Por: Jorge Alberto Zapata. Gerente general, La Muralla Inversiones Inmobiliarias.
La frase ha sido atribuida a Albert Einstein, aunque una reciente publicación del diario español El País descarta la posibilidad de autoría por parte del reconocido científico. En fin, lo relevante es el contenido de la misma y creo que describe acertadamente al modelo del programa Arranca Perú que en días pasados ha lanzado el gobierno.
No cabe duda que la reactivación económica debe venir acompañada de un esfuerzo importante de inversión en obras de construcción, sin embargo, vemos que el programa coloca todas las balas en proyectos de inversión pública, cuando es conocida la poca eficacia que tiene el sector público en materializar sus proyectos, es decir en llevarlos a cabo y culminarlos en los tiempos programados. La suscripción del convenio Gobierno a Gobierno con el Reino Unido para la reconstrucción del norte, la cual entrega la responsabilidad de las contrataciones a este país, si bien es una alternativa para destrabar lo que antes avanzó a paso de tortuga, no deja de ser un reconocimiento del fracaso del Estado Peruano en la gestión de obras públicas; por dar un ejemplo.
En efecto, mientras un proyecto de inversión pública tarda varios años desde su concepción y diseño hasta su culminación y entrega, si es que no queda paralizado a mitad de camino, lo cual es frecuente, los proyectos privados reducen ese tiempo a la tercera parte en promedio. Ahora bien, siendo lo aseverado contundentemente cierto, por qué el gobierno se niega a asumir esta realidad y se resiste a dejar de hacer lo mismo que ha hecho siempre. ¿Será como dice la frase, por pura locura? Pues pareciera que sí. Sin duda la influencia de grupos organizados cuya barrera ideológica les impide reconocer algún mérito en la empresa privada y aplaudir la creciente intervención del estado en gestiones que ha demostrado no hacer bien, es una razón, pero no deja de ser una razón delirante. Y peor aún si la resistencia al cambio viene de voces al interior del mismo gobierno.
Desde el sector inmobiliario hemos hecho llegar un número importante de propuestas al gobierno. Me centraré en tres:
1. Línea de crédito a canalizarse a través del Fondo Mivivienda para que los proyectos se activen y alcancen velocidades de producción rápidamente; asimismo, con esa línea el promotor puede dar crédito a las familias para que estas no posterguen su compra.
2. Ampliación en la cobertura de garantía a las familias que adquieren su vivienda con crédito hipotecario; esto puede funcionar de forma análoga a Reactiva Perú, el banco presta contra una garantía del Estado por el 90 % del crédito y con periodo de gracia de 12 meses, la diferencia radica en que sería un estímulo otorgado directamente a la demanda; con lo cual las familias pueden adquirir su vivienda ahora, con la certeza que en unos meses su situación económica mejorará.
3. Ampliación de horarios de construcción a fin de que las obras puedan producir más, puedan culminarse más rápido y lo más importante puedan dar empleo a más trabajadores. Como se puede observar estas propuestas no ocasionan gasto inmediato al gobierno, en el caso de la tercera ninguno; y en el caso de las dos primeras, el gobierno actúa como garante otorgando coberturas a los bancos en caso de incumplimiento del deudor, es decir, la misma fórmula que la empleada en Reactiva Perú.
El sector inmobiliario cuenta con una capacidad instalada que no está siendo suficientemente aprovechada, esta capacidad podría hacer que su producción se incremente rápidamente, jalando con ello los niveles de empleo. Creemos que con estas medidas es posible buscar igualar este año el récord alcanzado en el 2019 en entrega de viviendas, para luego en el 2021 dar un salto significativo.
De esta forma el sector inmobiliario podría contribuir con US$ 5,000 MM al PBI durante este año y con US$ 7,000 MM el 2021, es decir, con el 2.5 % y 3.2% del PBI respectivamente cada año. Con ello se pueden reactivar 550,000 empleos este año y 250,000 adicionales el próximo. En conclusión, para poder dinamizar la producción nacional, mejorando con ello el empleo y el bienestar de la ciudadanía, hay que cambiar los planes y convencernos de que: la coherencia está en hacer las cosas de forma diferente si queremos esperar resultados distintos.
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