Su propuesta “La Ciudad de lo Común” obtuvo el primer lugar en el Concurso de Anteproyectos de Chanchamayo.
Los arquitectos plantean continuar con la ruta participativa puesta en marcha por la Municipalidad de Chanchamayo. Según consideran, la participación vecinal debe ir más allá de validar las intervenciones, y en realidad debe ser un proceso de intercambio y transformación social, que consolide la idea de que la ciudad es una construcción compartida.
“El nombre de nuestra propuesta alude a lo común como un punto medio entre lo privado y público. En ese punto está el trabajo de la gente, del Estado y de todos los demás actores involucrados en construir la ciudad. Esto se puede hacer a partir del espacio público, donde todos podamos coexistir a pesar de las diferencias”, explica Daniel Canchán.
Por su parte, Eliú Ruíz destaca el trabajo previo realizado por la organización del concurso, consistente en recoger el imaginario de la gente. “Consultaron qué cosas había que rescatar, o qué situaciones eran las que ellos preferían que se den en un espacio importante como era las plazas”, señala.
SITUACIÓN ACTUAL
Los arquitectos recorrieron los puntos de intervención planteados en el concurso, constatando que existen pocos espacios para sentarse o realizar actividades, lo que convierte a las plazas en meros lugares de paso.
“El principal atractivo de las plazas radica en los comercios ubicados alrededor. La gente va a los establecimientos y permanece en la plaza poco tiempo. Además, cuando llueve no hay muchos sitios donde uno se pueda proteger. La poca gente que se quedaba lo hacía porque iba con niños debido a que hay unos juegos de plástico instalados”, describe Ruíz.
COHESIÓN SOCIAL
La propuesta de Canchán y Ruiz rescata el valor histórico de la ciudad de La Merced, que ha sido testigo de diferentes procesos de inmigración, descritos como procesos más económicos que culturales. Así, se plantea una expresión de aspiraciones y reivindicaciones colectivas. Para ello se intuye una serie de lineamientos generales que permitan una cohesión social.
La idea de “Conectar la ciudad” busca generar accesibilidad con iniciativas que vayan más allá de ampliar o arreglar vías, sino integrando un sistema de transporte público de calidad. En tanto, “Potenciar el centro” hace referencia a consolidar el espacio de convivencia como un lugar activo, abierto e inclusivo, donde el protagonista sea el peatón.
Se plantea también “Vivir el paisaje”, es decir, cuidar los elementos naturales que acompañan la ciudad. Esto implica intervenir el espacio público lineal a la ribera del río y generar una red de circuitos en las montañas con potenciales miradores. La cuarta estrategia es “Descentralizar el espacio público”, especialmente en la zona sur, convirtiéndola en un área de densidad media.
“La propuesta es hacer que las dos plazas más el centro cívico se conviertan en una gran plaza donde hay equipamiento, espacio público, eventos, que se entienda como un solo espacio”, añade Canchán.
CIUDAD PROGRESIVA Y PARTICIPATIVA
La implementación de la propuesta de Ruíz y Canchán se basa en cuatro estrategias de gestión. La primera es “Entender la plaza / Pensar la ciudad”. Consiste en tomar la Plaza de Armas, Centro Cívico y el Parque de Integración como excusa para pensar toda la ciudad en conjunto, pasando de una escala micro a una macro, que involucre la participación de los ciudadanos.
“El debate como herramienta” es la segunda estrategia. Implica que todas las ideas y lineamientos de diseño sean puestos a debate por parte del público, como una discusión constructiva que alimente el diseño y defina responsabilidades.
La tercera estrategia se denomina “La ciudad(anía) en el tiempo”. Consiste en que, una vez establecido el plan para la ciudad, este sea puesto en marcha de forma progresiva, considerando fases y etapas. Los arquitectos consideran que los proyectos no se imponen de un momento a otro, por lo contrario, toman tiempo, lo cual los enriquece.
En paralelo con los tres primeros lineamientos, se realizará el proceso de “Transformación física / Transformación social”, el cual se asocia a un trabajo social muy fuerte, que incluye capacitaciones a funcionarios municipales, activaciones socioculturales y campañas de concientización a la ciudadanía.
UN CENTRO HISTÓRICO PEATONAL
Los arquitectos proponen aprovechar la topografía de la ciudad de La Merced, cuyo centro histórico se encuentra en un área relativamente plana. Ello hace factible recorrerlo a pie o en otros medios de transporte alternativos. Siendo la distancia máxima a recorrer solo 600 m, se plantea darle prioridad al peatón, y que los únicos autos permitidos sean de emergencia, y de carga y descarga en la noche.
Asimismo, las dos calles principales del centro permitirán enfatizar las conexiones entre los principales equipamientos del lugar. La propuesta permitirá conectar el mercado principal de la ciudad y el hospital. En el otro sentido, el mirador del Cerro La Cruz conectará con la ciudad a través de un nuevo camino.
Para evitar que los cambios sean percibidos como radicales, se propone implementarlos de forma progresiva. En principio, se plantea cerrar el paso de vehículos un domingo de cada mes, y posteriormente convertir las calles en zonas exclusivas para peatones a lo largo de todo el centro histórico.
CONSOLIDANDO UNA GRAN PLAZA
La propuesta incluye también pasar de dos plazas divididas a una gran plaza unificada, de la que son parte el centro cívico y la iglesia. Si bien se mantendrán los trazados originales, estos se convertirán e huellas activadoras en ambos lados de la plaza.
También se tomó en cuenta la relación entre espacio público y equipamiento como un elemento esencial. Para ello, se busca aprovechar la plaza elevada del centro cívico para conectar, de forma simbólica, al municipio con los vecinos.
La intervención no podrá dejar de lado los valores existentes, los cuales deberán ser aprovechados al máximo posible. Por ejemplo, los postes de luz servirán como estructuras para nuevas luminarias, mientras que los muros de contención pasarían a utilizarse como asientos. En tanto, ciertos pavimentos se convertirán en mosaicos para las nuevas pozas. De esa forma, se complementará lo antiguo con lo moderno.
La estrategia de “activar las huellas” busca romper con el uso único que tienen los trazados actuales. Al sacar las rejas y generar lomas, se generan múltiples recorridos. Al mismo tiempo se aprovecha la sombra ya existente de los árboles. “Pasar de huellas que fragmentan a huellas que unifican y activan nuevos círculos entre loma y loma”, indica la propuesta.
Finalmente, se propone que sean los mismos peatones quienes definan los usos del mobiliario, pozas y elementos en general. Gracias a la ambigüedad de los elementos, el ciudadano tendrá libertad para decidir cómo usar el espacio público.
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