Por: Jorge Zapata. Gerente general de La Muralla Inversiones Inmobiliarias.
Se hace imperativo dar un respiro a la golpeada economía. Una segunda fase en el control de la epidemia debe contemplar que por lo menos algunos sectores de la producción puedan operar. En tal sentido, es imprescindible que empecemos a preparar a las industrias que se vayan a liberar, es decir, a aquellas que puedan realizar sus actividades sin poner en riesgo a sus trabajadores ni a la estrategia del gobierno en la lucha contra la epidemia.
A la fecha, la cadena de abastecimiento, producción y comercio de alimentos y, las unidades mineras que se encuentran aisladas de los centros urbanos, vienen funcionando. La primera sin restricciones y la segunda de forma parcial. Es vital contar con información estadística de contagios de COVID-19 en estos dos sectores, a fin de evaluar la efectividad de sus protocolos, ya que estas experiencias pueden servir de modelo a otras industrias, de comprobarse que sus operaciones no traen mayor riesgo.
Hay propuestas para que también puedan operar aquellos proyectos de construcción que puedan colocar a sus trabajadores en instalaciones que sirvan de albergue, de manera que estos no requieran usar transporte público.
Al respecto existen dos opciones: implementar campamentos en las obras donde sea posible hacerlo, o colocar a los trabajadores en alojamientos próximos a la ubicación de los proyectos. Resuelto lo anterior, los protocolos al interior de las obras deben ser lo suficientemente rigurosos y efectivos para poder desarrollar las operaciones de construcción con mínimo riesgo sanitario.
Cabe resaltar, que los empresarios de la construcción ya hemos trabajado en protocolos sanitarios que hemos puesto a disposición del gobierno para su respectiva evaluación.
En ese contexto, debería permitírsenos aprovechar los días que quedan de aislamiento para poner en práctica ensayos sobre nuevos procedimientos para actividades típicas en la construcción, de manera que estos ensayos nos permitan evaluar la efectividad de los protocolos bajo distintas alternativas de acción. Así, una vez levantada la orden de inamovilidad, no saldremos a iniciar operaciones de forma improvisada.
Sin embargo, vemos con preocupación que no hay mensajes por parte del Gobierno sobre lo propuesto anteriormente y menos aún sobre los planes que tendría para ir abriendo sectores de la economía.
Las empresas constructoras podemos y queremos hacer el esfuerzo de controlar mejor nuestras operaciones para no afectar los planes de control sanitario del país. Y tenemos la seguridad de que estos esfuerzos no van a ser menores.
No obstante, es necesario un plan de acción dialogado con el Gobierno para poder ir preparando el retorno a las labores en las mejores condiciones. Hoy más que nunca se requiere de un pacto que involucre a empresarios, trabajadores y Estado para que juntos saquemos adelante un plan de retorno eficaz, que permita a la industria volver al trabajo, salvaguardando escrupulosamente la salud de sus trabajadores y de la sociedad.
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