Por: Jorge Zapata. Gerente general de La Muralla Inversiones Inmobiliarias.
Cuando a través de un estudio de GRADE nos enteramos que el 93% del nuevo suelo urbano poblado en el Perú durante los últimos 20 años ha sido ocupado por invasiones; cuando ese mismo estudio da cuenta que se gasta S/ 1,000 millones al año en dotar agua, desagüe y otros servicios a viviendas precarias construidas sin licencia y otras formalidades y solo S/ 142 millones en apoyar a las familias de menores recursos que adquieren viviendas nuevas construidas formalmente con todos sus servicios; cuando sabemos que las conexiones de agua y saneamiento en zonas ocupadas por invasión cuestan entre cinco y 10 veces más que las conexiones en expansiones urbanas formales; tenemos que llegar a la conclusión que estamos haciendo mal las cosas.
El modelo fáctico de expansión urbana y construcción de vivienda se ha impuesto sobre la política anticuada y de solución muy parcial desarrollada durante los últimos 50 años. Y, este modelo por el que hemos transitado, ha producido tal desastre en nuestras ciudades que hoy se hace evidente que es insostenible.
La buena noticia es que el Ministerio de Vivienda Construcción y Saneamiento finalmente lo ha entendido y está dispuesto a cambiar el modelo e implementar políticas y normas regulatorias orientadas a buscar que desarrollar vivienda desde otro modelo, el modelo con el cual normalmente se desarrolla vivienda y expansión urbana en cualquier ciudad moderna. Es decir, a través de planificación urbana, ocupación formal, regeneración de suelo y venta de viviendas desde el sector privado; articulando para ello el ahorro de las familias, el apoyo del estado a través de subsidios y el crédito hipotecario otorgado por las instituciones financieras.
Sin embargo, el MVCS enfrenta la anacrónica oposición de un alcalde metropolitano siempre dispuesto a poner trabas a fin de imposibilitar el desarrollo de este nuevo modelo más coherente, eficiente y justo para los peruanos de menores recursos. En este empeño lo acompañan burgomaestres de los distritos mesocráticos de la ciudad, sumándose al boicot al Reglamento Especial dictado por el MVCS para desarrollar más vivienda de interés social, dado que simplemente no las quieren en sus distritos.
Adicionalmente, el alcalde de Lima ha anunciado la revisión del reajuste integral de zonificación para el distrito de Lurín aprobado por su propio Concejo Metropolitano. No vamos a discutir la conveniencia del RIZ porque sería materia de otro análisis, pero si la inclinación por las marchas y contramarcha a las que nos va acostumbrando nuestro alcalde, con su consecuente nulidad absoluta de avances en planes, proyectos y ejecución de obras para la ciudad.
Sería bueno preguntar a los alcaldes que piensan del problema de la vivienda y de la ocupación del suelo en la ciudad. Por las acciones que emprenden pareciera que para ellos esta problemática no existe, o que se encuentran conformes con el modelo de la invasión, con su consecuente paupérrima calidad de vida brindada a millones de ciudadanos.