Ubicado en la Reserva Nacional de Paracas, el Museo de Sitio Julio C Tello expresa equilibrio entre la conservación del patrimonio expuesto y su divulgación al público. Para los proyectistas, un museo de sitio, como el de Paracas, adquirió el reto suplementario de tener que integrarse al paisaje que fue cuna de dicha cultura y que hoy es parte de la más importante reserva biológica y paisajista del desierto costeño peruano.
El museo se implanta prácticamente sobre las ruinas de lo que fue su predecesor, un local que quedó inhabitable tras el terremoto ocurrido en Pisco en el año 2007. Retoma de él su geometría rectangular y su compacidad.
El museo está construido enteramente con cemento puzolánico de aspecto rojizo, resistente al salitre del suelo árido. Así, el concreto expuesto y el cemento pulido que constituyen su materialidad adquieren un color rojo que se mimetiza con el entorno. La edificación se levanta prácticamente sobre las ruinas de lo que fue su predecesor.
Planta 1. 1 Vestíbulo cubierto. 2 Circulación exterior. 3 Inicio del recorrido. 4 Sala de Exposición. 5 Espacio de transición. 6 Final del recorrido. 7 Boletería / Control. 8 Boutique. 9 Sala de uso múltiple. 10 Taller. 11 Reserva museográfica. 12 Laboratorio arqueológico. 13 Vestuario de personal. 14 Dormitorio de personal. 15 Ingreso secundario. 16 Baños
Planta 2. 1 Vacío sobre sala. 2 Dispositivo de control ambiental. 3 Vacío. 4 Disposición iluminación cenital. 5 Acceso para mantenimiento
Una grieta o falla irrumpe en este volumen, separando las funciones de divulgación del museo como los talleres, sala de reuniones y servicios, sala de exhibición y depósitos para la conservación del patrimonio arqueológico. El acceso a los distintos ambientes que constituyen el museo se realiza por estas “fallas”, espacios abiertos que enmarcan el cielo y el vasto paisaje desértico.
La estructura espacial de las salas de exhibición es una hibridación aparentemente contradictoria, nos dicen los proyectistas, entre la espacialidad laberíntica y el recorrido en espiral usada por los antiguos peruanos y la espacialidad contemporánea, fluida y transparente. Las exigencias ambientales del desierto de Paracas y las exigencias museográficas de la colección son resueltas gracias a un “dispositivo de corrección ambiental” que define el partido arquitectónico y museográfico.
El dispositivo está compuesto de una farola corrida, bajo la cual se encuentran los espacios de transición entre las salas de exhibición, o espacios de circulación, según las necesidades y su posición en el proyecto. Este dispositivo permite controlar la luz natural, la luz artificial, la ventilación natural y la refrigeración de los distintos ambientes. Su geometría reinterpreta la serie y el desfase característico de los tejidos Paracas, que fueron sus expresiones tecnológicas y artísticas más resaltantes.
El concreto expuesto y el cemento pulido que constituyen su materialidad adquieren un color rojo se mimetiza con los cerros vecinos, sin necesidad de aditivos o colorantes.
La pátina dejada por los constructores en el cemento pulido que envuelve las salas de exhibición confiere al museo un aspecto cerámico que se asemeja al acabado de los ceramios precolombinos que se exhiben en su interior.
Los materiales usados principalmente son el concreto expuesto, revoque en cemento pulido (paredes exteriores), revoque y pintura (paredes interiores), cristales templados con carpintería de aluminio, pisos en cemento pulido.
Elevación Norte y elevación Sur.
MUSEO – PREMIO ARQUITECTA DEL AÑO
Recientemente, la socia fundadora de Barclay & Crouse, Sandra Barclay, fue escogida como Arquitecta del Año, un premio otorgado por The Architectural Review y The Architects Journal, en reconocimiento a su trabajo en este museo.
El jurado falló diciendo que el museo está diseñado para trabajar y resistir las difíciles condiciones naturales de su entorno. “Conscientes de la falta de control en el lugar y de los recursos limitados, los arquitectos respondieron a la falta de contexto con un diseño robusto y simple, pero potente, e incluso su imperfección hecha por el hombre agrega valor al edificio”. Así, los jueces elogiaron el trabajo de Barclay en el museo, “por su simplicidad y fortaleza en un contexto desafiante”.
Autores del proyecto: Sandra Barclay y Jean Pierre Crousse. Asistentes: Rodrigo Apolaya. Ingeniería Estructural: Ing. Antonio Blanco. Cliente: Agencia Española para la Cooperación Internacional (AECID), Ministerio de Cultura. Contratista: Consorcio Paracas. Área Techada: 1,220 m2. Fotógrafos: Cristóbal Palma, Erieta Attali, Jean Pierre Crousse. Premios: Sandra Barclay, Arquitecta del año 2018 por el Museo Paracas, Women in Architecture Awards, Architectural Review, Londres. Proyecto Nominado al Mies Crown Hall Americas Prize, Chicago 2018. Premio al Diseño Arquitectónico – XX Bienal Panamericana de Quito BAQ 2016. Primer Premio categoría Cultura – XII Bienal de Arquitectura del Perú, 2012.