La región Piura se convierte en pionera nacional en la reconversión hacia una economía verde con la instalación de la primera planta de biochar del Perú, una solución innovadora que permite regenerar suelos degradados, aumentar la captura de carbono y aprovechar de forma sostenible los residuos agrícolas.
Ubicada en el centro poblado de Jibito, en el distrito de Sullana, la planta opera mediante un proceso denominado pirolisis, que convierte restos de biomasa en biochar o biocarbono, un material con propiedades que mejoran la fertilidad del suelo, incrementa la retención de agua, permiten remediar tierras contaminadas y capturan dióxido de carbono de forma estable durante siglos.
Además de su contribución a la restauración de suelos agrícolas afectados por el uso intensivo de agroquímicos y la sobreexplotación, el biochar ofrece un triple impacto ambiental: evita la quema de residuos, mitiga emisiones contaminantes y promueve el secuestro prolongado de carbono. Cada tonelada producida puede capturar hasta una tonelada y media de CO₂, contribuyendo directamente a los compromisos nacionales de reducción de gases de efecto invernadero.
Según estimaciones técnicas, si el Perú procesara toda su biomasa residual en biochar, podría reducir entre el 10% y el 15% de sus emisiones industriales. En el caso específico de Piura, esta planta abre la posibilidad de rehabilitar vastas extensiones de tierras agrícolas, impulsando una economía circular basada en la valorización de residuos y la resiliencia climática.
Durante la ceremonia de inauguración, el congresista Eduardo Rivas, miembro de la Comisión Agraria del Congreso de la República, subrayó el valor estratégico de esta tecnología para el agro nacional. “Así como los seres humanos usamos antibióticos cuando enfermamos, ahora el suelo tendrá sus propios ‘anticuerpos’. Esta planta le da al agro una herramienta concreta para resistir los efectos del cambio climático y recuperar su capacidad productiva”, expresó el legislador.
La implementación de esta planta ha sido posible a la labor de Inspiratus Technologies, empresa que apuesta por un modelo agrícola regenerativo. Su gerente general, Sebastiaan Saverys, explicó que se trata de una transición hacia una nueva economía del carbono que aprovecha los recursos disponibles de forma responsable, reduce emisiones y fortalece la seguridad alimentaria en entornos rurales. El proyecto cuenta con el respaldo del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y de la organización Perú Justo y Orgánico (PJO), integrando componentes de gobernanza, ciencia aplicada y acceso justo a tecnologías sostenibles.