Cuando en la década de 1990, el gobierno alemán decide rehabilitar el edificio del Reichstag, convoca a un concurso internacional. El ganador fue sir Norman Foster, quien muy a su estilo dotó de nuevas funcionalidades a toda la estructura. La intervención del arquitecto se basó en una serie de puntos, que los especialistas sintetizan de este modo: transparencia, respeto por la historia y protección del entorno.
La historia nos dice que cuando se decidió trasladar el Parlamento alemán de Bonn a Berlín y reubicarlo donde funcionaba el histórico Reichstag, un concurso abierto fue lanzado para encontrar una solución arquitectónica. El estudio Foster fue uno de los pocos extranjeros a los que se le permitió competir y fueron declarados ganadores luego de la segunda etapa. El diseño está basado en cuatro aspectos principales: la historia del Reichstag, el trabajo de los parlamentos, ecología/ energía, y la economía en la realización del proyecto.
La intervención del arquitecto se basó en la transparencia, respeto por la historia y protección del entorno.
En esa época el edificio del Reichstag estaba completamente deteriorado, producto de las guerras y las afrontas civiles que se suscitaron tras ella. Sin embargo, el reto estaba asumido, y Foster basándose en la premisa que había que respetar la historia, decidió conservar algunas huellas del pasado. Dejó la estructura originaria, pero cambió radicalmente la cúpula. Lo que se aprecia actualmente, es una estructura de vidrio y acero, en cuyo interior dos tramos helicoidales conducen a un área de observación, justo en correspondencia con la sala de plenos.
Al entrar se tiene la impresión de estar en un jardín de invierno, cuyos efectos de luz y transparencia se ven acentuados por el cono invertido que se encuentra en su centro y que está completamente revestido por 360 espejos inclinados.
La estructura tiene un diámetro de 40 m, una altura de 23.5 m. De día los espejos reflejan la luz natural, iluminando la sala de plenos; por la noche, en cambio, se produce un proceso inverso: siempre gracias a los espejos, la luz artificial de la Sala de Plenos se refleja exteriormente, iluminando la cúpula.
Sostenida por 12 columnas de cemento armado, la estructura tiene un diámetro de 40 m, una altura de 23.5 m y un peso total de 1,200 toneladas. Su armazón de acero consta de 24 nervios verticales en intervalos de 15 grados, 17 anillos horizontales con una distancia entre ellos de 1.65 m y una superficie acristalada de 3,000 m2. Por su interior suben en espiral dos rampas situadas en extremos opuestos de la planta circular. Estas rampas tienen unos 1.8 metros de ancho y 230 m de largo.
El tronco de cono, que hace de «escultura de luz» tiene una base inferior de 2.5 m, mientras que la superior mide 16 m. Esta dotada, además, de una pantalla móvil que se desplaza para impedir la penetración del calor y de la luz solar directa.
De día los espejos reflejan la luz natural, iluminando la sala de plenos; por la noche, en cambio, se produce un proceso inverso: siempre gracias a los espejos, la luz artificial de la Sala de Plenos se refleja exteriormente, iluminando la cúpula. Esta última se transforma, por tanto, en una especie de linterna, observando la cual se puede se puede saber si el parlamento está reunido.
La cúpula desempeña también un importante papel en el sistema de ventilación, ya que extrae aire caliente hacia arriba, mientras que los ventiladores reciclan la energía del aire de desecho. La cúpula es, por tanto, no solo un elemento distintivo de la composición arquitectónica, sino también un importante dispositivo de energía y de iluminación.
El edificio, además, tal como ha sido reconstruido, es un ejemplo de arquitectura sostenible , no solo por el uso de ventilación y de luz natural, sino también por los sistemas de recuperación del calor y de cogeneración.
Por su interior suben en espiral dos rampas situadas en extremos opuestos de la planta circular. Estas rampas tienen unos 1.8 metros de ancho y 230 m de largo.
La electricidad, de hecho, es extraída del petróleo vegetal a través de un sistema que reduce en un 94% la emisión de anhídrido carbónico. Además, el calor en exceso es desviado a una capa acuífera a 300 m por debajo del edificio, de modo que en invierno el agua caliente almacenada pueda ser utilizada para calentar el edificio.
El proyecto de Foster ha partido, por tanto, de una atenta reflexión sobre los cambios sociales y políticos de la ciudad, pero ha dejado también un amplio espacio a las más innovadoras soluciones tecnológicas.
HISTORIA
El edificio del Reichstag fue diseñado por Paul Wallot, terminó de construirse en 1894 siguiendo un estilo neorrenacentista. En 1933 fue víctima de un incendio provocado cuya autoría no llegó a esclarecerse del todo. Al final de la Segunda Guerra Mundial, durante la Batalla de Berlín, fue escenario de cruentos combates y resultó seriamente dañado. En la década de 1960 se realizaron las reformas más urgentes.
La cúpula que se añadió durante las reformas se ha convertido en una atracción turística de primer nivel y en un símbolo de la ciudad. Los visitantes entran en el edificio por la puerta occidental. Tras pasar un control de seguridad suben por medio de dos ascensores al tejado, situado a 24 m de altura y en cuya parte trasera se encuentra el Käfer, un pequeño restaurante.