MSc. Arq. Gerardo Regalado R.
En medio de tanta desgracia y tragedia, tenemos una oportunidad de oro, para repensar y planificar nuestro territorio, o ¿es acaso que luego que pase la tormenta, la calma hará que salga de su escondite el “perro del hortelano”? Todo lo acontecido en nuestro país debido a los desastres naturales, nos indica que son las autoridades locales los responsables directos de esta tragedia, por acción o inacción, aunque todo parece indicar que por las dos razones.
Alguna vez en nuestra vida democrática, tuvimos un Sistema Nacional de Planificación, y lo que es más irónico, tenemos una maestría en Planificación y Gestión Urbano y Regional en la Universidad Nacional de Ingeniería, sin mencionar el CEPLAN y las gerencias de desarrollo urbano de los gobiernos locales, que están en las antípodas del conocimiento y de los instrumentos para gestionar el territorio.
La planificación territorial en el Perú, adolece de cuatro problemas estructurales: el conceptual, el técnico-informativo, el normativo-instrumental y el político-administrativo.
El problema conceptual, radica en la visión del territorio de naturaleza “feudal” que tiene el Estado, y que debiera descansar en el concepto de “enfoque territorial”, modelo sistémico e integral que nos permite analizar el territorio tomando en cuenta su potencialidad económica, social, cultural y ambiental y que bajo mecanismos de integración e interacción busque espacios de dialogo, convivencia e interacción entre los actores y señale un horizonte de planeamiento a mediano y largo plazo.
El enfoque territorial considera, dentro de su naturaleza holística e integral, conceptos como: Multidimensionalidad, Multisectorialidad, Capitalización social, humana y natural, Articulación Urbano-Rural, Valor Agregado Territorial, Diferenciación Territorial, Articulación Territorial, Capacidades Locales y la Dimensión social.
Es multidimensional porque expresa una visión sectorial de la economía urbana y rural. Es multisectorial porque parte de una definición y conceptualización de la naturaleza de los ámbitos urbano y rural. Promueve la capitalización social, humana y natural consolidando redes que facilitan la gobernabilidad y consolidad la gobernanza.
Consolida la articulación de los ámbitos Urbano-Rural porque es el engranaje de las dimensiones rural y urbana destacando las políticas de ordenamiento territorial, autonomía y autogestión, como complemento de las políticas de descentralización política-administrativa y económica y de participación ciudadana
Establece un valor agregado territorial, reconociendo la importancia de encadenamientos de valor agregado, articulados al territorio en una economía multisectorial, destacando la importancia del alcanzar objetivos pertinentes, coherentes y múltiples y asegurando la articulación de procesos productivos a través de la promoción y fomento de clúster y cadenas productivas.
Considera la diferenciación territorial, promoviendo esquemas de cooperación que se adapten a la diversidad natural y la heterogeneidad política de cada territorio acometiendo con estrategias diferenciadas para cada escenario.
Internaliza procesos de articulación territorial, visualizando los territorios como unidades articuladas a un tejido social y cultural más amplio, sobre la base de recursos naturales y que aplica formas de producción, consumo e intercambio, en sintonía y armonía con las instituciones y la arquitectura organizacional presente.
Desarrolla capacidades locales, porque descubre que expresan cultura y las aspiraciones auténticas de una sociedad local que es capaz de crear e innovar mecanismos para coordinar la utilización y potencialización de esas capacidades.
Considera la importancia de la dimensión social, empeñándose en la edificación y movilización del capital social que alberga el territorio asegurando el desarrollo de las capacidades de la población y asegurando la innovación y creación de procesos en ámbitos sustentables.
El problema técnico-informativo hace referencia a la falta de capacidad técnica que tienen todos los estratos del sector público, y no por escasez de profesionales, sino porque los profesionales pertinentes e idóneos no son llamados a trabajar en los estamentos relacionados con la acción planificadora y porque no existe una data e información georeferenciada actualizada del territorio nacional, es decir, por ejemplo, las cartas nacionales, las aerofotografías, fotos satelitales, el catastro urbano y rural, etc. En otros países como Colombia, el Instituto Agustín Codazzi tiene todo el territorio nacional georeferenciado y con información en tiempo real y actualizada de cada predio urbano o rural del país.
En cuanto al problema político administrativo podemos inferir que la acción planificadora nunca dio réditos políticos y tampoco estuvo en una posición privilegiada de toma de decisiones y de poder de ejecución en la arquitectura organizacional del Estado, es por eso que tenemos tantos planes de desarrollo urbano, estudios de zonificación ecológica y económica, planes de transporte público y de carga, planes logísticos nacionales, etc., que duermen en el gabinete de alguna autoridad.
Y finalmente, el problema normativo-instrumental, empezando por la constitución, que no aprecia el concepto de “ordenamiento territorial”, Colombia, por ejemplo, en su carta magna exhibe y resalta este concepto y los planes territoriales tienen estatus de ley orgánica.
Nuestro país ha tenido un tracto sucesivo de normas legales ineficientes, desde la Ley del Ambiente, la metodología de la zonificación económica y ecológica, el D.S. 027-2003-VIVIENDA que estableció el reglamento de acondicionamiento territorial y desarrollo urbano y finalmente el D.S. 004-2011-VIVIENDA que establece los instrumentos de gestión del territorio, normatividad que no exhibe una integralidad y una visión holística de la gestión del territorio, sino una naturaleza “feudal”, no permite una acción planificadora acorde con nuestra realidad. Además el Ministerio de Vivienda acomete en las provincias y distritos del país, con el pretexto de la cooperación técnica, quiere someter a su “plantilla metodológica” los diversos escenarios urbanos, sin distinguir su diversidad geográfica, ambiental, social, cultural y económica. ¡Sabemos que hacer!, ¿dejará el “perro del hortelano” actuar a los planificadores?
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