El viaje a China del presidente Pedro Pablo Kuczynski pone en visto al país. Las buenas nuevas pasan por inversiones en diversos sectores que apuntan a incentivar la economía. Lo mismo viene sucediendo y seguirá pasando con las visitas a los diversos países donde aterrizará en lo reste del año.
Eso nos obliga a convertirnos en un país competente. ¿Qué hacemos si los chinos quieren comprar nuestros productos? Claro, venderles. Pero, ¿estamos en la capacidad de producir miles de toneladas mensuales de cualquier cosa? O ¿qué pasará si quieren invertir acá y producir miles de viviendas de bajo costo? Claro que se colocarán y reducirán sin duda el déficit que tenemos, pero ¿habrán las hectáreas saneadas y con los servicios básicos que se necesitan para asentar las unidades nuevas?
Las mismas preguntas se pueden replicar en otros sectores y poniendo de ejemplo otros países. No es que seamos aguafiestas, pero de una vez hay que ponernos a trabajar en ser más competitivos. Además, hay que considerar a los profesionales peruanos y a las empresas peruanas, quienes tienen que ser protagonistas del éxito de las nuevas políticas de Gobierno.
Como bien lo hemos escuchado a varios ejecutivos del presente mandato, hay que avanzar en todos los campos. Cuando se habla de licitaciones hay que abrir el abanico para que haya más participantes y se pueda escoger el mejor. Sin descuidar, por supuesto, a la industria nacional.
Si los extranjeros nos empiezan a mirar con mayor interés para invertir en infraestructura habrá que prepararse. Recordemos que algunos puntos prometidos por PPK es incrementar la cobertura de agua a nivel nacional, interconectar regiones y pueblos; crear industrias para productos finales; así como tecnificar varios sectores. Todo con el fin de convertirnos en un país no solo extractor sino también generador de productos terminados, lo que nos convertiría, según las propuestas, en un país acorde con las exigencias del mundo.
En fin, la cosa es empezar. Ya casi todos conocen el déficit que tenemos en varios campos. La inversión es necesaria de ambos lados, la privada y la pública más; esa que se ha visto mermada en los últimos años y que tiene que ser prioritaria ya que hay muchas obras que no son de interés para los privados, pero si vitales para los pueblos lejanos. Caminos vecinales, escuelitas, postas, energía eléctrica alternativa y más, suman puntos para la mejora de todos, especialmente de aquellos ubicado en el nivel socioeconómico más bajo.
Ahora ya no se trata solo de hacer cosas, se trata de sostenibilidad. Ya vemos noticias, por ejemplo, las de empresas prestadoras de servicios de agua potable y alcantarillado, que son más de 50, cuando solo tenemos 25 regiones. Por cierto, casi todas, según las últimas fiscalizaciones, con muy mala administración. ¿Alternativas para más agua? Claro que hay. ¿Alternativas para más energía eléctrica? También. ¿Alternativa para viviendas con nuevos sistemas constructivos? Sí. ¿Normas técnicas que regularicen su expansión y uso? No sabemos, parece que no, parece que sí.
Este gobierno recién empieza y, al parecer, tiene las intenciones de convertir al Perú en un país moderno, como lo expreso en algún momento el presidente PPK. Ojalá que las bases que vaya colocando nos lleven a un futuro prometedor. Por lo pronto, ya se viene la APEC (Asia-Pacific Economic Cooperation, en español: Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico) donde llegarán decenas de mandatarios y funcionarios de nivel mundial. Ahí las historias son distintas y el compromiso otro. A competir.
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