Investigadores de la Universidad de Sídney y la start-up Dewpoint Innovations desarrollaron un recubrimiento polimérico de nanoingeniería, similar a una pintura, capaz de enfriar pasivamente las superficies y condensar agua del aire sin requerir energía.
El material, creado por el equipo de la profesora Chiara Neto, refleja hasta el 97% de la luz solar y emite el calor hacia la atmósfera, logrando que las superficies se mantengan hasta seis grados más frías que el aire ambiente. Esa diferencia térmica permite que el vapor atmosférico se condense y forme gotas de agua sobre la superficie, replicando el efecto del rocío.
Durante una prueba de seis meses en el techo del Centro de Nanociencia de la Universidad de Sídney, el recubrimiento permitió recolectar agua el 32% del tiempo, incluso sin lluvia. En condiciones óptimas, puede generar hasta 390 ml de agua por metro cuadrado al día, suficiente para cubrir las necesidades de bebida de una persona con 12 m² de superficie.
A diferencia de las pinturas blancas tradicionales, este material está compuesto de PVDF-HFP (fluoruro de polivinilideno-co-hexafluoropropeno) y no emplea pigmentos como el dióxido de titanio. Su estructura porosa interna logra alta reflectividad y durabilidad, evitando el deslumbramiento y reduciendo el impacto ambiental.
“El diseño combina enfriamiento pasivo y captura atmosférica de agua en un solo material, ofreciendo una fuente descentralizada y sostenible de agua dulce”, destacó Neto.
La tecnología, publicada en Advanced Functional Materials, podría mitigar el efecto de isla de calor urbano, reducir el uso de aire acondicionado y proporcionar agua en zonas áridas. Dewpoint Innovations ya trabaja en una versión líquida aplicable con rodillo o pulverizador, apta para techos e infraestructuras.
“Imaginemos techos que no solo se mantengan frescos, sino que también produzcan su propia agua. Esa es la promesa de esta innovación”, señaló la profesora Neto.





