El ganador del Premio Pritzker 2016 y curador de la Bienal de Venecia, Alejandro Aravena, estuvo en nuestro país en la segunda edición del Congreso Inmobiliario Internacional “Inmoba 2016” organizado por la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI Perú).
Durante su exposición, el también director de Elemental, destacó la importancia de la arquitectura para poder mejorar la calidad de vida de las personas. Terminada la conferencia, brindó un tiempo para conversar con Construcción y Vivienda.
¿Qué impresiones le dejó su participación en el evento Inmoba? Me parece que los arquitectos debemos tener el deber de participar en todos los eventos que están los más distante posible de la arquitectura. Hay que ir a congresos de economía, de política, de desarrolladores inmobiliarios. No tiene ningún sentido predicarle a los convencidos. Hay que tratar de comunicar cuál puede ser la contribución de la arquitectura, cuáles son las lógicas de la arquitectura a aquellos que no necesariamente la comparten y que, eventualmente, operan con una lógica distinta. Desde ese punto de vista, a mí me parece que lo que se estuvo debatiendo aquí, es del tipo de lugares donde habría que venir a transmitir aquello que uno modestamente está tratando de llevar adelante con sus proyectos. El hecho que esté el presidente del Consejo de Ministros, que esté gente que tome decisiones de inversión, me parece que son los lugares donde uno debe estar.
Es decir ir a eventos de otras disciplinas… En este día (21 de setiembre 2016) me ha tocado conversar con un par de personas y me dejan muy entusiasta porque tienen poder de decisión y tienen una voluntad de querer hacer cosas entendiendo que no vamos a poder contestar preguntas nuevas hasta que resolvamos las antiguas. Para eso habrá que moverse de la zona de confort. Lo que he visto es una disposición a salir de ese ámbito y entender que hay preguntas nuevas en las cuales vamos a tener que acceder a conocimiento nuevo.
EDUCACIÓN
¿Cuál sería el mejor plan de estudios para la enseñanza de arquitectura en países como el nuestro? Cuando yo estudiaba arquitectura entre el 85 y el 90, no estar en la universidad para los profesionales era una especie de ‘muerte cerebral’. La práctica era mediocre, era pobre en discusión. La arquitectura -no es para ponerlo como una gran definición ni mucho menos- es darle forma a los lugares donde la gente vive. No es más complicado ni más fácil que esto. Hay lugares tienen un espectro grandísimo que van desde las casas, las viviendas, los colegios, universidades, plazas, veredas, todo tiene que tener una forma y esa forma puede mejorar o arruinar por mucho tiempo la vida de esas personas. Las fuerzas que informan la forma que tenemos que hacer vienen de ámbitos distintos como legales, económicos, sociales, políticos y estéticos también. Hasta ahora a los arquitectos nos entrenan en la fuerza estética que informan la forma del proyecto, pero el espectro es más amplio que eso, va de necesidades básicas a dimensiones intangibles de la vida humana. El ejercicio de entrenarse en todos estos espectros en la universidad me parece tremendamente difícil.
¿En qué sentido podría ser difícil? Cuando yo estudie el que no estaba en la universidad se perdía en este espectro de dimensiones. Hoy esto se ha invertido, ahora estar en la universidad es una especie de ‘muerte cerebral’. En el mundo profesional los desafíos son mucho más complejos que en los centros de estudios donde se tiende a evitar la realidad y, con propósitos pedagógicos, se cree un universo paralelo. Probablemente en países como el nuestro, estamos un poco más protegidos. En el primer mundo, el circuito académico, lo único que hace es generar problemas falsos que permiten que investigadores y profesores se sigan invitando a congresos donde hay preguntas para contestar en difícil, cuando en el fondo son bastantes simples. Yo no sé si la manera de transmitir conocimiento esté en la universidad. En mi oficina lo que hacemos es sentar a una persona al lado de nosotros, él mira lo que estamos haciendo y eventualmente al tercer mes entiende intuitivamente algo. Antes de eso, crear una teoría, obliga a tener certezas que uno mismo no tiene. La intuición es una herramienta muy potente, pero en la academia te obligan a explicitar más cosas que las que debes, con justa razón.
PROYECTOS
¿En qué campos está trabajando su estudio Elemental? Trabaja y seguirá trabajando en cuatro ámbitos. Uno es vivienda social, donde creemos entender cuál es la pregunta para que el diseño genere ciertas condiciones para hacer uso eficiente de los recursos del espacio y generar valor. El otro es el campo de proyectos de ciudad, no de urbanismo, no de planificación, sino de ciudad. Porque somos finalmente arquitectos, no urbanistas. Tuvimos el proyecto de reconstrucción del terremoto que nos dejó varias enseñanzas, luego el de renovación urbana en Calama y ahora estamos trabajando un proyecto denominado “Somos Choapa” para una compañía minera y vienen muchos proyectos de esa escala. Eventualmente el Perú va a tener proyectos de esta naturaleza también, porque hay comunidades que esperan que la ciudad les mejore la calidad de vida.
¿Cuáles son los otros campos? El tercero son los edificios. El cuarto ámbito, que nos está llegando cada vez más, es una cuestión «rara», cuestiones relacionadas a ciencias o nuevas tecnologías, a dimensiones políticas; donde nuestro principal activo es la ignorancia. No saber de qué se trata y hacer las preguntas tontas que la gente, que eventualmente dirige, no hará. Hay una cantidad de gente que nos llega con preguntas que ni siquiera sabemos que profesional la tiene que contestar. Es un ámbito que ha empezado a aparecer con más fuerza y que me entusiasma porque no sabemos de lo que se trata. Y nosotros creemos que somos muy conscientes que nuestro privilegio es poder estar siempre en la parte empinada de la curva de aprendizaje, saber poco en aquello en lo que nos vamos a meter.
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