La iglesia San Martín de Tours es el principal monumento colonial del norte peruano que ha sido afectado constantemente por sismos y el Fenómeno El Niño. Durante dos años, un equipo de profesionales trabajó en las labores de emergencia y restauración del templo, destacando soluciones innovadoras en zonas críticas como la bóveda principal, la cúpula, el transepto y el tercer cuerpo de una de las torres.
La iglesia San Martín de Tours es considerada una de las mayores obras en la arquitectura colonial peruana. Se ubica en la plaza principal de Sechura, distrito y provincia de Sechura, Piura. El 30 de octubre de 1945 mediante Ley N° 10278 se le declaró como monumento integrante del Patrimonio Cultural de la Nación.
El templo presenta una planta en forma de cruz latina, formada por arcos fajones y formeros, que definen sus capillas, dos espacios adosados al presbiterio forman la sacristía y el depósito. En el muro de pies destaca la portada principal de tipo barroco mestiza con personajes, elementos y formas de la fauna y flora local. Custodiando el ingreso al Templo, dos altas y esbeltas torres de tres cuerpos cada una.
Historia. Según investigación histórica realizada por la empresa Restauro S.A.C., la construcción del templo se inició en 1729 y se habría finalizado en 1751, modificando así la fecha de mayo de 1778 que apuntaban algunos historiadores.
Desde su inauguración, los pobladores -a través de las cofradías y hermandades- han cuidado la iglesia afanosamente, ya que siempre estuvo afectada por anomalías naturales: Fenómenos El Niño y sismos. Sin embargo, también se han cometido errores en sus múltiples intervenciones al no utilizar materiales compatibles con el comportamiento estructural y hacer las intervenciones sin dirección técnica que modificaron su uso.
Estado en los que se encontró el extradós e intradós de la bóveda principal, la cúpula de madera y quincha, bóvedas menores, torre de la iglesia donde falta el tercer cuerpo y muros interiores del templo.
Entre los eventos más importantes que acontecieron en la vida del templo están un terremoto ocurrido en 1814 que destruyó uno de los arcos que sostienen la cúpula y la cúpula original de ladrillo. Además otro movimiento sísmico en 1912 destruyó un tramo de la bóveda de la nave central, bóveda del presbiterio del lado del evangelio y dañó las dos torres. Por ello, se demolió usando dinamita, la torre del evangelio, la cual fue reconstruida años después.
Posteriormente, en 1925 un Fenómeno El Niño hace que se inunde el Templo y se destruye la cúpula de madera de faique reconstruida en 1845-1846. Se descubren grietas y desprendimientos constantes de la albañilería de ladrillo en el interior del Templo. Después, en 1928 un nuevo temblor hace que la torre pierda plomo y se agrieten los muros.
En 1932 se crea la Comisión Pro Templo, y al año siguiente se inicia la reconstrucción de una nueva cúpula de madera y caña, junto con el refuerzo de la arquería con arcos de fierro. Para 1938 ya están concluidos los trabajos en cúpula, arcos y faltaba solamente el cuerpo de la torre del evangelio.
Trabajos de emergencia. En junio de 2010 la Compañía Minera Miski Mayo encargó a Restauro el expediente del proyecto integral de conservación y restauración de la iglesia San Martín de Tours. En la elaboración del mismo se utilizó tecnología de avanzada como el Láser Scanner, empleado por primera vez en nuestro país en trabajos de restauración. El trabajo fue aprobado por el Ministerio de Cultura pero por temas administrativos no fue ejecutado.
En el 2012, se decidió actualizar el expediente del templo para que sea nuevamente aprobado por el Ministerio de Cultura. Mientras las partes se ponían de acuerdo sobre cómo ejecutar la obra, el 15 de marzo de 2014 sobrevino un sismo de 6.2 grados que dañó profundamente la iglesia.
“La situación ya había cambiado, el expediente presentado y aprobado dos veces ya no tenía valor, porque las condiciones de la iglesia habían variado. Gracias a la preocupación de monseñor José Antonio Eguren Anselmi, arzobispo de Piura y la buena disposición de la compañía minera Miski Mayo, se optó por la elaboración de un expediente técnico para obras de emergencia, orientado a equilibrar los esfuerzos de las estructuras para que la iglesia no sufra mayor daño, porque luego del fuerte sismo vinieron 4 a 5 réplicas”, explica el director de proyectos de Restauro S.A.C., arquitecto Wilfredo Torres.
En el expediente se decidió apuntalar totalmente la iglesia para lo cual se emplearon más de 800 puntales metálicos y cerchas de madera. Luego se realizaron labores de desmontajes: Entre ellos están el tercer cuerpo de la torre de la epístola, el reloj y el desmontaje de la cúpula de madera y quincha, a fin de garantizar que no se vengan abajo.
“Se aprovecharon las labores de apuntalamiento y desmontaje para realizar trabajos de exploraciones haciendo calas exploratorias en elementos estructurales tales como arcos, extradós e intradós de las bóvedas, columnas, bases de pilares, y también algunas calas a nivel de pisos para conocer mejor el sistema constructivo y como se había comportado la estructura”, indica el arquitecto.
En esos seis meses de trabajo se fueron registrando con videos, fotografías y esquemas cómo había sido el proceso constructivo original, detectándose las lesiones que la iglesia presentaba y que habían sido previamente reparadas. “Esto nos motivó a hacer una investigación profunda a nivel de archivo arzobispal donde encontramos mucha información y logramos desarrollar un cuadro cronológico sobre las intervenciones que había tenido el templo”, explica.
Entre los hallazgos se descubrió que el extradós de la bóveda principal tenía demasiado peso, que algunas paredes se habían desplomado y en vez de retirar el material, este había sido reutilizado como rellenos, cambiando los niveles de pisos de atrios y nave central en busca de aislar las estructuras del agua por el Fenómeno El Niño. Por ello la lectura del espacio interior era deficiente.
Restauración. Terminado el trabajo de emergencia, se presentó un proyecto de restauración al Ministerio de Cultura con una propuesta estructural diferente a la presentada en un primer momento gracias a la mayor información conseguida.
Con la asesoría del ingeniero Luis Bendezú y Daniel Torrealva, tras varias reuniones con personal del Ministerio de Cultura para la aprobación del expediente técnico, se propusieron soluciones innovadoras para intervenir eficientemente en la iglesia San Martín de Tours en Sechura.
Bóvedas. La bóveda principal tenía diferentes intervenciones con materiales distintos y su extradós estaba deformado por distintas causas de comportamiento estructural. Por ello se decidió restaurarlo, respetando la forma que había adquirido y que nos daba una lectura de equilibrio estructural por lo que se decidió devolverle su forma original, usando soluciones inteligentes.
“Con la intervención le quitamos 200 toneladas de peso al techo al retirar los materiales con los que se había rellenado. La consolidación estructural estaba orientada a lograr que el comportamiento de toda la bóveda central sea monolítico y para ello se utilizaron más de 4 kilómetros de geomalla en el intradós y extradós. Luego se usó un mortero estructural de cal, cemento y arena para darle consistencia para finalmente nivelarlo con bloques de Tecnopor que recibió una última capa de mortero impermeabilizado con aditivos, como capa final una pintura elástica de alta resistencia”.
“La geomalla es ligera y el mortero que es estructural nos evita el uso de fierro que podría haberse oxidado causando incremento de su volumen y posteriormente fisuras y grietas en la cobertura. Ahora todas las bóvedas se sostienen a sí mismas y están reforzadas, lo cual nos dan un margen de seguridad superior al que tenían y sobretodo, habiendo recuperado en un 100 por ciento las bóvedas originales”, precisa el arquitecto.
Por otra parte, se tuvo que desmontar la cúpula de madera y quincha que estaba en un estado lamentable, con lo que no se podía garantizar que se viniera abajo. Esta cúpula se reconstruyó, usando como moldes las piezas provenientes del desmontaje, las cuales fueron clasificadas y codificadas para facilitar el trabajo del maestro carpintero.
Asimismo, cuando se hicieron las exploraciones, se encontraron ladrillos en buen estado en los rellenos de las bóvedas, los cuales fueron recuperados para reconstruir parte de una bóveda que se había caído así como hacerle costuras a los muros.
Muros. Se eliminaron casi todos los revoques exteriores en los muros (que habían sido sustituídos en algún momento con morteros de cemento), en ese momento se pudo detectar que en el transepto algunas porciones de muros y bóvedas no eran originales, “la reparación antigua” de los mismos había sido hecha sin tener en cuenta los amarres en las esquinas.
Para consolidar estructuralmente los muros, se hicieron pasar a través de ellos, unos cables de acero inoxidable dentro de unos tubos de pvc, los cuales se pueden ajustar en unas “cajas de ajuste” para lograr el efecto de amarre requerido. Todo esto fue reforzado adicionalmente con geomalla biaxial y recubierto por mortero estructural de cemento, cal y arena.
Se utilizó ladrillo king kong nuevo para hacer calzaduras de muros o completar algunos faltantes y así poder reconocer las intervenciones de este tipo en el futuro; mientras que se empleó ladrillo moldurado para completar las cabeceras de los muros de la parte superior. “Básicamente todas las molduras internas se han restaurado o culminado con yeso, usando una tarraja de metal como fueron hechas las originales”, precisa.
Reconstrucción de la cúpula con una estructura de madera. Se le reforzó con una geomalla y mortero estructural.
Torre. Se reconstruyó el tercer cuerpo de la torre con una estructura de concreto anclada a la estructura original de ladrillo, luego se hizo un exoesqueleto de madera, el cual fue revestido de geomalla para recibir un mortero impermeabilizado que le ha dado forma al volúmen. Para las molduras se utilizaron tarrajas metálicas, las cuales tienen como base cartelas de madera de diferentes medidas, ancladas a su vez al exoesqueleto de madera, revestidas con geomalla y mortero de cemento, cal y arena.
“El proyecto de emergencia original aprobado en el Ministerio de Cultura planteaba el desmontaje de dos de los tres cuerpos de la torre de la epístola pero logramos durante las obras de emergencia, entender mejor la fábrica y decidir la consolidación del segundo cuerpo, el cual fue recuperado en su totalidad”, precisó el arquitecto.
La torre del evangelio no presentaba mayores problemas pues fue reconstruída entre 1912 y 1934, solamente se restauró y consolidó el cupulín y la cruz que coronan esta estructura.
Estructura interna. Para entrar a la iglesia, el visitante tenía que bajar dos escalones desde el atrio principal y después volver a subirlos, lo cual no era lógico ni funcional. A partir de las exploraciones y revisando abundantes archivos fotográficos se ha podido devolver la lectura original del Templo, recuperando sus niveles originales. Se reconstruyeron los accesos, quitándole los añadidos, recuperando los accesos tapiados que había hacia el depósito y la sacristía, entre otros. “Le devolvimos la lectura y el uso que tuvo en algún momento”, indica el arquitecto Torres.
Pintura mural. En la iglesia se descubrió pintura mural de diferentes épocas, la cual ha sido puesta en valor de una manera parcial. Este testimonio artístico es inusual en la arquitectura del Norte del Perú, por lo que representa una valiosa fuente documental para estudios posteriores.
“Aún queda un trabajo importante por hacer en pintura mural, porque el presupuesto no estaba destinado para ello. Fue una iniciativa nuestra y del Arzobispado de Piura que pudo preocuparse por rescatar algunos testimonios”, mencionó.
Pisos. Después de las exploraciones de suelos, pudimos determinar que los pisos habían sido reemplazados en mas de dos ocasiones, siendo el original de ladrillo pastelón, posteriormente se sobrepuso un piso de loseta empastada y finalmente por piso cerámico rojo, muy deteriorado. Esta superposición de pisos había modificado los niveles interiores de la nave, enterrando parcialmente la base de los pilares.
En la propuesta final se utilizó un piso gres de similar textura y formato que el ladrillo pastelón, usando colores claros para mejorar la iluminación y la percepción del espacio. Para remarcar la circulación central, se usó el mismo tipo de piso con un color habano. “Logramos devolver la lectura original del espacio y los niveles originales”, acota.
Restauro S.A.C. registró todo el trabajo de las intervenciones utilizando en algunos casos un dron, láser scanner y cámaras termográficas, consiguiendo más de 10,000 fotografías, 100 horas de video y esquemas que se volcaron en los planos que forman ahora parte del archivo arzbobispal. “Con esto, el próximo arquitecto que nos suceda en el trabajo de conservación y que deba hacer intervenciones tendrá abundante información necesaria para trabajar eficientemente”, agrega el arquitecto Torres.
FICHA TÉCNICA
Propietario: Arzobispado de Piura, monseñor José Antonio Eguren Anselmi. Financiamiento: Compañía Minera Miski Mayo. Restauración: Restauro S.A.C. Director de obra: Wilfredo Torres. Residente de obra: Carolina Cedano. Asistente: Illary Vásquez. Ingeniero proyectista: Luis Bendezú. Asesor técnico de ingeniería estructural: Daniel Torrealva. Supervisión: Embak Consultores a cargo de la Dra. Cecilia Bákula. Fotografías: Restauro S.A.C.
Publicado en revista Proyecta Ed. 39.
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