Luego del incendio que dañó gravemente la histórica catedral de Notre Dame en Francia el 15 de abril, el estudio Vincent Callebaut Architectures dio a conocer las primeras imágenes del proyecto con el que le rinde homenaje al monumento religioso, añadiéndole elementos de ecología a través de la biomímesis.
Notre Dame fue casi destruida por un gran incendio el pasado 15 de abril.
“Palingenesia”, como se denomina la obra, es una palabra griega “palin” que se traduce como renacimiento o regeneración. Propone una integración natural entre la cubierta y la aguja, como si se tratara de un solo trazo. Posee cuatro hastiales y mantiene la geometría original del ático de 10 m de altura, con techos inclinados a 55 grados que se extienden gradualmente, formando la aguja vertical.
La estructura fue construida con vigas de madera laminada transversalmente. Además, se instaló un bastidor de roble con el que se busca emplear cantidades mínimas de material, para asegurar una huella de carbono reducida, ofreciendo a la vez permeabilidad y transparencia hacia la catedral.
La aguja de la estructura tendrá la icónica escultura de gallo, que fue localizada entre los escombros de Notre Dame. Esa será la coronación final del proyecto, denominada por sus autores como un “pararrayos espiritual” y “protector de los fieles”.
En el esquema de Callebaut, la idea central es convertir a Notre-Dame en un edificio de energía positiva, buscando producir más energía de la que la propia Catedral consumirá. A través de la solidaridad energética con el cuerpo del monumento histórico, el nuevo injerto de vitral gótico tridimensional y contemporáneo propuesto generará la energía, el calor y la ventilación pasiva del proyecto.
El marco de madera estará recubierto de cristal tridimensional subdividido en elementos facetados en forma de diamante. Compuesto por una capa orgánica activa, este cóctel de carbono, hidrógeno, nitrógeno y oxígeno absorberá la luz y la transformará en energía. Esta, almacenada dentro de celdas de combustible de hidrógeno, será redistribuida directamente a través de la catedral.
La cubierta que conforma la aguja, en el ático de la catedral, también proporcionará un espacio de amortiguación térmica. Esta acumulará aire caliente en invierno, optimizando la aislación térmica de la catedral, y brindará aire fresco a través de la evapotranspiración de las plantas albergadas, propiciando la ventilación en verano. Así, la catedral se convertiría en una estructura ejemplar de ingeniería ecológica y la Iglesia en una verdadera pionera en la resiliencia ambiental.
“La nueva arquitectura de la aguja, como un velo alzado desde la piedra angular del cruce del transepto, evocará el renacimiento, pero también el misterio de la catedral y la resurrección de Cristo. Bajo este sudario, emergerá la vida y la renovación. Notre Dame volverá a deslumbrar al mundo y a la vez amplificará su mensaje universal de paz y aspiración espiritual”, señalan los arquitectos.
Esta es una de las tantas propuestas arquitectónicas que esperan devolver a Notre Dame su espíritu religioso sin perder su esencia.
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