Un mensaje comprometido, así sentimos lo expuesto por el presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski. Sobre todo por los seis puntos claves para los próximos cinco años: Agua y saneamiento para todos los peruanos; acceso gratuito a educación inicial y escolar de calidad; prestar un servicio de salud pública oportuno y eficaz, sensible al enfermo; reducción de un punto porcentual del IGV a partir de enero de 2017; compromiso por obras, menos burocracia y programas más eficaces; aumento para la policía y las FF.AA. y trabajo contra la corrupción.
Un país pobre no dejará de ser pobre si sus localidades siguen sin agua y desagüe, servicio básico para la vida y la salud. Hay mucho por hacer, por los peruanos cuya economía depende de ese recurso por ejemplo, por quienes quieren visitarnos y conocer nuestra tierra haciendo turismo, también; o para seguir haciendo ciudad formal, igual. Según los especialistas hacia el 2021 se necesitaría una inversión aproximada de US$ 18,800 millones.
Eso en lo que se refiere a infraestructura nueva. Pero no hay que olvidar el mantenimiento, renovación, sinceramiento de las tarifas sin que lleguen a ser usureras. Las zonas rurales preocupan. Pero las alternativas para el abastecimiento son varias. No solamente el tendido de tuberías de agua potable o desagüe son las soluciones. Tanques, cisternas, biodigestores hay. Recolección de aguas pluviales, la desalinización, atrapanieblas y otros, también.
Otro punto saltante para el sector construcción es el compromiso de más obras y menos burocracia. Al respecto, hay que reconocer que hay un estancamiento notorio por parte de la inversión, especialmente, la pública. Hace años se habla de más aeropuertos, puertos, carreteras, vías férreas y gasoductos del país. El presidente Pedro Pablo Kuczynski ratificó la necesidad de más infraestructura y prometió, entre otras cosas, la construcción de un tren de cercanías en Lima y de una vía para integrar por tierra Iquitos con el país. Hay tanto concesionado y poco terminado, que el análisis e intervención serán importantes para ver qué hacer.
Un tema importante también será el diálogo con los gobernadores regionales. Se sabe que cada uno es quien “gerencia” su territorio. De ellos depende qué se hace y qué no, cómo se hace y en qué momento se concreta. Sin embargo, lo que se ha visto en los últimos años, en los tres niveles de gobierno, son los problemas burocráticos, lo engorroso que a resulta tramitar licencias o la falta de capacidad para gestionar proyectos viables. Sin olvidar, nuevamente, la escasez de planes urbanos que marquen el derrotero de lo que se puede hacer y dónde.
Por lo pronto, el presidente Kuczynski sigue completando su equipo. Con este se ha comprometido a salir, recorrer e involucrarse con el Perú y sus peruanos. Es importante acá, la constitución de planes que nos indiquen los objetivos de corto, mediano y largo plazo. Saber dónde construir y qué es imperante si se quiere impulsar la educación de calidad, si se quiere más agua potable, si se quiere más interconexión entre todas las provincias.
Si todo lo prometido se cumple, sí que seríamos un país diferente. Nos quedamos con algunas frases del primer Mensaje a la Nación: “Quiero una revolución social para mi país. Anhelo que en cinco años el Perú sea un país moderno, más justo, más equitativo y más solidario. Para el Bicentenario de nuestra independencia, mi deber es que podamos cumplir con los sueños de los héroes de nuestra República: Libertad e independencia para construir un país próspero bajo el imperio de la Ley, igualdad y fraternidad entre todos los peruanos. Sí a la paz, sí a la unión, no al enfrentamiento, no a la división. En casi 200 años el Perú se transformó y logró metas impensadas. Los avances son innegables, pero se necesita más, mucho más”. Ojalá, así sea.
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