El agua es un recurso muy valioso y además es escaso. Siempre está cuestionado su uso excesivo en agricultura, por ello debe optimizarse su aplicación para que sea lo más eficiente posible. Además de los riegos por exceso o riego a manta que todavía existen, se calcula que aproximadamente el 70% del agua no termina llegando a los cultivos, sino que se filtra por canales de riego o se pierde en ríos y acuíferos.
Es decir, a la hora de preservar el agua, la agricultura es el primer sector en el que actúa. En España y en Europa en general, se están llevando a cabo medidas para preservar el agua, al igual que en otros países: Estados Unidos, China, Australia, partes de África, India, etc…
Una persona media necesita unos 3,000 litros de agua al año, incluyendo en este cómputo el agua requerida para producir los alimentos que consume en ese tiempo. Y conforme la población global aumenta se calcula que necesitaremos hasta un 25% más de agua. ¿Cómo lo conseguimos? Hay dos vías, encontrando nuevas fuentes para la generación de agua potable o utilizando el agua disponible de forma más eficiente. Esto es precisamente lo que hace el riego tecnificado.
El primer sistema de riego Pivot se creó en EE.UU. y en el momento actual, solo el 5% de la tierra total cultivada en Norte América emplea riego tecnificado. Un porcentaje que es incluso menor en el resto del mundo. Esto significa que hay una oportunidad potencial enorme de convertir tierras de secano en tierras regadas de forma eficiente.
El uso del riego tecnificado ha crecido rápidamente en las últimas décadas. La inversión que supone un Pivote central se puede recuperar en menos de 3 años y es una máquina que puede utilizarse en casi todo tipo de cultivos. Los Pivots hacen las explotaciones agrícolas más productivas y aportan más beneficios para el agricultor, aplicando el agua de forma precisa en el momento oportuno, cumpliendo con ello el objetivo de administrar el agua de forma eficiente y al mismo tiempo aumentar la productividad.
¿Cómo reverdecer el desierto de Libia?
Libia no es un país famoso por sus grandes cantidades de agua fresca disponible. Es un país desértico norteafricano que durante años ha ido involucrándose en el riego de sus cultivos mediante sistemas mecanizados y Pivotes centrales.
Estos sistemas permiten un uso eficiente de la energía eléctrica y minimizan la pérdida de agua. Invertir en riego tecnificado es invertir de manera inteligente porque ayudan a conseguir los resultados agrícolas esperados. Los Pivotes centrales riegan en círculos, de forma automática, reduciendo la necesidad de mano de obra, evitando al máximo la pérdida de agua por evaporación y aportando el máximo recurso hídrico posible dentro de ese círculo.
Aunque estos sistemas se utilizan en todo el mundo, en países como la India o en zonas desérticas de Estados Unidos, el riego de cultivos con Pivotes en Libia es único. Los círculos verdes sobre el desierto son una estampa inigualable.
Más del 95% del territorio libio lo compone el desierto del Sahara, y aunque este tipo de mecanización agrícola no es una inversión barata, al tener que bombear el agua desde respetables profundidades, aprovechando los depósitos de agua fósil de los acuíferos subterráneos, estas instalaciones permiten cultivar grano, frutas, verduras y forrajes para el ganado, en parcelas circulares de hasta incluso un kilómetro de diámetro cada una.
En las zonas desérticas la evapotranspiración es muy alta. Dado el gran porcentaje de arena del terreno, el agua no queda retenida durante mucho tiempo. Los sistemas de riego tecnificado se convierten en indispensables en el desierto para realizar riegos cortos pero continuos.
Artículo elaborado en colaboración con la empresa Traxco de España.
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