El ejercicio de la planificación urbana en Lima Norte
Por: MSc. Arq. Gerardo Regalado R.
El urbanismo como forma de vida ha incrementado cada vez más las desigualdades socioeconómicas en las ciudades latinoamericanas, fenómeno denominado por Secchi (2015) como una “injusticia espacial”, aquella que no concreta un acercamiento entre el “discurso urbano” y la acción de la política urbana por disminuir la escisión entre los que pueden acceder económicamente al suelo residencial urbanizable y los que no.
La naturaleza de la propuesta de “Planeamiento Integral -Proyecto Transformador de la metrópoli de Lima- Ciudad del Talento en Ancón- Vivienda Social, Microempresas y Comercio”, ha devenido en pensar y recordar una doctrina ya desfasada desde el punto académico y político, el “desurbanismo”, aquella que nos remite a la dicotomía “campo-ciudad”, a las formas de relación e interacción de los asentamientos humanos y su vínculo con la estructura productiva e industrial de aquellos tejidos urbanos pensados como la “ciudad nueva” o un “nuevo mundo”.
Esta doctrina data del año 1929 en plena transformación y revolución rusa producto de su gran depresión económica debido a la primera guerra mundial, y se remite al pensamiento y praxis de lo que se consideraba como la “ciudad socialista”, donde el urbícola debería ocupar un lugar como sujeto productivo dentro de una sociedad que propugnaba la libertad colectiva.
Esta idea de una “nueva ciudad” se afincaba en el interés por los modelos urbanos del tipo extraurbanos y descentralizados, plagados de viviendas unifamiliares dispersas y aisladas, cuya naturaleza propugnaba en hacer coincidir las fuerzas productivas y estructuras habitables. Estos nuevos centros urbanos se integraban convenientemente a “polos de crecimiento” o “polos productivos”, generaban dispersión industrial y residencial de baja densidad, en un claro pensamiento de fundir la antinomia campo-ciudad, como lo propusieron en su momento Arturo Soria (1882-1894) con la propuesta de la “ciudad lineal” o Ebenezer Howard (1898) con su propuesta de la “ciudad jardín”.
Este hábitat nuevo para un “hombre nuevo” era un tejido urbano disperso de viviendas mínimas, con equipamientos y servicios colectivos integrados mediante transportes individuales y colectivos a partir de redes de autopistas y de trenes, una lógica perversa de dispersión de los usos del suelo procurando evitar la mezcla de las funciones urbanas, a partir de lo que denominaban “condensadores sociales” para una nueva forma de vida (clubes de obreros, casas comunales, etc.), con una relación biunívoca con la industria y las zonas agrícolas, pero con un alto costo de urbanización, aumento de la segregación socioeconómico espacial, y subvalorando y degradando la estructura ecológica que la acoge.
La “ciudad del talento” coincide expresamente con la naturaleza de los postulados del “desurbanismo”. Se constituye en una propuesta que se ubica convenientemente en el ámbito de influencia del Parque Industrial de Ancón (PIA); sobre la zona de influencia del Área de Conservación Regional Lomas de Lima que son ecosistemas frágiles y vulnerables ante presiones antrópicas y que ponen en grave riesgos los servicios ecosistémicos que brindan, tales como: la provisión de flores, frutos, arbustos, agua y recursos genéticos; el aporte del soporte para la fotosíntesis de las plantas, la formación del suelo, el mantenimiento de los ciclos de vida de especies migratorias, la conservación de la variabilidad genética; ofrecen sistemas de regulación de la calidad del aire, la regularización del suelo; y detentan valores culturales para el ecoturismo y las investigaciones científicas.
La preocupación comienza a partir de la promulgación de la Ordenanza N° 2103-2018-MML que “modifica” la zonificación de la Quebrada de Río Seco, cambiando convenientemente una gran parte de la Zona Ecológica Paisajística (ZEP) a “suelo urbanizable” del tipo Comercio Industrial (CIn) vinculado a las actividades del PIA, acometiendo seriamente con el proyecto especial “Parque Ecológico Nacional Antonio Raimondi.
ZONIFICACIÓN
En clara conveniencia con dicha ordenanza, como se acostumbra “planificar” nuestras ciudades, la “ciudad talento” (1,394.45 has.) se acodera en la parte posterior del PIA, buscando un sustento y atractivo margen potencial que despierte el interés de las urbanizadoras a fin de hacer atractivo el “negocio” inmobiliario del tipo residencial. No obstante, este proyecto ubica usos residenciales, comerciales e industriales en la Quebrada de Río Seco, donde existen peligros asociados a movimientos de masas y deslizamiento de tierras ante fenómenos naturales como el Fenómeno El Niño.
Esa localización, además provocaría, como ya está sucediendo, invasiones de tierras (900 has. a la fecha), especulación del suelo urbano, y ahuyenta a los inversionistas, tal cual ha sucedido en el caso de la zona industrial de la Av. Argentina en el Callao, poniendo en riesgo los procesos de promoción del PIA por parte de PROINVERSION y debilitando los esfuerzos por consolidar el proyecto de “Ciudad Bicentenario” e inversiones asociadas, que si cumplen con las características y condiciones que proporcionan un marco de debido respeto para con los ecosistemas frágiles y que se encuentra direccionadas al restablecimiento de las condiciones ambientales para la reducción del riesgo y recuperación de los ecosistemas degradados.
La “ciudad del talento” no es una solución al problema del déficit de la vivienda de Lima Norte, sobre todo en manos de inversionistas privados, porque no garantiza que no se genere urbanización espontánea e informal alrededor del PIA, todo lo contrario, aumentaría la presión de grupos poblacionales azuzados por especuladores de terrenos, formales y falsas “inmobiliarias”, desencadenando fenómenos de deseconomía urbana y de contaminación ambiental imposible de responder por una autoridad edil débil e ineficaz en la gestión urbana y por qué las empresas proveedoras de servicios de infraestructura básica no contemplan una cobertura de sus servicios, ni siquiera a largo plazo, esto sumado al estrés hídrico que presenta y avanza de forma inexorable en Lima Norte.
Por otro lado, la “ciudad del talento”, no garantiza su accesibilidad pues se apoya una “futura” vía periurbana, vía de interconexión vial Ancón-Carabayllo cuyos estudios no considera entre otras condicionantes, las características geomorfológicas de la intercuenca comprometida, respecto a la altura y pendientes propias de las estribaciones andinas que conforman esa área.
En otro sentido, esta propuesta se asienta en un área que ya cuenta con zonificación de Zona Ecológica Paisajística, por lo que es inadecuado su abordaje mediante el instrumento de gestión del territorio denominado Planeamiento Integral (art. 58 del Reglamento de Acondicionamiento Territorial y Desarrollo Sostenible- RATDUS), debido a que solo se utiliza dicho instrumento para integrar predios rústicos al área urbana más próxima no comprendidos en los PDU o en Esquemas de Acondicionamiento Urbano (EU) o en centros poblados menores en los que no se han propuesto PDU y/o propuestas de zonificación y usos del suelo.
La impronta de la “ciudad del talento” parece ser una idea producto de un afán narcisista y hedónico de plasmar una “huella”, equivocada como su propuesta, del político que entiende la política urbana, en este caso de vivienda de interés social, como una forma de influenciar las decisiones de una entidad política como es el municipio en relación a sus competencias relacionadas con la planificación urbana, en sentido weberiano, como parte constitutiva de su poder y de su dominación a través de su “empresa política”, pero olvidando que el político debe de evitar cometer dos “pecados”, la carencia de finalidad pública y la falta de responsabilidad.
NO SOLUCIONA
Carece de finalidad pública, porque no soluciona el problema del déficit de vivienda de interés social, sino se orienta hacia intereses privados, y observa falta de responsabilidad al querer emplazar población en una quebrada, desafiando a la naturaleza y los riesgos que implica esa ubicación ante los fenómenos naturales.
El Instituto Metropolitano de Planificación del Municipio Metropolitano de Lima, encargó una consultoría para el desarrollo del diagnóstico y propuestas del Plan de Desarrollo Urbano (PDU) del Área Interdistrital de Lima Norte (también de Lima Centro, Este, Sur y Balnearios) en el mes de mayo del 2021, y que mediante audiencia pública como lo exige la norma RATDUS y la ley DUS, el 23 de noviembre del mismo año, después de diversas mesas técnicas y temáticas, la población de Lima Norte conoció el estado en que se encuentra su ciudad y las propuestas a nivel interdistrital que se orientan a preservar y recuperar la estructura ecológica y sus ecosistemas frágiles; que promueve la ocupación racional del suelo urbano en consonancia con el tema de mitigación de riesgos de desastres y frente al cambio climático; que integra y articular el territorio con propuestas de movilidad urbana sostenible afianzando el rol de la megalópolis de Lima-Callao; que reduce el déficit prioritariamente cualitativo de vivienda, equipamientos e infraestructura de servicios básicos con propuestas de regeneración, renovación y densificación urbana, pero por sobre todas estas propuestas, es entender que lo que anhelamos es una ciudad saludable, resiliente, articulada, productiva, accesible y justa para la población de Lima Norte.
Para el PDU Lima Norte, la propuesta de “ciudad del talento” no se encuentra sustentada bajo los preceptos de la objetividad, racionalidad, lógica espacial, economía urbana, movilidad urbana sostenible, sostenibilidad ambiental e inclusión social, por lo tanto, aseveramos que dicho proyecto es radicalmente inviable desde la ciencia del planeamiento urbano sostenible y un despropósito que se convierte en un acto de lesa humanidad, si se lleva a cabo.
El PDU de Lima Norte, es un documento de diagnóstico, orientador, propositivo y priorizador de las soluciones para un horizonte de planeamiento de 10 años, articulado al PLANMET 2040 de Lima y del Callao, elaborado por un equipo técnico de amplia experiencia con criterio científico, solidez empírica y fuera de toda intervención extraña de intereses económicos y políticos, cuyas propuestas emergen desde un proceso continuo de diálogo social y construcción colectiva con todos los involucrados, incluyendo el Consejo Metropolitano, con un solo objetivo, la de establecer las condiciones para la construcción de un hábitat capaz de otorgar un estado de bienestar fuera de todo riesgo por acción antrópica y/o fenómeno natural.