Un adecuado sistema de saneamiento que involucre la expulsión y conducción de desechos orgánicos domésticos es uno de los grandes desafíos cuando de construir viviendas se trata, más aún cuando no existe una red de desagüe cercana a la edificación.
Este déficit de infraestructura sanitaria precisa a optar por alternativas como los pozos sépticos o pozos negros. Sin embargo, esta solución aparentemente más rápida a esta necesidad básica, podría acarrear una serie de inconvenientes, que nacen incluso desde su construcción la que involucra una gran inversión en materiales, tiempo y hasta mano de obra, por el mayor número de trabajadores que se necesitan.
Sin olvidar que estos simples contenedores, al ser elementos fabricados in situ, necesitan una especial impermeabilización, sellado y aditamentos para evitar agrietamiento o rajaduras en sus paredes. Caso contrario, los desechos pueden filtrarse hacia el terreno donde se ubica, contaminando la zona cercana a las edificaciones; generar malos olores y hasta enfermedades que es lo más lejano al objetivo de un servicio sanitario adecuado.
Ante esto, existe una solución más higiénica, de fácil instalación y mantenimiento: El Biodigestor Autolimpiable de la empresa Rotoplas, que es un tanque elaborado en polietileno de alta densidad y de una sola pieza, que lo hace más resistente y seguro. Este biodigestor recibe las aguas residuales domésticas y realiza un tratamiento primario del agua favoreciendo el cuidado del medio ambiente, evitando la contaminación de mantos freáticos; así como enfermedades derivadas por la fragilidad de otros sistemas sanitarios.
Es Autolimpiable ya que no requiere inversión por la intervención de máquinas, ni de bombas electromecánicas para recoger el contenido como si sucede con las fosas sépticas tradicionales. En este caso, solo es necesario abrir la válvula para vaciar los lodos. La extracción de lodos se hace cada 12 meses y no requiere invertir en un equipo de trabajo ni arriesgar la salud.
¿CÓMO FUNCIONA?
Dentro de él ocurre un proceso de retención y degradación de las aguas residuales generado por un proceso de fermentación o digestión anaerobia que ayuda a la descomposición. Esto se explica en las tres etapas del proceso. El Biodigestor retiene el material orgánico. Luego, debido a la ausencia de aire, los microorganismos de esta digestión anaerobia comienzan a degradar los sólidos, que se depositarán en el fondo y se convertirán en lodos, que luego podrán usarse como abono. El agua ya tratada y sin olores fétidos es infiltrada en el terreno mediante la construcción de una zanja o un pozo de absorción de acuerdo al tipo de suelo de la zona.
Rotoplas, además, ha tomado en cuenta la demanda y necesidad de cada grupo familiar. Por esa razón ofrece biodigestores con la capacidad de procesar entre 600, 1,300, 3,000 y 7,000 litros de desechos. El diseño del Biodigestor Autolimpiable Rotoplas cumple con la NTP I.S.020, está listo para instalar y reduce la inversión en mano de obra; es de fácil transporte, no genera olores, se puede instalar cerca de la vivienda y tiene una garantía de 10 años.