Conociendo los graves daños que causan las tormentas que azotan de forma periódica al desierto del Sahara, como la que se produjo a finales de 2015 y que destruyó miles de hogares, la ONU encargó a un ingeniero saharaui levantar 25 casas.
Él tuvo la idea de reemplazar el adobe por botellas de plástico llenas de arena. El resultado es una casa más resistente y con mayor aislamiento para afrontar las tormentas en los campamentos de Tinduf.
Según informó la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (archipiélago español en el Atlántico), el ingeniero Tateh Lehbib Breica, tuvo la idea para construirle una casa a su abuela, con paredes más gruesas que las de ladrillos de barro y con forma circular. “Además de tener una mejor resistencia estructural al agua, la casa circular de paredes gruesas también presenta un perfil más bajo para el viento y prueba ser mejor para que no entre el penetrante polvo y la arena de las tormentas” destaca la universidad.
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) reconoció la buena idea de Breica, que ahora trabaja para ella en la construcción de las 25 casas, distribuidas en cinco campamentos: Auserd, Bojador, Dajla, Smara y El Aaiún.
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