Por: Pierre Giannoni
Gerente general del holding Swiss Capital.
El término coworking fue usado por primera vez en el 2006 por Brad Neuberg, un joven programador que trabajaba de manera independiente, quien alquiló un espacio en un edificio de San Francisco, California, y creó una nueva forma de trabajar, reunió en ese lugar a colegas que trabajaban aislados para diferentes empleadores y querían compartir sus ideas.
El concepto coworking no es solo en un entorno físico donde profesionales independientes, pequeños emprendedores, se reúnen para trabajar con la finalidad de compartir gastos y romper el aislamiento, sino se trata de pertenecer a una comunidad de individuos que están abiertos a colaborar, intercambiar ideas, proyectos y conocimiento. Es un espacio colaborativo donde se expande el networking profesional, se incrementa las competencias de las personas y se aumentan sus ingresos producto de esta economía colaborativa hasta en un 40%.
Para los miembros de un espacio compartido, la ventaja de trabajar en estos, es que se evitan los altos costos implementación de la oficina y se reducen los costos de alquiler respecto al de una oficina tradicional hasta en un 25%.
Como es posible imaginar, el diseño del espacio de estas oficinas se adapta a un enfoque más casual e informal, más fluido y flexible. La oficina de coworking debe poseer los servicios y plataformas tecnológicas de última generación que favorezca los encuentros informales y los trabajos en equipo. Asimismo, debe permitir las reuniones con sus clientes en un ambiente funcional y que contribuya a su imagen empresarial y de negocios.
Este escenario en una oficina de coworking, permite a muchos profesionales establecer un lugar permanente de trabajo, sin ataduras ni costosos contratos por servicios y suministros, donde la permanencia mínima en la oficina puede cambiarse con facilidad. Es importante resaltar que la ubicación geográfica de la oficina puede ser importante al inicio de las actividades, pues el ahorro en tiempo de transporte son beneficios que el coworking tiene a los usuarios respecto a su propia localización.
Como se observa, el coworking es una tendencia mundial que ha llegado al Perú para quedarse, que no debe verse como competencia para las oficinas tradicionales. El coworking ofrece una solución para el problema de aislamiento que tienen muchos trabajos independientes o incluso microempresas que alquilaban departamentos, casas o trabajaban en cafeterías debido a los altos costos de la oficina tradicional. Lo que les permite profesionalizar su espacio de trabajo a un costo adecuado ampliando su red de contactos e incrementando sus ingresos. Una vez consolidados estos negocios o emprendimientos, la dinámica de la empresa los obligará a aumentar el espacio y finalmente optar por mudarse a oficinas de modelo tradicional.
Es en ese sentido, que ambos modelos de negocio resultan ser sumamente necesarios, complementarios y exitosos para las distintas fases que experimente el negocio.
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