“El Retablo” es la propuesta ganadora del II Concurso Semilla, organizado por el colectivo MURU, y que apunta a intervenir el Mercado Municipal Playa Grau, ubicado en la ciudad de Ayacucho. Los arquitectos Lucía Uribe Osores y Santiago Raúl Nieto Valladares afirman que su “propuesta al igual que un retablo, se abre al exterior para permitir mostrar al peatón las escenas de intercambio, el comercio, el encuentro y la vida dentro del mercado”.
El Jurado valora que “el proyecto plantee un gran zócalo como soporte del mercado, de forma irregular y adaptándose a la topografía. Esto permite que se generen algunas dilataciones a lo largo de la calle Nueva, así como terrazas en la parte superior de fácil acceso, poniendo en valor el contexto urbano y la relación con el espacio interior del Monasterio de Santa Clara. Por otro lado, al interior los puestos se organizan sobre una trama regular clara, desarrollando espacios verticales cualitativos asegurando una ventilación e iluminación natural, respondiendo adecuadamente a los criterios de sostenibilidad requeridos. Finalmente, la propuesta propone usos adicionales que representan un verdadero valor agregado”.
CONCEPTO
Lo contemporáneo vs lo clásico: El proyecto se desarrolla en el centro histórico de la ciudad, a media cuadra del Monasterio de Santa Clara por lo que está en su mayoría rodeado de arquitectura con carácter histórico. El proyecto propone una intervención desde lo contemporáneo respetando las raíces clásicas de la arquitectura ayacuchana de los arcos y balcones buscando encontrar el equilibrio entre la renovación de la zona y la preservación de la cultura.
El Retablo: el arte como identidad ayacuchana: El retablo es una de las manifestaciones culturales más representativas del arte ayacuchano, en su interior se representan en escenas, las actividades, rutinas y costumbres propias de su cultura. La arquitectura metafóricamente funciona de la misma manera, guarda en su interior las manifestaciones culturales y actividades de la gente que la ocupa. La propuesta se abre al exterior para permitir mostrar al peatón las escenas de intercambio, el comercio, el encuentro y la vida dentro del mercado.
Espacio público para el centro histórico: El estudio de los flujos peatonales de la zona rebela que hay una importante cantidad de gente que transita por los alrededores del mercado. Es una zona de alto tránsito, sin embargo, no existen espacios públicos que permitan que la calle sea un lugar de encuentro y de estadía adecuado.
El mercado, además de instituirse como un hito comercial de la ciudad debe, al otorgarle espacio público a la ciudad, instituirse como un hito social entre la población. El mercado propone espacios públicos de calidad que lo constituyen como lugar de encuentro, dejando de ser solo un lugar de paso y de comercio para contener y albergar actividades de encuentro social como la característica tertulia ayacuchana que aún se conserva en su población.
El mercado como lugar de vida para los comerciantes: Es importante comprender que el mercado, además de ser el medio de subsistencia de los comerciantes que lo ocupan es el lugar en el que se desenvuelven muchos aspectos de su vida. Las familias mismas de los comerciantes crecen en sus instalaciones, comparten y pasan gran parte de sus jornadas alrededor del negocio. En este sentido, el mercado debe ser un espacio de calidad arquitectónica, seguro y capaz de albergar otras actividades en su interior. Incluso temas tan importantes como la reducción de la brecha de género pueden ser albergados desde la arquitectura. El mercado propone que en sus instalaciones se tenga un ambiente exclusivamente diseñado como lactario y como guardería.
Toma de partido volumétrica del proyecto: El proyecto se organiza en dos grandes volúmenes que se abren respectivamente a dos plazas que siguen la pendiente natural del terreno para que el peatón en su transitar habitual por la calle nueva se sienta bienvenido a utilizar las plazas y espacios públicos del mercado dentro de su recorrido.
SOSTENIBILIDAD
El Retablo también destaca por su propuesta sostenible que parte de conocer que el centro histórico de la ciudad no tiene una gran cantidad de espacios públicos que respondan al flujo peatonal que se ha identificado. Por ese motivo, el proyecto busca integrarse a su entorno cediéndole terreno para la configuración de un nuevo espacio urbano.
Además, utiliza elementos de sombra y de control solar externo. Todos los espacios de reposo y estadía dentro de las plazas que le otorga el proyecto a la ciudad están protegidos del sol por el uso de vegetación.
El ahorro y aprovechamiento del agua no es ajena en este proyecto que propone un Sistema de recolección de lluvias. El Retablo permite recolectar el agua de lluvia a través de sus dos grandes techos a dos aguas. El agua de la recolección pasará por un filtro para luego ser almacenada en el último sótano del proyecto junto con las cisternas de agua y agua contra incendios. Esta agua luego será distribuida para el uso de las instalaciones.
También distribuye a lo largo del mercado bebederos que surtirán de agua potable a los visitantes y a los comerciantes que ocupan el mercado.
En cuanto al suministro de energía, El Retablo propone Paneles solares fotovoltaicos. En los techos de los dos grandes volúmenes encontramos una superficie cubierta de paneles solares. El sistema podría acumular hasta 68.4 kW con paneles estándar de 270 w y se utilizarían para el sistema de alumbrado de los espacios públicos, las luces generales de seguridad que se encenderán en la noche cuando el mercado este vacío y los espacios como baños, vestidores y el sótano.
A lo referente a calidad ambiental, el proyecto tiene una iluminación eficaz ya que está estratégicamente cerrado hacia el este -oeste para proteger el interior del mercado del asoleamiento mientras que hacia el sur el proyecto se abre para dejar entrar la luz y el viento al mercado. Los grandes ventanales permiten iluminar naturalmente todos los niveles de comercio.
El programa del proyecto está organizado de tal manera que las dobles alturas y los patios que se encuentran a lo largo del volumen permitan una correcta ventilación y eliminación del aire caliente del interior. Además, la fachada con elementos verticales hacia el sur que bloquean al sol evitando el asoleamiento del interior permiten que la temperatura interior se mantenga fresca para la comodidad del vendedor y el comprador. En esta misma fachada las ventanas pueden cerrarse o abrirse dependiendo de la época del año o el momento del día.
Un aporte importante es el control de contaminación. En los puestos de venta de comida la extracción del aire de las cocinas esta correctamente garantizada, buscando que los olores no se desplacen a otras zonas de la propuesta. De igual forma estos puestos se encuentran en el último piso de los volúmenes por lo cual son los más ventilados de todos.
En el proyecto se propone incluir materias primas como la madera en las grandes fachadas del proyecto, madera que cumpla con el certificado FSC y que haya sido tratada. Por otro lado, el proyecto integra materiales reciclados dentro de su construcción al incluir muros que se constituyen a partir del reciclaje de botellas de vidrio y de plástico.
COMUNIDAD
Los espacios públicos propuestos buscan que la comunidad utilice el mercado como un espacio de reunión y de encuentro en el cual el comercio no sea la única actividad a desarrollarse
Por otro lado, el proyecto está pensado para ser utilizado por personas con alguna discapacidad física o capacidades cognitivas distintas. Los dos primeros niveles de acceso inmediato tienen rampas y el proyecto tiene ascensores para poder acceder sin dificultades a los niveles 3 y 4. Por otro lado, la señalética dentro del proyecto y los distintos colores que tienen los puestos según el producto que se venda favorece el entendimiento del funcionamiento del mercado.
Los proyectistas entienden que la mejor manera de conseguir que una comunidad o un grupo humano busque cuidar, preservar y conservar cualquier bien inmueble es si se identifican o lo sienten realmente suyo. Su idea es permitir que los artistas locales participen de la imagen del proyecto en la intervención de la fachada y de los puestos de venta que hemos propuesto para darle una identidad real y auténtica al mercado.
Finalmente, los diseñadores destacan que el retablo no es solo una obra de arte tradicional sino es también una de las tantas manifestaciones culturales propias de la identidad ayacuchana. Por otro lado, la idea de la dualidad entre lo contemporáneo y la arquitectura clásica e histórica ayacuchana es un elemento rector de la imagen final del proyecto.
HACIA LA CONSTRUCCIÓN
El objetivo del concurso, organizado por MURU (vocablo quechua que significa semilla) es invitar a arquitectos y estudiantes de arquitectura a proponer soluciones a los problemas de infraestructura pública existentes en distintas ciudades del país, desde una nueva perspectiva: el reconocimiento de la existencia del Sistema Nacional de Inversión Pública -Invierte.pe-, y su importancia como ecosistema económico-legal en el que se desarrolla cualquier iniciativa de este tipo en el Perú.
Este ambicioso objetivo, se resume en la estrategia clara de insertar la propuesta ganadora en el sistema nacional de inversión pública indica El arquitecto Juan Carlos Rioja, director de MURU.
Para lograrlo, MURU usa una ficha de criterios de sostenibilidad arquitectónica para cuantificar los beneficios obtenidos del uso de las mismas, de manera que se obtenga la rentabilidad social positiva que el Estado exige demostrar para la viabilizarían de la propuesta. “Para insertar las propuestas ganadoras en el Sistema de Inversión Pública se requiere establecer ciertos criterios fundamentales: la preinversión, que es la etapa que da inicio al ciclo del proyecto dentro del Estado. “Es la etapa en la que insertaremos el anteproyecto ganador. MURU agregará el perfil de inversión necesario para ello”, comenta.
El otro criterio es la inversión, etapa del ciclo en la que el Gobierno local coloca a concurso público la ejecución del expediente técnico y posterior ejecución del proyecto. ¿Cómo lograrlo? “Para ello, usaremos como insumo el anteproyecto ganador del concurso”, afirma.
Es decir, “MURU le da forma al anteproyecto resultado del concurso y lo hacemos parte de un perfil de inversión pública que el Estado y municipalidades sí puedan consumir. La municipalidad no está comprando un anteproyecto de arquitectura sino un perfil de inversión pública, al que ya podría asignársele un código SNIP y seguir con los procedimientos”, puntualiza.
