Desde hace algunos años, las grandes marcas de automóviles han incursionado en la fabricación de vehículos eléctricos, a tal punto de coincidir que en cinco años ese medio de transporte sobrepase a los tradicionales. En el caso de España, la industria de transportes es consciente del cambio, por lo que ha empezado a exigir una transición regulada, con avances en conectividad y una red de infraestructura vial renovada.
Ejemplos del viraje al vehículo eléctrico se encuentran en varios países. En Noruega, es muy popular el Model S de Tesla, capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 2.4 segundos. Hyundai, por su parte, tiene acuerdos con la empresa rusa Yandex para fabricar vehículos autónomos, mientras Elroy Air ha desarrollado un híbrido eléctrico y autónomo.
Consultado por el portal Estrategias de Inversión, el representante de Endesa, Manuel Muñoz, señaló que la creciente proliferación de vehículos eléctricos debe ir de la mano con una estrategia de adaptación de las carreteras, a fin de que estas proporcionen puntos de recarga a los usuarios. Pidió además que se eliminen las barreras actuales para la obtención de licencias para instalar estos puntos.
“Hay que pasar de evangelizar a plasmar la movilidad del vehículo eléctrico en su actividad empresarial e individual. Ese salto demanda cambios de hábitos hacia una mayor digitalización y unas rutas e infraestructuras en autovías y espacios urbanos adecuados”, manifestó.
También está el caso de Indra, empresa que ha desarrollado el proyecto Transforming Transport, que permite predecir atascos hasta con dos horas de anticipación, lo cual ayudaría a reducir un 6% las emisiones de CO2 asociadas a las concentraciones de vehículos.
La citada empresa hizo hincapié en la necesidad de mayores avances hacia una mejor conectividad, que involucre túneles o espacios de baja cobertura, independientemente del software que utilice cada fabricante, de modo que todos estos vehículos del futuro puedan circular “bajo un mismo idioma”.
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