La compañía de diseño Britto Charette, conformada por el diseñador de interiores peruano Jay Britto y el arquitecto norteamericano David Charette, y que tiene presencia en las ciudades de Miami, Nueva York y Lima, estuvo presente en la vigésima edición de Casa Cor con un espacio que destaca por su elegancia, dramatismo y su vínculo cercano con el Perú.
HOMENAJE AL PERÚ
Cada pieza mobiliaria de “El Comedor” ha sido diseñada teniendo en mente los cimientos arqueológicos y las costumbres peruanas, por parte de artesanos y artistas nacionales. “Quisimos plasmar algo diferente a lo que se haya visto. Por eso optamos por hacer algo más teatral con acentos fuertes, como se ve en el chandelier de Kipus colgando sobre la mesa, diseñado por Alexandra Grau”, explica Jay Britto.
Señala que, al momento de crear el espacio, el estudio se propuso que cada elemento fuera diseñado de forma única en su género. Así, se creó la mesa central del comedor con más de 20 patas, las cuales representan los árboles del Amazonas y algunas patas atravesadas que evocan a las líneas de Nazca. La construcción fue hecha con madera de roble y para el acabado se utilizó laca de brillo.
Las dos sillas tienen talladas en la parte del espaldar unas figuras que fueron inspiradas en los cimientos arqueológicos de Moray, en Cusco. El tapiz fue reinterpretado con bolas de lana de alpaca cortadas en dos y pegadas en una tela sólida. Este elemento también fue hecho con madera roble y para el acabado se empleó pintura negra y laca con brillo, al igual que en las dos banquetas situadas en cada lado de la mesa.
El Comedor es un espacio elegante con paredes y muebles que destacan por su color negro con detalles dorados y plateados, cuya iluminación aporta una sensación de dramatismo. Todos los elementos que lo conforman fueron elaborados en el Perú por artistas peruanos, a fin de resaltar la vasta cultura e historia del país.
ENTORNO TRADICIONAL
Los espejos fueron diseñados con inspiración en los telares andinos con un estilo simple y moderno, mientras que para los marcos de madera se utilizó un tapiz hecho por ProArt que incluye lana de alpaca. Las consolas auxiliares debajo de los espejos tienen una estructura de calamina, material empleado en los techos de varias viviendas limeñas.
Las paredes del ambiente están cubiertas de paneles de madera suspendidos a una distancia de 12 cm, diseñados por Ernesto Leguía. El artista quemó la madera con una antorcha de fuego y luego las lijó para retirar el exceso de hollín. Estos elementos están retroiluminados con tiras de luces LED.
Las dos piezas de arte de gran tamaño son fotografías de festivales tradicionales en Cusco y Puno, tomadas por Rolando Casas. Además, hay cuatro mostradores grandes con el busto de Atahualpa diseñado en negro para darle un toque místico.
Todos los objetos decorativos son parte de la colección WASI, creada por Britto Charette Home, y contiene piezas inspiradas en los huacos prehispánicos construidas a base de porcelana y oro de 24 kilates. Esta colección ha sido galardonada en Estados Unidos y ahora se encuentra disponible en la sede del estudio en San Isidro.
ELEGANCIA Y DRAMATISMO
Uno de los grandes méritos de Charette y Britto es su capacidad de juntar una gran variedad de elementos basados en cimientos arqueológicos, artefactos preincaicos, incaicos y contemporáneos, manteniendo la elegancia en todos los rincones del ambiente.
Según el arquitecto David Charette, el color negro prevalece tanto en las paredes como el mobiliario a fin de crear una sensación de escenografía que logre cautivar al visitante desde su ingreso. Así, se consigue un efecto de dramatismo que se acentúa con las luces y los detalles dorados y plateados.
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