El estudio Marina Vella Arquitectura y Urbanismo desarrolló la Casa Chontay, un inmueble ubicado a las afueras de Lima que se integra a la naturaleza gracias al empleo de materiales de la zona como los muros de piedra y adobe. Aquí, el paisaje prima a la arquitectura. El proyecto está entre los finalistas del concurso Next Landmark Contest.
El proyecto se desarrolla en una parcela rural de 5,800 m2, ubicada al sureste de Lima en el km 40.5 de la carretera que sube al margen del río Lurín, uniendo Lima con Huarochirí. En la ruta, en el paisaje, destacan los materiales (la piedra, el barro, la caña) y la flora local.
El terreno, de topografía irregular, se encuentra a 70 m de altura sobre el nivel del río constituyéndose como un mirador sobre el valle. La orientación este-oeste irradia al terreno luz natural durante todo el día. El clima de la zona es templado y de ligera precipitación pluvial durante todo el año.
El punto de partida del proyecto es generar vínculos sensoriales, visuales y materiales, entre los usuarios, el paisaje y la arquitectura. “Vivimos en Lima, una ciudad desligada de la naturaleza. Pero cuando haces el recorrido a esta zona no quieres estar en una casa, sino en un paisaje. Entonces ese fue el concepto que trabajamos donde el paisaje prima a la arquitectura”, destaca la arquitecta Marina Vella, directora del estudio Marina Vella Arquitectura y Urbanismo.
DISTRIBUCIÓN
En esta búsqueda, el programa se descompone en dos volúmenes independientes articulados por un jardín abierto alineado con los árboles existentes y el valle. Estos espacios se constituyen como elementos en armonía con el entorno y posibles de rodear en sus 360° y transversalmente, sin delimitar ni frente ni fondo. Este planteamiento de diseño logra que en sus desplazamientos los usuarios se conecten constantemente con la naturaleza y las actividades exteriores.
El ingreso y el estacionamiento se ubican en la parte alta, con el acceso a la zona vivienda por un sendero peatonal. Además se prevé un acceso vehicular lateral para la cosecha e ingreso para discapacitados.
El volumen alto alberga en sus 68 m2 al aspecto social de la casa como la cocina, comedor y sala. Amplias mamparas integran el interior con el exterior, ventanas altas sobre el contorno del volumen permiten disfrutar de la totalidad de iluminaciones del día; así como de una ventilación natural y cruzada.
Se conecta con el volumen inferior por un camino formado por pasos de madera y piedra. “Aprovechamos la caída de un árbol para cortar su tronco en pequeñas lonjas que son distribuidas en pasos a lo largo de este caminito”, detalla la arquitecta.
En este volumen de 67 m2 se ubican tres dormitorios más una cama en altillo, dos baños, pasaje de circulación y la terraza. Para garantizar la buena ventilación e iluminación de los dormitorios las ventanas bajas están orientadas hacia el oeste y las teatinas hacia el este.
Además, se desarrolló un programa de actividades al aire libre, propicios para el relajo y la reconexión. Se consideraron zona de hamacas, zona fuego, zona juegos, mirador y piscina.
La Casa Chontay posee una diferencia de niveles entre los volúmenes y se emplearon en su construcción cerramientos de adobe y piedra. La terraza tiene como elemento estructural el eucalipto, donde se apoya el techo sol y sombra en carrizo.
CONSTRUCCIÓN
Para la construcción del proyecto se seleccionó a un maestro de obra local conocedor de las técnicas constructivas tradicionales. Con el fin de racionalizar los recursos de inversión y los tiempos de obra se resolvió utilizar un sistema de construcción mixta, donde en la primera fase se construyó un esqueleto estructural compuesto por cimiento corrido, vigas y columnas de concreto, fierro más losa aligerada; mientras en la segunda fase se revistió al esqueleto utilizando tres materiales básicos: la piedra, el adobe y la caña.
Un gran muro perimetral curvo en piedra pircada con una malla metálica estructural al interior dan forma al lado oeste de los volúmenes alto y bajo. “El terreno era rocoso y empleamos en este cerramiento las rocas extraídas en el proceso de cimentación. Se fueron armando una a una e incluso colocamos unas piedras largas que salen desde el interior y van formando una escalera”, detalla la arquitecta.
Los muros de piedra, que conforman el cerramiento, no se cruzan para formar un volumen, sino que dejan un espacio entre ambos completado por una celosía de madera. “Quisimos mantener la idea de ligereza de la casa e incorporamos un elemento contemporáneo que funciona como una trama”, destaca.
Por otro lado, adobes fabricados in situ componen los muros transversales y delimitan la terraza. Este cerramiento se inicia con una base de concreto y luego se van colocando los adobes hasta completar la pared.
En el caso de los muros transversales de la casa, estos se levantaron con ladrillo porque soportan a las columnas y además permiten minimizar los anchos, lo que hace posible que la casa se aprecie más compacta.
“En este trabajo se mezclaron dos conocimientos: la arquitectura contemporánea y la tradicional, logrando un trabajo de texturas en una casa experimental que posee buenas propiedades a nivel climático gracias a estos cerramientos”, apunta Marina Vella.
En el volumen más bajo se instala una terraza que posee como elemento estructural el eucalipto, donde se apoya el techo sol y sombra en carrizo.
Para el piso de este espacio se hizo una trama de adoquines de concreto mezclada con rosetones. “Nuestra intención era no hacer un piso muerto. Por ello, el adoquín se coloca encima del terreno y si se quiere cambiar la tierra queda viva. Además se sembró un gras japonés en el espacio”, precisa.
En el caso de la carpintería de puertas, ventanas, celosías y pisos se utilizó madera reciclada. Mientras que las puertas interiores corresponden a antiguas demoliciones que fueron restauradas. “El trabajo de carpintería fue muy minucioso y tomó varios meses de labor para conseguir la perfección que necesitábamos”, menciona la arquitecta.
PAISAJISMO
En el paisajismo se utilizan las piedras naturales del lugar seleccionadas al momento de hacer los movimientos de tierra y acomodadas considerando el espacio y el entorno. Para el recubrimiento de suelo y para las plantas ornamentales se seleccionaron aquellas de poco consumo de agua.
Para dar color a la estructura se utilizan enredaderas como la buganvilia, la bignonia y el jazmín. Como protección del talud entre el muro de piedra del oeste y las partes altas del terreno, se utiliza la planta vetiver, que al tener una raíz muy profunda, actúa como muro de contención controlando la erosión del terreno.
“La casa crea un hábitat en armonía con los tonos de la naturaleza circundante. En la construcción se utilizan los recursos disponibles en el terreno, piedra adobe y caña y las técnicas de construcción tradicionales. Además, las plantas se utilizan como un elemento de diseño, logrando así mimetizar los volúmenes construidos con el entorno natural, integrándolos y desapareciéndolos en el paisaje”, finaliza la arquitecta Vella.
FICHA TÉCNICA
Arquitectura: Marina Vella. Arquitectura y urbanismo. Jefa de proyecto y obra: Marina Vella. Constructor: Oswaldo Cajañauta. Especialidades: Ing. Peter Aranda. Colaboradores: Dibujo: Carolina Neuhauss. Paisajismo: Vivero 4 estaciones + Jesús Garay. Fotografía: Gonzalo Cáceres Dancuart. Producción fotos: Macarena Belaunde. Ubicación: Santa Rosa de Chontay, Distrito de Antioquía – Lima. Superficie del terreno: 5,800 m2. Área del proyecto: 135 m2 construidos + 25 m2 de terraza.
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