El proyecto, orientado a países cálidos, es de origen español y cuenta con financiación europea. Ha sido puesto a prueba en la Estación Depuradora de Aguas Residuales de Archena (Murcia) y una de sus claves es la combinación de tecnologías existentes para lograr un bioproceso natural que permite un balance energético positivo.
El sistema funciona en etapas independientes. En principio, la materia orgánica es eliminada a través de un proceso que permite aprovecharla como biogás. Por otro lado, un grupo de bacterias son aclimatadas para transformar parte del nitrógeno de las aguas residuales en nitrito, mientras que el nitrógeno es convertido en nitrato a través de sistemas convencionales.
Todo este proceso permite que el nitrógeno disuelto se transforme en nitrógeno gas, eliminándolo del agua. En tanto, el nitrógeno no transformado se combina con el nitrito (generado por las bacterias) y pasa a la atmósfera. Se estima que esta tecnología reduzca en 25% el consumo energético en el tratamiento de aguas residuales.