En el marco del Día Mundial del Agua, celebrado el pasado 22 de marzo, es preciso recordar que a la fecha no todos los peruanos cuentan con este recurso de forma continua. Según la Encuesta Nacional de Hogares realizada por el INEI en el 2018, cerca de 3.6 millones de personas en el país no cuentan con acceso al agua potable.
En aquella encuesta, se determinó que, de esa cantidad de personas, unas 342,000 viven en Lima y se abastecen a través de camiones cisterna, lo cual genera costos muy elevados en comparación con los hogares que sí cuentan con el servicio de forma continua.
La falta de agua en muchas regiones del país, ocasionada por una distribución desigual, cobra especial importancia en una época de emergencia nacional, a causa de la propagación del coronavirus, sin olvidar el rebrote del dengue en varios puntos del país, que afectan la salud de miles de personas.
Especialistas han advertido que el Covid-19 puede ingresar al organismo al inhalar partículas que expulsa una persona enferma al hablar, toser o estornudar. El virus también se aloja en superficies como pasamanos o muebles, por lo que estas deben ser muy bien aseadas de forma constante.
Según la directora de Aquafondo, Mariella Sánchez, existen diferentes medidas que la población puede adoptar para garantizar la seguridad hídrica en las ciudades y disminuir el riesgo de una posible crisis ante la falta del agua.
“Promover una cultura del agua es importante para generar conciencia social y participativa en la gestión de los recursos hídricos por cuencas, rehabilitando estructuras naturales, por ejemplo, considerando el desarrollo sostenible para la gestión eficiente, teniendo en cuenta los conocimientos tradicionales en un escenario de gobernanza hídrica en la comunidad y con una mirada de gestión integral”, detalló.
Al respecto, dijo que es importante rehabilitar estructuras de origen ancestral como las amunas, lo cual permitiría aumentar el agua disponible en época seca, de mayo a noviembre, hasta en un 33%, y hasta en 7.5% durante los meses restantes. Estas estimaciones, indicó, están basadas en un estudio publicado en Nature Sustainability.
Aquafondo pudo comprobar estas estimaciones al evaluar una de estas estructuras, ubicada en San Pedro de Casta (Huarochirí, Lima). Se trata de la amuna Saywapata, donde se realizó un estudio de monitoreo hidrológico, el cual mostró que los caudales de infiltración alcancan hasta 88.7 l/s en 1 km de amuna, lo cual implica una recarga potencial de 225,800 m3 de agua en época de lluvia.
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